jueves, marzo 12, 2009

Los Beatles y Platón


Decía John McCartney o Paul Lennon, no recuerdo quién de los 3, que, en ocasiones, los conciertos de los Beatles se convertían en un estruendo tan grande, con tanto fervor, tanto chillido histérico, tanto crepitar de muslos, tanto alboroto descontrolado, que se daban cuenta en mitad de un tema que cada uno estaba tocando una canción diferente.

Donde tocaban dos canciones la gente percibía sólo una.
El milagro de Fátima fue opuesto: donde había un sol, los feligreses vieron dos.

La sugestión colectiva es un fenómeno habitual que pocas veces suscita la atención necesaria. Simplemente es algo que no ocurre, precisamente porque los magos no suelen desvelar sus trucos.

El dinero, lo sabe cualquiera, no se hace convenciendo a cada individuo particular, con sus pulsiones, sus inquietudes, sus necesidades, su sentido crítico, su inseguridad. El negocio auténtico está en la manipulación de las masas, en la histeria colectiva.
La opinión pública es un buen termómetro de esa manipulación. La opinión pública (esa contradicción en sus términos) es tan agradecida que se preocupa del cambio climático cuando se lo dicen, se preocupa de los perros peligrosos cuando se lo dicen, se indigna con las guerras que le dicen, descubre el acoso escolar cuando se lo dicen... no es extraño que muchos negocios se sustenten en ella, empezando por la política (aunque de eso hablaré mañana).

Cuando hablo con vosotros, monos de bien, observo que tenéis preocupaciones legítimas y buena voluntad. Entonces, ¿es la masa lo que nos atonta?. Es evidente que rehuímos (yo el primero) nuestra responsabilidad pero ¿por ignorancia, por interés o por cobardía?.

Un ejemplo inocente:
Imaginemos que alguien nos pregunta cuántos equipos de fútbol españoles están entre los 20 mejores del mundo. Sería una catástrofe nacional estatal que no hubiera al menos 2 en la lista. Siendo objetivos podríamos añadir 2 o 3 más sin ningún problema.
Imaginemos ahora que nos preguntan por las universidades españolas. ¿Cuántas están entre las 20 mejores del mundo? O mejor, entre las 50 mejores. No, esperad, para darle más alcance ¿cuántas están entre las mejores 100 universidades del mundo?
¿Ninguna?
Pues eso. Juzgad vosotros mismos que ya sois mayorcitos.

Sin salir de la caverna (la platónica y la troglodita) se nos pasa el arroz.
Se acerca el tiempo de los falsos profetas (la historia es cíclica y nuestra memoria frágil).
Ya lo veréis.
.

10 comentarios:

Calrritos dijo...

Es que con la cantidad de cosas que llevo en la cabeza, no me acuerdo de que debo preocuparme a veces, o cabrearme, o como se llame, y entonces agradezco que algún buen samaritano me recuerde lo mal que está el mundo.

HombreRevenido dijo...

Calrritos, espero que no te refieras a mí como "buen samaritano". Esto no lo hago por vocación, yo si pudiera os cobraría. Y no dudaría en echaros una mano, sí, pero al cuello.
El mundo no está mal, está como siempre.

Anónimo dijo...

Cuando yo hago este planteamiento en una conversación con amig@s, siempre acabo oyendo la misma excusa, que no les coma el tarro que cada uno es "libre" de pensar y preocuparse por lo que quiera. Por eso odio esta "libertad" de la que "disfrutamos". Como tu bien dices "libertad" dirigida.

Lasa dijo...

HombreRevenido, más deacuerdo no puedo estar contigo. Las historia es cíclica, el mundo está dominado por los medios de comunicación, en España nos preocupamos más por el fútbol que por la cultura...

Pero que le vamos a hacer, es tan barato ver "Mujeres y Hombres y Viceversa" (y gran hermano, y el programa de Ana Rosa, Esta Casa era una Ruina, la Familia Mata... Dios, estos programas se reproducen como setas) y tan duro leer a Umberto Eco, que la alienación es inevitable. Por mi parte, seguiré dándole al segundo todo el tiempo que pueda, evitando caer en un mundo de electroencefalogramas planos.

¡Ánimo!

HombreRevenido dijo...

100% Huesca, somos libres, absolutamente libres. La cuestión es que elegimos una realidad compartida, social, simple, sin pensar demasiado por uno mismo. Se diría que es un acto de supervivencia, pero nos arriesgamos a que nos la metan doblada una y otra vez. La historia reciente está llena de ejemplos.

El mundo no es sencillo y seguro, al contrario: es complejo y lleno de incertidumbres. Eso sin contar nuestro rasgo más contemporáneo: la ignoracia al cuadrado (la ignorancia de ser ignorante).

Lasa, no seré yo quién hable mal del fútbol, que es una cosa acojonante. El problema son las prioridades y, sobre todo, quién define esas prioridades.
Es normal que nos sugestionemos, pero al menos seamos conscientes. Es normal que nos alienen los poderosos, pero al menos no hagamos el ridículo pensando que luchamos por un mundo mejor.
El sentido crítico es lo único que nos queda (sobre todo porque apenas se utiliza).

Unknown dijo...

Hombre re: Hay dos escuelas de negocios españolas entre las 50 mejores del mundo (una jesuita y otra de la obra, aunque ese es otro debate, supongo). Que los cursos por los que están en el ranking cuesten unos 60.000 euros es significativo.

Puede que tenga algo que ver en todo esto el hecho de que un investigador universitario cobra la décima parte en un mes que la madre de la hija de un torero por salir en la tele a opinar. O que si empleas bien el imperativo o por ejemplo sabes que la linea Maginot no es una dieta recibas miradas condescendientes.

El mundo (el que nos rodea) es de los mediocres. Así que yo a cada adolescente que se me pone a tiro le digo: No leas, no estudies, sólo conseguirás ocupar espacio en el disco duro!!!

HombreRevenido dijo...

El root, tienes razón y lo sabes.
Pero el problema que tendrán esos adolescentes es que el mundo cambia y a lo mejor dentro de 10 años sí necesitan aquel programa viejo (y no lo guardaron en el disco duro, está guardado en un diskette y ellos no tienen diskettera).
Así que prefiero mi método, aunque me miren mal.

Por cierto, qué hermosa palabra: diskette. Nunca me había parado a contemplarla atentamente.

Anónimo dijo...

La Universidad era algo con lo que soñaba y que, seguramente, ha sido la gran decepción de mi vida. Quitando algunas clases y algunos profesores, claro. Y el problema, yo creo, es que en España no está bien visto la aplicación capitalista de la enseñanza. A mí me parece bien que se potencia que todo el mundo llegue a un mínimo y todo eso, pero hay que incentivar a los que hacen las cosas bien en vez de dejar que vean que con eso ya basta.

Aquí no se hace eso, y los buenos estudiantes no tienen motivaciones porque con lo que hacen ya lo tienen hecho. Y así no se potencia la brillantez.

Y es una pena que no estemos entre las mejores, pero es que casi me preocuparía más que lo estuviésemos.

HombreRevenido dijo...

Raza Becaria, coincido contigo en que la universidad española no fomenta el mérito, la creatividad, la iniciativa, el esfuerzo... conceptos que yo considero útiles para el aprendizaje.
Esa universidad atomizada, sin control, sin dirección, endogámica y ridícula está muerta.
Podría poner algunos ejemplos, pero me pondré de mala leche y ya es tarde.

Anónimo dijo...

Podríamos fundar un -ismo, quedaría tan bien en nuestra vejez decir yo forme parte de los primeros unielitistas...