domingo, septiembre 10, 2006

Angelitos...

Mañana va a ser un lunes diferente, con menos agobios que el anterior, eso sin duda. Voy a recuperar esa cosa extravagante llamada "tiempo libre", e incluso, qué sé yo, igual me corto el pelo o voy al gimnasio. Así lo afronto. Soy un tipo audaz.

Aunque si tengo que ser sincero, lo principal, lo mejor de este lunes, es que vuelve el colegio. Niños, a estudiar. Adolescentes (todavía no revenidos) a las aulas. Venga, sin rechistar. Vamos a jodernos todos, que ya era hora.

Qué felicidad.

En fin, bromas a parte, recuerdo los sentimientos confrontados que se generaban en un domingo como el de hoy. Por un lado el horror de los madrugones y las obligaciones. Por otro, una íntima satisfacción masoquista. ¿Soy yo el único rarito?

Para celebrar este momento crucial del año me atrevo con un nuevo top.com8, y compongo este ranking revival en el que recuerdo las grandes rutinas u objetos relacionados con el cole (reales, mitológicos o cotidianos)

8
Colonia chispas
Fue nuestro primer hit publicitario, nuestra primera máscara social. ¿A quién le importaba realmente oler bien hasta entonces?

7
Goma Nata de Milan
Toxicidad sabrosa, de aroma suave. Incluso recuerdo que a veces servía para borrar.

6
Rotuladores Carioca (caja de 36 colores)
Caleidoscopio cromático que nos permitió las más avanzadas creaciones. Aprendimos que había colores que no tenían nombre (por mucho que el sistema educativo sintiera que ese tema estaba zanjado desde Barrio Sésamo).

5
Estuche Pelikan
Pequeña fortaleza llena de gadgets innecesarios. Esquinas puntiagudas y dureza que le hacían propicio como arma descalabrante.

4
Dibujos animados de por la mañana
Lo único que consiguió hacernos superar los madrugones sin perder la ilusión de vivir.

3
Cartera Perona con contraseña
Otro bombazo. Colores estupendos, costuras fuertes, muy del gusto de una madre. Con el cierre cifrado por aquellas ruedas numeradas. Perfecta para guardar documentos ultrasecretos (creo que la CIA todavía las utiliza)

2
Boli de 10 colores
El bolígrafo definitivo. Creaba distrofias en los dedos, pero las compensaba con esos colores extraños y ese olorcillo afrutado que colocaba un poco.
Su forma ha originado múltiples leyendas, aunque es sabida su amplia aceptación entre el público femenino.

1
Los caramelos con droga
Fuera cierta o no, esta afirmación y este regalo envenenado colonizaron nuestro subconsciente. Desde entonces sabemos que había un método maligno que consistía en invitar a caramelos, para luego, cuando quisiéramos más, tener que pagarlos a precio de droga. Esa lección nos sirvió a los niños buenos para estar atentos ante el peligro, y a los malos les abrió los ojos a las novedosas técnicas delictivas.


Evidentemente, si un niño de hoy en día leyera esto pensaría que soy idiota. Bien, yo le diría: ¡Tú más! Hala. En mi culo rebota y en el tuyo explota.
Creo que estoy madurando.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué tiempos...
Y cómo han ido evolucionando. En cambio hay cosas que nunca cambian: mañana habrá cientos de angelitos entusiasmados con su primer día de cole, y así el próximo septiembre, y el siguiente, y el siguiente... Pobres ilusos, no saben lo que les espera.

Serjuzu dijo...

Y acordaros de la variante del caramelo con droga:

La calcamonia con droga.

Esa especie de tripi que colocabs en tu piel y te hacia flipar. Que peligros había en los 80

Anouk dijo...

Pues a mi me encantaban esas plantillas del mapa de España;una con los rios, otra con montañas, otra con capitales... nunca tuve muy clara su finalidad pedagógica, pero me encantaba hacer mapitas sin cesar bordeando la plantilla.
Y el TOP Cole: el olor de los libros nuevecitos (si, ¿que pasa?, soy la mayor y yo estrenaba :))

Anónimo dijo...

