miércoles, junio 30, 2010

Mantenga su trauma en el congelador

Sí, ya sé que en la Academia tenemos una importantísima labor literaria que cumplir. Lo tengo muy presente, incluso al levantarme de cada una de las tres siestas de la tarde. Pero no sé, ahora mismo lo que me apetece, lo que me pide el cuerpo de verdad, no es escribir, es comerme un helado.


Jope, qué nostalgia.
El Twister lo han vuelto a fabricar, aunque en vez de ser azul por dentro es amarillo. Se les debió de acabar el colorante. Yo, sinceramente, creo que el color azul le daba un sabor más fresco.

También han vuelto a fabricar el Super-Choc. Era cuestión de tiempo. Tres clases diferentes de chocolate en un solo helado. Sin el Super-Choc nuestra vida no hubiera sido la misma. No digo que fuera mejor o peor, pero sería distinta. Ese vórtice de distintos chocolates en nuestra boca, rivalizando, trabajndo juntos, contradiciéndose como los diferentes matices de la felicidad, las diferentes clases de desdicha. No, no todos los orgasmos son iguales.

En ese cartel brillan con luz propia alguno de los mejores helados de la historia. ¿Os acordáis del Frigo-Pie? Madre mía, qué ideaca. Y la de pensamientos perversos que os provoca ahora.
Como el Frigo-Dedo, fresquito y amenazante. Los Popeye eran los baratos, los más básicos, aunque les pusieron un nombre que no tenía nada que ver, para que fuéramos familiarizándonos con el absurdo de la existencia.
Había helados de padre, como el cucurucho de ron con pasas. Había helados que desaparecieron repentinamente, como el Negrito. Ahora serían políticamente incorrectos, qué desgracia la nuestra.
Las habilidades adquiridas por toda una generación de niñas (y algunos niños, claro) con el Calippo nunca serán convenientemente agradecidas.
¿Y el Drácula? Cuando los vampiros daban miedo en vez de grima, allí plantaron un helado sanguinolento. Maravilloso. Yo también le tenía miedo a los tiburones (desde que vi el trailer de la película) y allí se marcaron el Frigurón.

La cosa es evidente; mientras consigamos hacer un helado con las cosas que nos aterran, tendremos posibilidades de superarlas.
Es mi aportación innovadora al psicoanálisis.
Retomemos el hábito de los helados con mensaje: un Camy-Crisis estaría muy bien para hacernos poco a poco a la idea. En la periferia rebelde saborearían la inofensiva fresa y el refrescante limón de su Frigo-España. Luego se harían helados de Soledad, Desamor, Deriva existencial... los chavales dejarían de temer a la muerte con el inquietante Frigo-RIP. De este modo, las religiones se resentirían, los partidos políticos también, y, pensémoslo, no es posible una mejor noticia.

La calor, el cambio climático, nos aboca sin remisión a la dialéctica de los helados.
Yo lo sé. Y ahora también los sabéis vosotros.
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12 comentarios:

molinos dijo...

primer...ahora no tengo tiempo que me las piro..pero mañana voy a aportar datos completamente inutiles y maternales sobre esos helados...

ala...

Alonso dijo...

De memoria:

Flag golosina
mi rico helado
del congelador
lo saco congelado
siempre en la cima
flag golosina
yo de naranja y fresa
yo de piña y menta
yo flag golosina de limónnnnnnn

Se te olvidaba, profe. Era mogollón de proletario. ¡Póngame un FrigoSpain!

Ra dijo...

El otro día, por el paseo marítimo (dato), sucumbí a un SuperChoc invadida por la nostalgia, o por las ganas de ser pequeña y llevarme el cubo a la playa. El cartel decía 1€, pero me cobraron 1'30 por toda la cara. Los 0'30 ctms por Proust, supongo. Bien pagados desde luego :)

Sandra dijo...

Yo recuerdo el Boomy y se me saltan las lágrimas. ¡Qué genial invento, una fresa, un limón y una naranja, todo en uno!

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Por cierto, creo que el Negrito tuvo una época en la que se llamó Negritón. Y sí, estaba tremendo.

HombreRevenido dijo...

Molinos, esperaremos ansiosamente a leer tu aportación al tema. Si encima son datos inútiles mil veces mejor.

Alonso, tienes razón, lo había olvidado. El flash fue importante, fue el sucedáneo barato, la perfecta metadona.
Sólo había una cosa más proletaria. Hacer helados con palillos y una cubitera. Eso también lo viví intensamente, claro.

Ra, ¿no lo sabías? esos 30 céntimos son el nuevo impuesto a la nostalgia. Lo aprobaron el otro día.
Yo también me comí hace poco un Super-Choc y creo que volé (no es seguro).

Sandra, si es que se hacían mezclas buenas. Con gracia y buen gusto.
Yo era fan del Negrito y me dolió cuando lo retiraron. Ahora fundaría un grupo en facebook para quejarme; entonces no, crié un profundo resquemor en el fondo de mi alma y lo superé.

Unknown dijo...

Me has tocado en toda la patata!!!! pedazo cartelón...cuántos recuerdos!!!!
Frigopie...el primer helado para fetichistas...mmmmm, y el dedo...,mmmmm!!!!
Además de despertar los instintos más primarios...hay que reconocer que estasban riquísimos. El frigurón...mmmmmm, super refrescante.Los de leche Minimilk...mmmm... es cierto, que dichos productos aportaron más que cualquier explicación sexual que hubieran podido facilitarnos nuestros padres!!!!
Os quiero, os recuerdo, os echo de menos...VOLVED!!!

Unknown dijo...

y por favor, que creen el Frigochichi y el Camynabo.Asi, tal cual, sin remilgos!!!

HombreRevenido dijo...

Santo cielo, Orleans, eso sería demasiado directo. La fórmula actual, colorista y subliminal, ya ha sido socialmente aceptada, para qué arriesgarse.

Yo tuve el mismo entusiasmo que tú cuando vi el cartelón, con los grandes clásicos. Y luego el bajón de ver que algunos de ellos nunca volverán. Aunque otros sí ¿eh?

Musa Sosa dijo...

Entrada triunfal al cuarto de los retratos en blanco y negro.

Me ha gustado casi tanto como el Super Choc.

HombreRevenido dijo...

Eso es un elogio grande, Empanadilla. La nostalgia lo engrandece todo. Aunque el twister fuera en blanco y negro yo juro que lo recuerdo en colorines.

molinos dijo...

¿sabéis que los helados llevan cereales?? Y y por tanto gluten?

Los helados buenos y amigos de los niños con limitaciones alimentarias complejas son los de hielo: Popeye, Frigodedo, twister..el calipo..esas cosas...

ohh.y apropósito de los que dan miedo..ahora venden unos que se llaman "fantasmikos" en bolsitas..vienen 5 minipolos dentro pero cuando esperas encontrarte un fantasma resulta que son un tren, un cohete y un avión..creo..

¿porqué esa falta de coherencia con el nombre??..y esa desiluion??..mola más comerse un fantasma que una nave espacial...

HombreRevenido dijo...

Cierto, Molinos. Alérgicos, intolerantes a la lactosa y celiacos tienen la cruz con alguno de ellos, es una pena.

Los Fantasmikos encajan perfectamente en la teoría de la conjura del miedo. Pero claro, tiene que haber fantasmas, no trenes o naves. Podrían haber puesto fantasmas metafóricos (todos conocemos unos cuantos) que también dan miedo.