jueves, enero 04, 2007

Memo-ria


A ver, de qué hablábamos... ah sí, de recordar o no recordar.

La memoria es un tema jodido (empiezo profundo, como veis). Es un resorte peligroso, también un arma, un motivo para vivir, otro para odiar (que es lo contrario).
Por qué unos recuerdos se nos agarran como sarna recurrente y otros se esfuman (un nombre, un sentimiento, un segundo de olvido a veces, una mancha en la conciencia). Recordar es vivir. Preguntémosle al cromosoma.

Y ahora me desvío del tema (por fin) y nado hasta la orilla de la banalidad que tanto me pone. ¿Podéis decirme los días que tiene cada mes del año? ¿alguno es capaz de dar una respuesta fiable al 100% sin mirarse los nudillos?
Asombrosa la mnemotecnia.
Aprendemos las cosas asociándolas a imágenes (está comprobado que la efectividad del recuerdo depende de la belleza, de la extrañeza, de la cercanía, de la capacidad de empaparnos el entendimiento y el pulso que albergan dichas imágenes). Nuestra mente siempre usa trucos que nosotros imitamos. Quién no ha creado una historia, o ha recorrido un camino que conoce asociando a cada paso, a cada lugar, un recuerdo ineludible.

Los meses buenos del marisco son los que tienen "erre", ingeniosa forma de decir: de septiembre a abril.
Atención a esta regla mnemotécnica: "Cuando el oso toca el pito, Perico toca el silbato". Además de ser una escena pintoresca-circense (y de que si el pito no es igual que el silbato, ¿qué es entonces?) nos recuerda las correspondencias entre ácidos y sales: -OSO a -ITO, -ICO a -ATO.

Sol y luna y cielo proclaman al Divino Autor del Cosmo.
Amén, claro que sí. Además de ser las cifras del número Pi: 3'1415926535

Algunas anglosajonas asombrosas y picantes:
Oh! Be A Fine Girl, Kiss Me
True Virgins Make Dull Company

Y otras veces, qué sé yo, la regla mnemotécnica es incluso más complicada que lo que queremos recordar. O esa tan típica del colegio que consistía en copiar (estímulo visual que ayuda a recordar)

Por otro lado, dejando a un lado esas estrecheces líricas que se derivan de la memoria fotográfica, el vaivén mental debe ayudarnos a comprender. ¿Qué poder tenemos sobre el pasado y el presente, sobre el recuerdo y el olvido?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra regla mnemotécnica para integrar “por partes”:
∫ udv = uv - ∫ vdu
“Un día vi un viejo soldado vestido de uniforme”...(y luego vamos diciendo por ahí que somos “de ciencias” Já!).

Bueno, y ¿Qué poder tenemos sobre el pasado y el presente, sobre el recuerdo y el olvido?
Nuestro pasado determina nuestro presente en todos los aspectos de la vida, y afortunadamente para el ser humano, la mente, como mecanismo de defensa, recuerda sólo lo positivo a largo plazo…..y ufff! menos mal!.
Feliz 2007 (o lo que queda de él)!!

HombreRevenido dijo...

Polizón, qué gran aportación mnemotécnica.

¿Y no será que nuestra percepción del presemte determina nuestra percepción del pasado?
Es cierto que el olvido sirve a veces de mecanismo de defensa. Pero ¿no crees que otras veces es simplemente avestrucesco?
Feliz 2007 pa ti, gracias.

Anónimo dijo...

Llego tarde pero me acordaré toda la vida de "Sólo Pérez Debe Follar", o sea, SPDF que era no sé que cogno de la estructura de electrones en capas o algo así. Cojonudo, me acuerdo de la chorrada mnemotécnica pero no recuerdo qué debía recordar. Queda inaugurada una nueva variedad de desmemoria. ¡Claro! por eso a veces me apunto "CEN" en el dorso de la mano y luego ¿qué otias es CEN? ¿Cena? ¿Cenutrio? ¿Centro? Ni idea Y eso que el CEN ya no está sólo escrito sino en mi cerebro durante días, hasta que lo borro intencionadamente. Esta cabeza, por tanto, no vale para escribir un tesis pero arraso al Trivial...

HombreRevenido dijo...

Tú nunca llegas tarde, Anónimo.

Es una verdad como un elefante eso de inventarse una norma mnemotécnica para recordar algo y al cabo del tiempo sólo recordar la norma, jaja.

Me recuerda a Epi (el de Barrio Sésamo) que se ataba un cordel en un dedo para recordar que llevaba atado un cordel en otro dedo para recordar que llevaba atado un cordel en el otro dedo... así hasta que no recordaba por qué había puesto el primero.

Qué haríamos sin cabezas como la tuya. Sobre todo tú.