domingo, febrero 03, 2019

Galanteo

Vamos con una serie de ideas inconexas sobre los premios Goya o premios goya.



Hace muchos días (siglos casi) fantaseé con poneros deberes complicadísimos: elegir el premio Goya en cada una de las categorías, pero no del año pasado, no, de toda la historia del cine español.
La idea era ambiciosa e irrealizable. Si dejáramos abierta la votación, nos convertiríamos de pronto en una versión embarullada de la enciclopedia Encarta. Si elegía yo mismo los nominados de cada categoría tendría, en primer lugar, que currar mucho, y, en segundo lugar, daría lugar a una hecatombe de gente quejándose porque tal o cual no estuviera en la lista.
Os lo cuento para que veáis que el 90% de las buenas ideas se van al limbo. Menos mal.

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Seguimos. La maja desnuda es una obra artística de mayor calado que la maja vestida. Aunque es cierto que, en ocasiones, es mejor insinuar que enseñar.

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Yo veo la gala de los Goya siempre que puedo. Igual que, si puedo, veré esta noche la Superbowl. Y veré Eurovisión, obviamente, el máximo exponente de esta tendencia primate a enfrentarse regularmente al abismo. Como vería festival de la OTI si lo siguieran haciendo.

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La gala de los Goya puede ser mucho peor de lo que fue ayer. Así que me atrevo a decir que se rozó el éxito. Aunque hubo momentos dramáticos: combinar una tuna y una batucada parece cosa de Satanás (ese ocurrente guionista).
En mi opinión, la gala tiene que ir rápido. Con algo de música curiosa (bien Rosalía y el coro en el andamio), con un buen homenaje (me gustó el Goya honorífico a Chicho Ibáñez Serrador), con un par de sketches buenos y breves (cortándole el micro a Broncano, por ejemplo, para que deje de chupar cámara). Y confiar (LLAMADME LOCO) en darle bola a las películas y a los protagonistas.
Claro que saldrán 2 o 3 discursos que den vergüenza ajena, pero también habrá otros emocionantes. Yo confieso que sucumbí al encanto y a la sinceridad de Jesús Vidal.

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Otra opción sería soltar un cocodrilo por la sala y darle emoción a la cosa.

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Por último, los Goya tienen una alfombra de un color (rojo, creo). Su misión principal es dar material a Molinos para el despelleje. Con eso, ya merecen la pena las 10.000 pesetas o así que debió de costar la gala.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Salir enlaza en este excelso blog compensa tragarme la gala entera y las tres mil fotos necesarias para el despelleje.

Apoyo lo de Broncano y por cierto ¿Nadie más que yo vio a Ignatius entre el barullo de la tuna, la batucada y el ballet? Estaba allí.

Soy molinos, pero es que no sé porque blogger no deja que salgan mis comentarios si voy logeada.

HombreRevenido dijo...

Molinos, lo de las 3.000 fotos tiene mucho mérito. Has tenido que adentrarte en el corazón de las tinieblas. Suerte tenemos de que hayas regresado.

No vi a Ignatius, por cierto. Estaba sufriendo espasmos en ese momento.

sonia dijo...

Jesús Vidal estuvo magistral!!!!
A mí también me gustaron los presentadores,la imitación de Fernando Fernán Gómez y la clase de Marisa Paredes.
Lo peor, la chabacanería de algunos.

HombreRevenido dijo...

Sonia, ya no me acordaba de lo de Fernán Gómez. Eso se me hizo un poco bola (por el momento tan tardío de la gala, seguramente) pero reconozco que estuvo muy bien pensado y muy bien hecho.

Speedygirl dijo...

Yo apoyo lo del caimán por la sala, aunque me molaría más soltar otro animalejo, otro que además de reptar salte, para aumentar el susto. Tú eres el experto en amínales acojonantes, ¿cuál podría estar bien?

HombreRevenido dijo...

El dragón de komodo no salta pero tiene mucho reprís y mordedura venenosa, Speedygirl.
Un puma, por ejemplo, nunca queda mal. Es agresivo y suave. Y puede ser el cantante y amenizar también la velada.