domingo, marzo 14, 2010

Era digital (es lo mismo)


Ya sabéis lo que pienso. La mejor forma de realizar el apagón analógico en la emisión de televisión hubiera sido la ceguera total. Un reguero incontrolable, al estilo de Saramago, que se fuera haciendo explotar todos los receptores. Primero alrededor del pirulí, ese tótem catódico. Luego con un segundo foco en Sant Cugat. Y rapidamente con un oscurecimiento generalizado que en unos días de pavor dejará al país sin señal y sin remedio.

Hubiera resultado menos cruel que la muerte lenta a la que está sentenciada la televisión convencional. Pasarán unos años en los que creeremos que hemos pasado a la "era digital", sin mucho más. En poco tiempo la televisión será lo que hacemos tú y yo en internet ahora mismo. Si no, pasará a ser un objeto decorativo, una superstición, una costumbre, que irá quedando en desuso y acabará por ser prescindible. Como ya le pasó al bidé.

¿La alta definición? De momento esta viñeta lo resume perfectamente.


Sinceramente, no es realista aspirar a mucho más.

Me daba pena por el fútbol, el baloncesto y algunos (poquísimos) programas culturales, pero ya estaba resignado a convertirme en ermitaño, a renunciar a la antenización forzada (con la misma voluntad con la que me resistí a ver "Titanic").
No me negaréis que tenía madera de mártir, de héroe.
Aunque mis padres, o la asombrosa organización logística que actúa en su nombre, han dado un paso al frente y me han dicho: "nos sobra un cacharro de esos".
Y aquí estoy, antenizado y atenazado.
Podría repasar los canales profundamente perturbadores que acabo de descubrir, o alabar el acierto humanitario de incluir Teledeporte. Vuelvo a apagar la televisión con el objetivo de no volverla a encender hasta el miércoles por la noche. Pero interiormente sé que están allí. Esos entes digitales, esos magasíns, esos pogramas de varietés, esas tertulias, están allí mismo, alojan el germen de la decadencia de nuestra cultura occidental. Y saben donde vivo. Y llegarán por el cable. Y aunque la tele esté apagada los escucho al otro lado, como un zumbido constante, como un aura alrededor de mi reflejo en la pantalla (quizás sea por los vecinos, por las tuberias o porque hace un año que no le quito el polvo, pero os juro que hay algo maligno).
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5 comentarios:

Espartaco dijo...

¿Y si tuviésemos un día sin tele? Imaginemos un día semanal en el que la señal digital no llegase a nuestros hogares. Y para más leña que fuese un día distinto cada semana, al azar, elegido mediante un complejo sistema de número y bits que garantizase la absoluta y única participación del azar para desconectar, un día por semana, y sin previo aviso, la tele de nuestros hogares.

¿Lo imaginan? Sería catastrófico, las familias tendrían que hablar por la noche, o se divorciarían, o buscarían recursos alternativos como leer, o incluso salir al bar para hablar con los amigos... en fin, un nuevo futuro que no ha pasado por la mente de ningún escritor de novelas de ficción.

José dijo...

Durante los apagones mucha gente descubre que la mejor manera de calentarse es partiendo leña. ¿Será la televisión del futuro como vd. pretende, señor Revenido? Yo me apunto encantado, pero no creo que consiga patrocinadores si sigue empeñado en no ponerse tetas ni insultar a nadie. Un saludo.

HombreRevenido dijo...

Espartaco, sería un caos maravilloso. Podría ser un paso anterior a la desconexión completa, para que nos fuéramos acostumbrando, para que descubriéramos que hay muchas otras cosas que hacer.

José, también dicen que se disparan las estadísticas de natalidad. Otra forma diferente de calentarse.
Lo de ponerme tetas no se me pasa por la cabeza, y eso, está claro, merma las posibilidades de mi idea.
Por cierto, una visión muy real del interés televisivo la ofrece este gráfico:

cardo dijo...

Yo tenía pensado no cambiar de tele con el apagón y aprovechar el tiempo no televisivo para actividades de otra índole. Al final he sucumbido y me he comprado tele nueva: 50 canales. Desde el viernes he sido incapaz de ver un programa entero,suscribo 100% la viñeta pero claro eso si la he encendido todos los días. El maligno elige muy bien a sus víctimas....

HombreRevenido dijo...

Hay que encender la tele de vez en cuando, Cardo, para comprobar la tentación en primera persona. Sé fuerte.