martes, marzo 25, 2008

Convicciones


Alguien se acerca y le dice a un director teatral: "tengo preparada para usted una pieza musical que dura dieciocho horas, pero que se ha de representar en cuatro días. Es un poco pesada o a veces incluso muy pesada, y sólo la pueden interpretar correctamente en todo el mundo seis o siete personas, pues es muy difícil de cantar y no puede hacerse de cualquier manera".

A lo que el director teatral responde: ”¿pero quién va a poder interpretar eso, quién va a poder escenificarlo, dónde existe un teatro en el que se pueda representar? Ande y vuélvase a casa".


El hombre que nunca se fue a su casa era Richard Wagner.


Fabulado por Otto Schenk, actor y director escénico vienés.
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2 comentarios:

Wilwarin dijo...

Es lo bueno de los genios, que confían en sí mismos y no hacen caso de los mediocres... La gente les tacha de ególatras pero el tiempo les da la razón.

HombreRevenido dijo...

También hay mediocres que confíamos en nosotros mismos y al final ni somos genios ni ná de ná, Wilwarin. Pero tienes mucha razón: las ideas insensatas de los genios son mejores que todos nuestros lugares comunes juntos.

O quizás todo es esperar nuestro momento y nuestro Bayreuth.