Ahhhhhhhhh (Grito de terror)
Es que nunca vamos a poder olvidarnos de esa pesadilla? Yo odiaba ese primer día de colegio.
Bueno ese en especial, porque los otros 200 dias tampoco es que me entusiasmaran.

HombreRevenido dijo...

Anay, menos mal que hay cosas que no cambian. Ahora tendrán que afrontar el segundo día, jaja, y comprender que se acabaron los días felices de la guardería.

Sergio, la calcamonía con droga, la calcamonía cancerígena. Si es que nos empujaron hacia el tatuaje sin darse cuenta.

El Caracolico, yo también estrenaba libros. Se me ha olvidado el forro de los libros, todo un clásico también.
Me acuerdo de esos mapas, y también de esas reglas con plantilla para dibujos, letras, etc. que mayormente no servían para nada.

Animons, yo siempre odié madrugar para ir al colegio. Nunca he sabido si ese odio contagiaba lo demás, o el cole también apestaba.
Siento haberte recordado ese trauma infantil.

Anónimo dijo...

Yo me empezaba a poner mala cuando veía el anuncio de la vuelta al cole del corte inglés, todavía me dan taquicardias cuando lo veo. Y ese olor de colonia de niños en el patio recién llegabas, no lo tapaba ni el olor de “aeronflix” o lo que fuera, claro como yo heredaba los libros….

HombreRevenido dijo...

Laurel, veo que como el perro de Paulov (a quien tampoco le gustaba el colegio) reaccionabas a los estímulos previos. ¿No empezabas a sospechar algo cuando acababa "Verano Azul"?

Anónimo dijo...

Empezaba a enfermar allá por el 20 de agosto, sobre todo cuando resultaba que el final de mes ya parecía otoño y a última hora te congelabas en el parque...También es cierto que verano azul con ese final de muerte y destrucción no auguraba nada bueno...

Anónimo dijo...

grrr...aunque básicamente es lo mismo...como se me nota la edad...la colonia chispas la llevaban mis primos pequeños...a mi me caia esa de botellón de litro de lavanda... o aún peor...la que daban en la caja de ahorro y monte de piedad de aragón y la rioja...los cariocas...eran las plastidecor a partir de quinto y con anterioridad las alpino...las carteras perona estaban todavía por inventar y nadie se paraba a pensar en posibles malformaciones de espalda por el peso de la bolsa (era una bolsa de deporte que se convertía en mochila pasando los brazos por las asas y sistemáticamente te golpeaba el culo con el canto del libro al andar)...y al boli de 10 colores...solo le daba para cuatro y siempre se atascaba...

HombreRevenido dijo...

Te comprendo, Laurel. Hay que ser fuerte.

Bio, el boli de 10 colores también se atascaba, la mochila también nos destrozó la espalada, también tuve plastidecor y la colonia Chispas estaba al nivel de las peores. Tienes razón en que básicamente era lo mismo, pero no en que se te note la edad.

Peibols dijo...

Lo he leido tarde :-(

Yo la caja de los "retuladores" Carioca (y los lápices de madera Alpino) los ponia siempre por orden cromático, haciendo arcoirisi (apuntando maneras??).

En los Salesianos (siempre ha habido clases) en la puerta nos regalaban cromos para engancharnos.

De mi hermano heredé algun que otro libro (pocos) y en mi casa era una odisea forrarlos, suerte que mi hermana era muy hablidosa en esos menesteres.

Y te has olvidado de los chandal de Meyba (los de clase alta tiraban ya de Jorri)

HombreRevenido dijo...

Uff, Peibols, los chándales y las zapatillas con velcro, los recuerdo muy bien.
En mi colegio también regalaban cromos. Cuando venían los señores de los cromos (¿con droga?) era todo un acontecimiento.

Anónimo dijo...

¡¡Vivan las gomas de nata Milán!!