lunes, junio 26, 2006

Apología del relax (o no)


Antes del fin de semana lo decidí, iba a quedarme en casa. Y lo hice (sorprendentemente fue fácil). El plan era recuperar la energía mental: conseguido. El plan era dormir: conseguido. El plan era disfrutar de todas las actividades que relajan a un mono: conseguido.

Hasta aquí parece todo un anunció del ministerio de sanidad.
Pero el destino se guardaba un as en la manga.
Hoy me he despertado con una contractura en el cuello. Hecho polvo, como si el descanso fuera venenoso. ¿Dónde quedan esas resacas plácidas? Volveré a la noche. A Dios pongo por testigo.

Por lo demás, todo en orden.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa foto la hiciste este fin de semana? Joer, no me extraña que te duelan las cervicales, al menos tu dolor vino por una causa justa.

Anónimo dijo...

Las actividades que relajan al mono requieren a veces cierta tensión en la parte cervical, incluso sin llegar al virtuosismo de la foto

HombreRevenido dijo...

Mi dolor siempre es justo. Lo merezco. Y mi parte cervical está desentrenada. El relax suele ser peligroso (ya sea antes, durante o después)