lunes, diciembre 20, 2010

Nos creemos muy valientes


Hay una tiranía en las sociedades occidentales que me fascina y me repugna al mismo tiempo, la de lo políticamente correcto. Existe la libertad de opinión, sí, pero sólo hasta un punto, que es exactamente donde empieza el supuesto dogma social. Sinceramente, es duro. Me muerdo constantemente la lengua para no rebasar esa línea, y no porque no merezca la pena ser rebasada, sino porque muchas buenas personas están (estamos) atrapadas por esa misma red de prejuicios. Y yo no quiero a esas buenas personas en mi contra. Nadie quiere.

Hablar de la tiranía de lo políticamente correcto suena fuerte, excesivo. Cómo va a ser una tiranía si la doblegamos unas cuantas veces todos los días. Todos somos transgresores, radicales y muy comprometidos. Pues no. Creemos que lo somos, pero no lo somos.
Mañana hay un atentado que mata a 100 personas y saldremos a la calle a manifestar nuestro dolor. Pero ese dolor no existe, no es real, es una sugestión colectiva. Nos importa una mierda que haya una guerra en Irán, en Chiquitistán o en Gibraltar.
Puedo escuchar vuestras quejas. Es normal que estéis en desacuerdo. ¿Qué vamos a decir?, ¿que somos egoístas?.

No, eso no se dice. Esa es una de las cosas que no hay que confesar nunca. Somos buenos y nos preocupa el bien de los demás. Aunque gastamos la mayoría de nuestro tiempo en tratar de encajar socialmente y prosperar. Para eso no hace falta ni un instante de reflexión. ¿Queremos opiniones? Tenemos opiniones a la venta.
¿Quieres encajar socialmente? es muy fácil. Compra lo que te dicen y piensa lo que te dicen. A veces será un coche, otras una casa, la mayoría es simplemente un pantalón, un reloj o un viaje. Las opiniones son todavía más baratas, hay que estar atentos a las ofertas.
Lo importante es que se empaqueten delicadamente. Lo de menos es que sean o no verdad.
Tiene que ser sencilla. Y conviene desecharla cuando pierde valor. Es decir, uno puede comprar: "el PP nos ha vendido" y a los seis años cambiarla por "el PSOE nos ha vendido". Lo bueno es que al ser un producto masivo uno queda exento de la culpa. La guerra de Afganistán que es popular la compro. La de Irak... no la compro.
Nos da igual. Hoy lapidamos a Mourinho igual que ayer comprábamos pisos caros porque nunca bajarían. Los 40 principales de la opinión, fórmula simple, rápida, y mejorable, si eres capaz de añadir algún insulto. ¿Hay alguna opinión mayoritaria que diga que no se puede insultar?. Pues no. Por eso se están poniendo tan de moda los hijos de puta.

A lo mejor Wikileaks es realmente el paradigma de la libertad. Pero para qué pensarlo si nos lo venden con la etiqueta puesta (100% libertad, con pedigree).
He leído la entrevista que publica El País a Julian Assange (¿un personaje maravilloso lleno de matices?, no no, un héroe de la libertad a secas, para qué pensarlo más) en las que dice algo muy interesante. Le preguntan quién está detrás de su campaña de descrédito y en un golpe de lucidez extraordinario responde:

"No quiero decir que haya una cadena de órdenes desde Hillary Clinton hasta llegar a un periodista que trabaja en The Guardian, eso es ridículo, las cosas no funcionan así en el mundo real, que es mucho más interesante y sutil. El gran poder crea un ambiente en el que los individuos, prácticamente, chupan de lo que perciben que quiere el poder. En cada organización o grupo puede haber instrucciones directas, pero cada individuo y grupo actúa del modo que percibe que maximiza sus propios intereses. Carreras ambiciosas, fama, mantener y crear alianzas, hacer favores, favores a amigos, parientes, o miembros de un mismo partido... hacer las cosas por el miedo, sin que te las hayan pedido... todas esas cosas crean un ambiente."

