sábado, octubre 07, 2006

¡Ya!

Ayer concluyó la semana más agotadora y estresante de mi puta vida.
Final feliz (menos mal, porque si no hubiera matado a alguien, tipo psicokiller de instituto americano).

Conclusiones de la semana:
Mala: Soy un pringao.
Buena: Mi umbral de sufrimiento (y sueño) ha aumentado.
Mala: Siempre puede ser peor.
Buena: Empecé a jugar al badminton, deporte al que pienso darle una oportunidad.
Mala: El otoño.
Buena: Volví a ver al Peñas, en nostálgico ademán. Aunque perdieran de 20, este año pienso hacerme socio.
Mala: Mi vida social ha sido nula.
Buena: Mis compañeros de trabajo me ayudan mucho. Aunque sean primates, australopitecus, auténticos hombres de las tabernas.
Mala: Dormir solo.
Buena: La semana que viene será mejor, sin duda.
Mala: Los desfiles militares en días laborables son un disparate que molesta a las personas honradas que trabajan (e incluso a mí también).
Buena: Estoy escribiendo de nuevo, con toda la tarde por delante (ah, el ocio era esto).

Por el influjo lunar y por la tensión acumulada me lancé a las calles de la ciudad. Noche agradable, lunáticos y lunáticas en pose rumbera, el tintineo de los cubitos de los cubatas del Cubitos (intentad decirlo muy rápido).
Brindé con la Empanadilla por mi vuelta a la vida, abracé a Peibols con el alborozo futbolístico del gol, nos dijimos cosas sucias al oído, se metió con mi ropa, fingí que no me importaba. La gente enfervorizada y yo cada minuto más cansado, pero feliz de volver a sentirme un ser humano. Y orgulloso, por qué no decirlo, del trabajo realizado.

Algunas preguntas:
- ¿Por qué ese alicate de Lorés sacó a Nacho Biota sólo 10 minutos?
- ¿Por qué, lo quiera o no, esté cansado, descansado, cachondo o manso, siempre acabo a las 5 de la mañana? (como bien dice Peibols, que a pesar de ser listo es sabio)
- ¿Por qué a las palmeras de chocolate les ponen chocolate sólo por una cara?

Algún día hablaré de la luna llena. Y también de cómo se puede estar cerca y lejos al mismo tiempo. Por cierto, ayer el blog cumplía 4 meses (qué mayooooorrrr)

2 comentarios:

Peibols dijo...

Cierto es que me dijiste no-sé-qué de una empanadilla pero no te entendí yo.

Y si me meto con tu ropa es porque me encantaría quitartela a mordiscos, no por nada más ;-)

Te dije cosas sucias al oido... juer, cada vez bebo peor...

Y llegué a las 6 porque hice trampa y nos quedamos a puerta cerrada, que si no...

HombreRevenido dijo...

Peibols, nos dijimos cosas sucias al oído, ya sabes: vulva, escroto, y esas palabras de chimpancé callejero.