domingo, octubre 01, 2006

Deus ex machina


Esto de los ordenadores es una batalla constante.
Anoche escribía una entrada sesuda y profunda, aprovechando que me quedaba en casa un sábado por la noche (¡¡¡milagro!!!). ¿Qué hizo la computadora al respecto? Colgarse. ¿Había guardado lo que escribía? No. ¿Me extraña? No. ¿Me jode? Un poco.

Sólo quiero quedarme, hoy, domingo por la mañana, con el recuerdo de esa sensación que es una mezcla entre "tierra trágame" y un estremecimiento de horror ante el insondable eco de lo inevitable. Esa sensación, que nos ha pasado a todos, de perder tu trabajo por no guardarlo, por no grabarlo bien, por lo que sea. Ese desfallecimiento del ánimo, ese ¡clonc! cabezazo sobre el teclado. Esa desesperación de la existencia: pero cómo puedo ser tan gilipollas.

Lo curioso es que a pesar de haber aprendido la lección nos queda una íntima certeza, un zumbido interior que nos recuerda que nos volverá a pasar, que antes o después volveremos a perder el documento más importante de nuestras vidas.

Hay un riesgo inherente a todo, a cada trabajo, a cada decisión. Por ejemplo, pienso ahora, ¿debería haber salido ayer? ¿igual ayer era el día, mi día?
Ah, es verdad, que hoy tengo que trabajar. Mejor así, entonces.

2 comentarios:

Peibols dijo...

Yo creo de que da igual lo metódico que seas, las com-puta-doras siempre la joden.

A mi me pasa con los documentos de texto y los trazados de Freehand.
Siempre, en un desliz, guardo el trazado y pierdo los textos y me cago en todo.

Pero así es la vida.
Esto con los ábacos no pasaba.

HombreRevenido dijo...

Ojito con los ábacos, Peibols, que te descuidas un segundo, te haces la picha un lío, pierdes la cuenta y ya no sirve de nada. Incluso en ese tan simple del futbolín, que llega un punto en el que ya no te acuerdas si cargabas hacia la derecha o hacia la izquierda.

La tecnología huele el miedo.