martes, marzo 30, 2010

Los martes: CINECLUB - 111 - Jesucristo Superstar


Jesus Christ, Superstar - 1973 - Director: Norman Jewison

Reparto:
Ted Neely (Jesús)
Carl Anderson (Judas)
Yvonne Elliman (Magdalena)
Barry Dennen

Guión: Melvyn Bragg y Norman Jewison (basado en el musical homónimo de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber)
Música: Tim Rice y Andrew Lloyd Weber

Los 70 fueron complicados para todo el mundo. A mí, por ejemplo, me tocó nacer. Así, llego a esta Semana Santa con 33 años bíblicos, esperando respuestas.
"Jesucristo Superstar", adaptación de la ópera rock que arrasó en todo el mundo, conserva su esencia tras el paso de los años. Es verdad que esa estética jipi puede ser desconcertante, pero reconozcamos que un poco sí que le pega a la historia.
Nos han explicado la Pasión de Cristo desde el punto de vista canónico, sin profundizar en sus causa principal: la confusión. Por eso la película aprovecha los confusos y atribulados años 70 para transmitirlo a la gente.
El mensaje de "Jesús-Dios-Omnipotente-Superstar" cala en las masas hasta asfixiar al propio Jesús. Judas le pide que no se aparte de la vía inicial, "humana", de ayuda a los desamparados en humilde anonimato. Otros le piden que lidere la revolución. El sanedrín observa su creciente influencia y tiembla ante la reacción de Roma (aunque Pilatos siga siendo el inverosímil miedoso y blando de los evangelios). Cada uno ve en Jesús lo que desea ver, o lo que teme.

La voz del mesiánico Ted Neely alcanza registros sobrehumanos en la trágica oración de Getsemaní. La Magdalena vendió millones de singles con su emotivo "I don't know how to love him" (quién se lo iba a decir). Soberbio Judas, desbocado, con la voz privilegiada y expresiva de Carl Anderson. Ambientación conceptual, zoom setentero, ropas hilarantes, toneladas de ironía y mala leche... el único problema es que desde le principio ya nos sabemos el final.

La principal polémica que generó la película es, para mí, su principal virtud. Presentar la dialéctica Jesús-Judas como epicentro de la acción devuelve al traidor al lugar que le pertenece. Mientras los apóstoles cantan un resignado: Siempre he deseado ser apóstol. Sabía que si lo intentaba lo conseguiría. Así, cuando nos retiremos, escribiremos los evangelios, para que todos hablen de nosotros cuando hayamos muerto. El apóstol díscolo es el único que está a la altura: Tú quisiste que hiciera esto, responde a Jesús cuando anuncia a todos su traición. Y añade: ¿Qué pasa si me quedo aquí y arruino tu ambición?.
Los cristianos deberían entender que en el plan secreto de Dios, Judas desempeña un papel tan respetable como todos las demás (quizás el más importante).

Y esto me lleva a la reflexión clave. "Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre", dice Jesús en Juan 10, 18. Paradójicamente, tal vez sea "Jesucristo Superstar" la primera película que se centra en el camino de perdición que emprende el Hijo de Dios, que puede salvarse pero no lo hace, entrando en las fauces de la fiera con la suficiente teatralidad para que ese hecho, su sacrificio voluntario, sirviera de ejemplo futuro.
Que al suicidio asistido le suceda la resurrección merece también un análisis. Pero eso será otro día.
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5 comentarios:

Espartaco dijo...

Hay un relato breve de Borges (del que no desvelo el final) maravilloso sobre el binomio Jesús-Judas. Lo recomiendo para quien no lo conozca.

Monja Indignada dijo...

Soy fan total. Mi prefe es Judas. Me sé todas las canciones. Mis padres siempre me centan que cuando fueron al cine a verla de estreno estaban los ultractólicos haciendo piquete.

Ay, qué tiempos aquellos.

HombreRevenido dijo...

Espartaco, es cierto que a Borges también le fascinaba ese binomio Jesús-Judas, igual que el tema del traidor y el héroe.

Nana Nicotina, imagino que la impresión de verla en el cine supera totalmente la de verla en la pantalla del ordenador, como fue mi caso. Además yo no tenía cerca un piquete de ultracatólicos. Los ultracatólicos siempre dan colorido a todas las fiestas.
Ya no se hacen musicales como los de antes.

Cambridge dijo...

Me molan esos ritmos funkys, esos Wha-whas, esas baterías con sonido de pote de lata.

Y sobre todo, Ivonne Elliman.

HombreRevenido dijo...

Cambridge, he de reconocer que a mí también me encanta ese sonido. Aunque no lo hubiera sabido definir.