jueves, marzo 31, 2011

Avatares de la ilusión


Cada vez que llega el Gran Circo Americano a la ciudad no puedo dejar de pensar en el Gran Teatro de Oklahoma de la novela aquella.

Qué explendor, qué bríos, qué letracas enormes en los carteles. ¡Qué cartelazos!
Todo es posible, incluso el Paraíso, parecen querer decirnos.

Rompo una lanza en las costillas de la programación de televisión para reivindicar la magia del circo.
Porque aquí no sólo vas a ver a "Los elefantes de Avatar", que es algo tan demodé, tan 2009, que asusta. ¿No querías tres dimensiones? Pues aquí las tienes. Además ahora vas a poder oler a los elefantes. Te van a hacer sombra incluso. Realismo puro. No hay nada más real que la realidad. Vale, a lo mejor no son exactamente los elefantes de Avatar, pero son 100% elefante.

La propuesta sigue increscendo. "Por primera vez en la pista: Rinoceronte".
No rinocerontes, ni "un" rinoceronte. Rinoceronte, a secas. Volvemos a lo mismo, da igual qué rinoceronte sea, quizás tengan dos rinocerontes diferentes para irlos alternando, una sesión uno, la siguiente el otro (para que no se estresen). "Por primera vez rinoceronte" suena igual que "comí por primera vez paella". Claro que te comiste una sola paella, la primera de una larga lista. Pero la primera vez que comiste paella el artículo no importaba, era paella, el arquetipo.
¿Será un rinoceronte de verdad? ¿Será un cerdo grande maquillado y con un cuerno postizo? Un cerdo actor muy del método, que sabe lo que la gente quiere, que sabe que esos espectadores nunca han visto a un rinoceronte en su vida y no saben exactamente qué sonido hace.

También debe de ser cosa del maquillaje lo de los Tigres Tabby, los Tigres Rosas.
Aberraciones del tinte y la cosmética. Una mezcla entre tigretón y pantera rosa. Imaginadlo por un momento, un pastelito que intenta alcanzar la perfección aunando dos concepciones antagonistas y al final no se lo puede comer nadie. Es un bollo aberrante, monstruoso. Es un fenómeno de circo.

Y por último: "Los auténticos personajes de Ice Age".
Aquí se descubre el pastel. Era falso. Ni Avatar, ni rinoceronte, ni tristes tigres, ni nada. Todo era una especie de broma cósmica. Jaja, reímos con desgana filosófica. No podía ser.
Y todavía, en el fondo, albergamos el deseo oculto de que aparezca ante nosotros el mamut o el tigre de dientes de sable. Y cuando veamos un elefante tapizado y con peluca querremos pensar que sí, que todo es posible. Cuando veamos al tigre con dientes postizos tipo Drácula sentiremos muy dentro la regresión a la época glacial. Esquí de fondo atávico.

Me recordaba mi amigo Perkins eso que todos hemos pensado de pequeños con las invitaciones 2x1 de los circos. Nos creíamos que si sumabas dos de esas ya entrabas gratis. Y cogías un buen fajo, hacías cálculos y pensabas que iba a poder entras gratis hasta la abuela. Entonces tus padres te devolvían a la cruda realidad. No, hijo mío, los 2x1 no son acumulables, esas promociones se extinguieron hace tiempo, como los mamuts.
.

4 comentarios:

El niño desgraciaíto dijo...

Yo me acuerdo de un circo de hace algunos años que anunciaban los 'ligres', mitad león, mitad tigre...

HombreRevenido dijo...

Grandioso el ligre, Niño Desgraciaíto.
Aquí en la Academia le dedicamos al ligre un espacio.

Fue el primero de nuestros Animales Acojonantes.

El niño desgraciaíto dijo...

Veo que tienes a toda la fauna bien situada y explicada. Muy divertido.

HombreRevenido dijo...

Gracias, Niño Desgraciaíto. Están todos bien clasificados. Y muy orgullosos de pertenecer al exclusivo club de los Animales Acojonantes. Allí no entra cualquiera.