lunes, octubre 27, 2008

Gula (2)


La sonrisa del niño, el estupor de la madre. Sólo a mí, a la tía jipi, podía ocurrírsele convertir una piña en un pastel de cumpleaños. Con sus velas, sus bengalas, sus sombrillitas.

Mi sobrino lo dijo: es la mejor fiesta del mundo.

Ahora, a posteriori, puedo decir que esa declaración me salvó de un interrogatorio más a fondo. Nadie ha podido reunir nunca pruebas sólidas y definitivas que aclaren cómo pudo extraviarse la enorme tarta de chocolate.
.

2 comentarios:

Unknown dijo...

..Y ese granito de chocolate que le ha salido en la nariz a que se debe?
Arriba las manos!!!!

HombreRevenido dijo...

Si me arrestan, Orleans, confesaré e iréis todos detras.