miércoles, octubre 19, 2011

Perros, gatos, monos, Clint Eastwood y un armadillo


Si Paulov levantara la cabeza... menudo susto nos llevaríamos todos. Nosotros y él.

El perro de Paulov no se esforzó mucho en hacer experimentos complicados. Él con su jauría y sus campanillas y sus salivaciones... esto me recuerda a un tweet que leí una vez que hablaba de meter al gato de Schrödinger junto al perro de Paulov en una caja y hacer sonar la campana. En fin, un desastre.

¿Por dónde iba? Ah, vale, por lo del reflejo condicionado y sus múltiples demostraciones en la vida diaria. La semana pasada ya sabéis que las Blackberry se tomaron el puente del Pilar (cómo me gusta ese grupo de Facebook). Eso derivó en un insoportable silencio. Un vacío de mensajes y un vacío de sonidos..
Porque llevo 8 años con este tipo de cacharros y le he ido añadiendo un sonido nuevo a cada nuevo email, a cada nueva aplicación. Si llega un SMS suena de una forma. Si llega un correo del trabajo, el soniquete es otro. Tono propio si es una notificación de la Academia, si es un mensaje de whatsapp, twitter, facebook, etc...

Ni que decir tiene que el chimpancé medio (yo estoy por debajo) tiene capacidad para recordar sólo 5 vocales, 5 números de teléfono, 5 chistes, 5 cantantes de country... ¿cómo podría llegar a saber entonces qué significa cada uno de los tonos?. Es sencillamente imposible. Y sin embargo... lo sé.
Lo estoy experimentando en mis carnes. El teorema del mono torpe hipersensible.

El cerebro es capaz de relacionar una sensación asociada a ese sonido, a esa nota y, para mi asombro, las pilla al vuelo.
Ni siquiera yo sé exactamente qué he oído, pero mi mente ya lo ha descifrado: "comentario de la Academia", por ejemplo. Y miro el aparatejo negruzco y allí estáis vosotros, con vuestras movidas, o el spam, con su cortesía incoherente.

Yo, puestos a pedir algún superpoder, hubiera preferido tener paciencia infinita como tiene mi madre. Sin embargo apechugo con el don que me ha correspondido. Y ahora también lo sabéis vosotros. Ya sé que preferiríais no saberlo, pero ahora estáis en el ajo conmigo, y a ver cómo os lo sacáis de la cabeza. Intentad no pensar en ello, veréis que es imposible.

7 comentarios:

hemithecomix dijo...

Yo conozco a uno que sabe distinguir hasta el 7, concretamente sabe que el cargador de su 45 (no es semiautomática) contiene 6 balas + 1 en la recamara. Lo que pasa que es bastante reservado y se hace notar poco.
http://img3.imageshack.us/img3/1560/chimpaasesinos1.jpg

El niño desgraciaíto dijo...

Pues yo tengo mi teléfono sin ninguna personalización. La verdad es que se me acabó la fuerza de la mano izquierda con la tecnología.

No dijo...

jajajjajajaja bueno tu sindrome tiene remedio.....pon la misma sintonia para todo....ufff voy a rezar por ti ahora mismo jajajjaa

Mrs. NB dijo...

Cinco soniditos (uno de ellos éste), vaya nimiedad.

Se lo cambio por las alarmas de respiradores, monitores, bombas de perfusión, colchones antiescaras, balones de contrapulsación y un cuasi eterno etcétera de dispositivos de asistencia intensiva. Súmele los distintos niveles acústicos según severidad y los destellos lumínicos modo semáforo.

Cada guardia es 'Una noche en la ópera'.

P.D. Adoro el silencio.

HombreRevenido dijo...

Hemithecomix, esas son las cosas que hace un simio entrenado sin darse cuenta. Como yo, que en el guiñote cuento los triunfos sin darme cuenta. De ahí a Las Vegas.

Niño desgraciaíto, yo tuve fe en mí mismo y he acabado siendo una especie de superhéroe musical. Ya lo verás, prueba.

No, es mejor así, Recibo una información extra, aunque la procese de un modo misterioso.

Mrs.NB, el silencio es mi amigo también.
Pero está bien reconocer los soniquetes, aunque sea de forma inconsciente. Es como ganar un concurso (contra ti mismo, eso también).

bicnaranja dijo...

¿Clint Eastwood? Me había parecido Lobezno con un armadillo en las manos...

HombreRevenido dijo...

Bicnaranja, aciertas en el armadillo, pero ese señor en blanco y negro es (era, mejor dicho) Clint Eastwood.
La vejez nos mustia a todos, pero menos mal que las fotos nos capturan el alma.