domingo, diciembre 16, 2007

Ceguera lúcida

Al fin se encendió la señal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida se advirtió que no todos habían arrancado. El primero de la fila en medio está parado, tendrá un problema mecánico, se le habrá soltado el cable del acelerador, o se le agarrotó la palanca de la caja de velocidades, o una avería en el sistema hidráulico, un bloque de frenos, un fallo en el circuito eléctrico, a no ser que, simplemente se haya quedado sin gasolina, no sería la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de peatones que se está formando en las aceras ve al conductor inmovilizado braceando tras el parabrisas mientras los de los coches de atrás tocan frenéticos el claxon. Algunos conductores han saltado ya a la calzada, dispuestos a empujar el automóvil averiado hacia donde no moleste. Golpean impacientemente los cristales cerrados. El hombre que está dentro vuelve hacia ellos la cabeza, hacia un lado, hacia el otro, se ve que grita algo, por los movimientos de la boca se nota que repite una palabra, una no, dos, así es realmente, como sabemos cuando alguien, al fin, logre abrir una puerta. Estoy ciego.

Nadie lo diría. A primera vista, los ojos del hombre parecen sanos, el iris se presenta nítido, luminoso, la esclerótica blanca, compacta como porcelana. Los párpados muy abiertos, la piel de la cara crispada, las cejas repentinamente revueltas, todo eso que cualquiera puede comprobar, son trastornos de la angustia. En un movimiento rápido, lo que estaba a la vista desapareció tras los puños cerrados del hombre, como si aún quisiera retener en el interior del cerebro la última imagen recogida, una luz roja, redonda, en un semáforo. Estoy ciego, estoy ciego, repetía con desesperación mientras le ayudaban a salir del coche, y las lágrimas, al brotar, tornaron más brillantes los ojos que él decía que estaban muertos. Eso se pasa, ya verá, eso se pasa enseguida, a veces son nervios, dijo una mujer.

"Ensayo sobre la ceguera" (José Saramago)


Fernando Meirelles rueda la adaptación de esta novela inquietante, que se agarra a las entrañas.
El estreno está previsto para marzo de 2008. Y yo no puedo imaginarme cómo puede plasmarse en imágenes una historia tan verbal, tan difícil.
Veremos. O no.
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12 comentarios:

Leon dijo...

Un libro tremendo. Por bueno y por desagradable. Revuelve mucho porque en el fondo lo que cuenta sí podría ocurrir.

kaktus dijo...

Genial el libro.
¿La peli? No sé. Me atrae Meirelles (NO físicamente), pero es que el libro es tan, tan, tan bueno que la peli decepcionará por fuerza.
Y es duro jugar con el destino en contra.

Unknown dijo...

Miedo me da ese estreno.Desgraciaron uno de mis libros favoritos"El perfume".

HombreRevenido dijo...

Correcto, León, fantasía y verosimilitud sembrando el pánico en nuestro subconsciente. Una gran historia.

Meirelles es brillante, Kaktus, pero está condenado a naufragar, estoy de acuerdo.
Rebajemos nuestras expectativas y así le damos una mínima oportunidad de salir airoso.

He leído "El perfume", Orleans, pero no he visto la película. Es un caso parecido (aunque tengan méritos literarios diferentes, a mi entender) porque hay tantas palabras cargadas sensorialmente que es difícil que el cine puede reproducirlas.
Miedo al destrozo, no hay duda.

la maru dijo...

A mí también me encanta esta novela. En el cine... puede que funcione, porqué no! Que no será lo mismo?, seguro. Pero nunca lo es. Son dos artes distintas y cuando la literatura es buena suele decepcionar en el cine.

HombreRevenido dijo...

Funcionará en parte, Maru, aunque sólo sea por la curiosidad de todos nosotros. Esperemos, pues.

Ender Muab'Dib dijo...

Buf... yo al igual que el resto veo muy difícil pasar esa novela al cine. Cuando la leí me pareció brillante; cómo bien apunta leon describe unas situaciones que no nos costaría nada imaginar que sucedieran. Yo creo que representa muy acertadamente todas las bajezas e instintos primitivos humanos.

Poco después leí el Ensayo sobre la lucidez, también muy interesante e hipotéticamente "realista"; aunque preferí el de la ceguera.

¡Saludos!

HombreRevenido dijo...

Saludos, Ender. Asombra de esta novela la naturalidad con la que suceden las cosas. Una cualidad que humaniza la ficción hasta el nudo en la garganta.
A ver cómo el cine hace eso, o mejor, a ver cómo lo intenta.

Anónimo dijo...

Pues ahora voy yo y digo que no he leído la novela, pero en absoluto me enorgullezco de ello (por aquello de ir contracorriente, porque no he leído ni ésta ni El Código da Vinci).

Me pesa no haber leído todo lo que he querido leer (me niego a decir "he debido" leer)

HombreRevenido dijo...

Yo he leído hasta el "Código da Vinci", me pudo la curiosidad. Quizás la curiosidad sea el imperativo más grande que exista para la lectura. ¿No te pica la curiosidad este libro, Guillermo?

Anónimo dijo...

HombreRevenido dijo...

Claro