Es cierto que hay tiranos, enemigos de la libertad, pero a ellos los Wikileaks del mundo todavía no les hacen ni cosquillas. Porque sólo hay una estrategia que les haría daño: que pensemos por nosotros mismos.
Lo dicho, ni cosquillas.
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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nadie podría vivir diciendo todo el tiempo lo que piensa. Es una elemental norma de cortesía. Esto es esencial para vivir en una sociedad donde no queremos que impere el "todos contra todos", sino que nos hace colaborar muchas veces, incluso con gente a la que detestas. La mentira social nos beneficia a todos.

Wikiliks es un gran éxito periodístico. Pero la discrección en la diplomacia es tan importante como la mentira social en las relaciones sociales. Es imprescindible. Por lo tanto: bien por wikiliks, y bien también por los diplomáticos que no llaman gilipollas a la cara a los políticos de países con los que tenemos intereses comunes.

En cuanto a lo que dice Assange, por supuesto: ¿a cuántos españoles les harían gracia las revelaciones de wilikiks si nos llevaran, por ejemplo, a una guerra con Marruecos? ¿o si hicieran que la unión europea se rompiera? Mucha gente trabaja para reforzar el status quo, porque están a favor del status quo. Y no son gente que no piensa, es que están a favor del orden establecido. Todavía, a pesar de la crisis, vivimos en la sociedad de la abundancia. Todavía (hablo por mí) somos la primera generación de españoles y europeos que no ha vivido una guerra. yo, y muchos, tenemos motivos sobrados para apoyar el orden establecido.

HombreRevenido dijo...

Anónimo/a, para mí Julian Assange es un tipo muy interesante. Y Wikileaks es un montón de nada. Hay muchos mensajes que extraer de allí.

El problema no es ceder para colaborar, que es algo lógico. El problema es simplificar demasiado.

A mí me gusta lo que dice Assange porque habla de cómo funciona la influencia (influenza prácticamente). De cómo a la gente no hay que decirle lo que tiene que pensar, sus grupos de referencia se ocupan.
Comparto esa idea de que Hillary Clinton no necesita llamar a un fiscal sueco o a un redactor de The Guardian. Es una cadena en la que cada persona hace lo que cree que le conviene, lo que cree que será más valorado... y también nosotros buscamos nuestro lugar en la sociedad de un modo parecido.

Espartaco dijo...

Esta vez sí estoy de acuerdo con lo que dices y con lo que dice Julian Assange sobre la influeza y no sólo en los medios de comunicación para abordar una noticia también en nosotros mismos, en nuestra vida cotidiana.

Anónimo dijo...

¿Y qué tiene de malo que cada personas haga lo que cree que le conviene? A mí eso me parece positivo. ¿y qué tiene de malo que cada uno busque y encuentre su grupo de referencia? Internet, además, facilita mucho ese trabajo. Para qué otra cosa sirven páginas como Facebook.

El guardian del Faro dijo...

Por favor niños....dejen de discutir, ¡¡eso se pasa con la edad!!.
Ya soy mayorcita para andarme con paños calientes. Lo único que pasa es que lo que yo digo o hago no sale en la prensa. Y que, vale, una persona sola no hace el mundo, pero...¿y si se contagia?.

De todas formas, profe....me acuerdo de lo de Mourhiño...sí.

;DD

El guardian del Faro dijo...

¡Jajajaja!...he rebautizado a Mou.

HombreRevenido dijo...

Espartaco, somos así. Los medios, los gobiernos y demás están hechos a nuestra imagen y semejanza.

Anónimo/a, yo no he dicho que sea malo que cada uno haga lo que le convenga. Ser egoístas, en muchos casos, beneficia a la comunidad o a la especie.
Me escama un poco la hipocresía, pero nada más.

Guardián del Faro, es una discusión sana. Lástima no poder tenerla con una cerveza delante, arreglando el mundo o acabándolo de estropear.

No te tomes como algo personal lo de Mou, jeje, que no iba por ti. Tu opinión me parece muy interesante (incluso cuando no coincide con la mía). Los cacareos interesados de la prensa son los que me hastían.