domingo, mayo 13, 2007

Fronteras


Aleister Crowley, en su libro "Yoga", escribe sabiamente una frase que resume plenamente el propósito de la Academia de Chimpancés: "El 90 o 95 por ciento de estas palabras son desviaciones de una mente trastornada, el resto son oro puro".

Porque el resto son ecos de la belleza abstracta del concepto. Y con eso basta para una semana temática o un lustro temático. Y ahora que ya me he quitado méritos (no me lo agradezcáis a mí, agradecédselo al divino orgasmo), voy a poner la última pieza del rompebragas, perdón, rompecabezas.
Empezaré divagando, porque no sé exactamente a dónde quiero llegar a parar. Ayudadme. ¿Qué persiguen nuestros actos, desde el más inconsciente al estirarnos por la mañana al más solemne cuando vamos al baño antes de dormir? Intentemos descubrirlo. Fijemos nuestra atención en cada una de las sensaciones. Puede distinguirse en toda sensación un objeto, un sujeto sensible y un recóndito personaje al mando de las operaciones, el “yo”. El “yo”, por lo tanto, no podría ser objeto inmediato de conocimiento, porque el sujeto conocedor se convertiría en objeto de conocimiento de otro sujeto conocedor. Es como el cetro de aquel rey, que cada coronación se partía por la mitad; menguaba, pero era infinito. La multiplicación o la división ontológica refleja un problema recurrente del razonamiento. Tras la chapa pregunto: ¿Qué es sexo y qué no lo es?

El hinduismo tiene un concepto revelador. Tantra. Es un camino, un medio hacia la libertad personal. ¿Qué es la libertad personal? Eso es algo que cada uno debe descubrir y crear, porque la libertad es ser libre de uno mismo. El tantra abarca el sexo, pero alcanza también a todos los momentos de nuestra vida. No es una gimnasia sexual (como equivocadamente se intenta vender), es una gimnasia espiritual. Bello matiz.

¿Dónde está esa delgada linea roja? ¿En los trasteos de genitalidad instintiva? Demasiado fisiológico, incluso los monos somos más complejos que todo eso. ¿Y si me la coge con la mano? ¿y si me la coge con la boca? ¿y si me la coge con unas pinzas para el hielo?. ¿Y si me muerde en un pie?. ¿Y si me sonríe en un bar? Alto, basta, stop. Qué difícil ¿no?. Si me dice "fóllame" ¿es sexo?. ¿Y si eso mismo lo dicen sus gestos?. Si el sexo es intercambio de comunicación no es de extrañar la vertiente cibernética... ¿es sexo un apasionado beso? Yo creo que sí.

Sé que me quedan muchas variantes del leitmotiv por interpretar. Una semana es poco tiempo. Deseo (palabra fetiche del día) que la próxima os dé alguna de las claves de la cercanía entre dos mentes, dos pieles, un simple y glorioso escalofrío. Tal vez todo sea cuestión de distancia. Aunque a veces, como en el cuadro adjunto, no por estar más cerca se entiende mejor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado esta semana.
Genial como lo escribes y describes

Anónimo dijo...

marcusse decía que todas las relaciones humanas contemporáneas están erotizadas en uno y otro grado, el tantra es una manera de entender el mundo en la que el sexo es de vital importancia y en muchas sociedades no "civilizadas" el sexo es clave desde los primeros años de la infancia... así que en el fondo (y puede que también en la forma) el sexo lo es todo, y como todo contiene en si mismo la nada... y como ya empiezo a desvariar mucho, mejor me pongo a lo mio y te doy las gracias por darme un respirito dentro de mi jornada de lunes no puentil sintiendome una de las mujeres mas pardillas de la capital. muchos besos y muchas flores!

HombreRevenido dijo...

Saeki, escribir y describir no va mal, el problema es hacerlo, claro.
Gracias.

Meri, interesante y acertada reflexión, pa ser lunes te veo ágil. Tienes tantra razón...