miércoles, noviembre 08, 2006

El Traje del Rey



Una cosa es lo que diga el cuento, y otra lo que pasó de verdad. Antes de que empezara toda la historia del traje, qué queréis que os diga, el Rey era el mismo déspota imbécil y sin argumentos, que es lo mismo que decir cruel. Así se sucedían sus caprichosos decretos, desde sus "ahora que se vayan los judios", "ahora los moriscos", hasta la cárcel de la moral para vagos, maleantes, librepensadores, gomorritas, ateos, pelirrojos, etc.
A nadie sorprendió por tanto el episodio que aconteció después. El sastre manipulador (vago, maleante y librepensador encorsetado, gomorrita armarizado, ateo comulgante y pelirrojo teñido, para más inri) le vendió al monarca la idea de un traje que despertara admiración. Lo tejió, o simuló tejerlo, con esmero. Y llegado el día, cuando hizo esperar lo suficiente a Su Bobalicona Majestad, le enseñó el traje más fastuoso hecho en toda la historia de las historias, cosido enteramente con el oro entregado, engarzado de piedras preciosas. Aunque el traje tenía una particularidad, tan refulgente era, tan contrario a las leyes naturales de la fascinación, que los tontos no podían verlo.
Al Rey se le quedó cara de sota de bastos y ojos de 2 de oros al comprobar que él no lo veía, pero disimuló, para eso era la máxima autoridad (aunque, como ya sospechaba, sus méritos fueran escasos y su inteligencia limitada). Los demás miembros de la corte, advertidos de la condición de tan reales tejidos, también admiraron sus múltiples matices (tantos como individuos). Así que al Rey no le quedó más remedio que acomodarse. Si los demás podían verlo le bastaba; además, era un tejido tan ligero y tan cómodo... ideal de la muerte para el verano en ciernes.

Paseaba la carroza de Su Despelotada Majestad por las calles, congregada la plebe sólo para ver desfilar bajo palio el nuevo vestido mágico. Primero estupor en los ojos de los presentes, luego miedo, luego autocensura, y en cuanto un descerebrado se arrancaba con vítores y alabanzas, los demás le seguían. El Rey no podía estar más orgulloso, por fin una estampa imperial, un traje a la medida de su linaje.

Como afirma el cuento, fue una niña, subida a los hombros de su padre, quien interrumpió con su candidez la patochada. "Pero si no lleva nada", afirmó. Los demás se reconocieron en la inocencia de la niña (tonta, a fin de cuentas). Carraspearon nerviosos. "Ay, que niñita más salada", dijeron algunos. Si hubieran podido verse por dentro, qué ganas tenían, todos y cada uno, de rebelarse, de alzar la voz y decir: "yo tampoco lo veo claro".
Cuando la niña insistió en la evidencia, ya nadie podía quedar indiferente. La multitud, indignada, linchó a la niña disidente, y a su padre también, que parecía quejarse. Todo volvió a la normalidad. Y el Rey, que era más tonto que los demás (lo que no dejaba de tener mucho mérito) y sus adláteres, disfrutaron de un poder mayor, incluso, que el que tenían antes del venturoso episodio del traje.

8 comentarios:

Peibols dijo...

Estos cuentos siempre me han gustado mucho. Los que no acaban bien.

Leí hace poco que desde que en Inglaterra, con la fiebre de la imprenta, se empezaron a imprimir libros para niños, han sido de los más exitosos. Influye también las ilustraciones que se hacían para este cometido.

Y se escribe goMorrita!

HombreRevenido dijo...

Las ilustraciones de los cuentos de niños, es un gran tema, Peibols. Todo un filón para la creatividad.

Y ya he cambiado la palabra. ¿En qué estaría yo pensando?

Peibols dijo...

Estabas pensando en el país de las Gonas, esas pécoras que os llevan a los hombres heteroconvencidos y heteropracticantes a sitios más allá de las lunas de Orión...

Valientes cerdas...

HombreRevenido dijo...

¿Dónde dices que está ese país?

No, simplemente ha sido un error orto-gráfico

Anónimo dijo...

¿Ortográfico? Y un jamón de Teruel. Has puesto lo que has puesto porque metido en el campo temático de hacer la caidita de Roma, lo mismo escribimos "gonorrita" (de la gonorrea, enfermedad de transmisión por contacto con tacto) que lo que haga falta y de paso nos abrimos otra ventana con algunas imágenes y luego aaaaaaah

HombreRevenido dijo...

Orto - gráfico, escrito con el orto.

Las ventanas se abren solas, todas esas imágenes se las estoy guardando a un amigo...
Respecto a la gonorrea, sólo una cosa, niñas, niños, usad condón, y cada vez uno diferente. Hacedme caso, aunque sólo sea en esto.

Anónimo dijo...

¿Y orto-pédico es lo que me imagino?

HombreRevenido dijo...

Anónimo/a, me temo que sí. Ya lo sabes.