martes, mayo 15, 2007

Los martes: CINECLUB - 50 - El crepúsculo de los dioses



Sunset Boulevard - 1950 - Director: Billy Wilder

Reparto:
· William Holden (Joe Gillis)
· Gloria Swanson (Norma Desmond)
· Erich von Stroheim (Max von Mayerling)
· Nancy Olson

Guión: Charles Brackett, Billy Wilder y D.M. Marshman Jr.
Fotografía: John F. Seitz
Música: Franz Waxman

Cuando uno observa a un demente, a un enfermo, a un anciano, a un cadáver, no sólo lo ve, también se ve a sí mismo, ve el abismo que le presenta la existencia justo enfrente, al otro lado de su cordura, de su salud, de su juventud, de la vida. Por eso Norma Desmond, la idealización del pasado, la no asunción del presente caduco, es un riesgo inherente a cada uno de nosotros. "El crepúsculo de los dioses" no sólo es metacine, también es, en parte, metafísica.

El halo de fama y gloria de Norma Desmond ha muerto, apolillado en el olvido, por eso quizás es un cadáver quien cuenta la historia. Al guionista Joe Gillis lo descubrimos, en una secuencia inicial más que brillante, en el fondo de una piscina. Siempre quiso una piscina, bueno, al final consiguió una, sólo que el precio resultó ser un poco alto. Esa ironía se nos agarra como una lapa desde entonces, pero no resta brío a la historia, narración que se vuelve más y más amarga, cada fotograma más fascinante.

William Holden interpreta como nadie el cinismo de quien se aferra a la supervivencia renunciando a lo demás. Erich von Stroheim es el perturbador criado, servil y entregado. Gloria Swanson interpreta a la diva narcisista, esa mirada... y completa una actuación impresionante, con una gestualidad y un ímpetu fuera de todos los registros. Aún soy grande; es el cine el que se ha hecho pequeño.
El elenco es asombroso, por los múltiples matices que refuerzan la subtrama de la película, esa desviación inconsciente entre lo real y lo ficticio. El papel de Norma es para otra estrella del cine mudo, y el de Max, para uno de los directores malditos de la época. Vemos al auténtico Cecil B. De Mille, en los auténticos estudios de la Paramount; los amigos de Norma, en la mesa de bridge, son auténticas glorias olvidadas por el cine sonoro (han hecho una cuerda con las palabras y han ahorcado el cine), entre ellos el gran Buster Keaton; la película muda que recuerdan fue rodada por Gloria Swanson a las órdenes de Erich von Stroheim; nada es casual, el antiglamour, el reverso de la luz, la oscuridad vampírica de la mansión en Sunset Boulevard.

El virtuosismo de Wilder ejecuta sin imutarse, discretamente, ese sorprendente milagro que supone cada obra maestra. Los planos existen para contar la historia, el guión soporta a personajes desbarrando por el filo de la razón. La mala uva de Billy Wilder se ocupa del resto. Louis B. Mayer, el omniscente jefe de la Metro, acusó a Wilder de morder la mano que le daba de comer por tratar a la industría del cine de forma tan mordaz. El genio austriaco aguanto impasible y replicó brevemente, "fuck you".
Cine en estado puro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo porque esta pelicula no se puede quedar vacia. aunque poco queda que añadir a lo que tu has dicho, salvo voler a verla una y otra vez.

HombreRevenido dijo...

Razón tienes, Lunitamia, el que quiera más datos que los busque en internet. Pero lo único que vale es verla con los ojos bien abiertos.