lunes, diciembre 10, 2018

El arte del buen capazo


Dos primates se encuentran por la calle. Como ambos se conocen, disminuyen la velocidad de sus pasos hasta detenerse uno frente al otro. Saludo cordial y comienzo de una conversación trivial que, se sobreentiende, será muy breve.
En Huesca pasa mucho y lo llamamos "pillar un capazo".

Dejando a un lado las peculiaridades del "capazo" en una ciudad pequeña (o pueblo grande), tengo observado que lo más relevante de este encuentro es el desenlace del mismo.

Ey, qué tal
- Bien. Aquí a la marcha...
- Ya me contaron que...
- Pues sí, como le pasó a tu suegra...
- Anda que...
- Si es que...

No confundamos los términos. Una cosa es que la conversación sea banal y otra que no puedan desplegarse el encanto, el ingenio, un par de buenos chistes, otro par de buenos chismes o un leve contacto. Todo a gran velocidad. Porque estamos en la calle, no tomando un café. Nada sería más violento que un silencio.
Por eso en cuanto empieza a declinar el ritmo de la conversación (pueden pasar 2 o 20 frases) es el momento de acabarla rápido y dejar buen sabor de boca.

Hay un método, que yo llamo "me van a cerrar la farmacia" que hace aparecer la prisa de repente, como un Deus Ex Machina definitivo. Porque nadie podía imaginar que tuvieras prisa si te has parado a charlar. Y sin embargo, ¡zas!, un bofetón de realidad pone fin a la conversación.
En ocasiones, la voluntad del que esgrime la prisa se topa con le de alguien que no capta el mensaje y se empeña en continuar hablando hasta que se hace obligatoria la interrupción abrupta.
(La zarigüeya se haría la muerta, pero no sé si es la estrategia idónea)

La segunda modalidad es compleja y de gran vistosidad en la Urbs Victrix oscense. Si viven ustedes en una gran ciudad, será complicado que tengan los mimbres necesarios para perfeccionar los "capazos encadenados". Uno consigue salir de un capazo porque el interlocutor pilla otro capazo simultáneo con un nuevo conocido que pasa. Un simple "yo me voy" o "bueno, os dejo" será suficiente. La despedida conseguirá ser rápida y aséptica. Sin ese dramático "a ver si nos vemos más a menudo", que quiere sonar cordial y acaba pareciendo una amenaza.

Y la tercera modalidad es la más difícil de desplegar, pero también es la más gratificante. Escrita parece ciencia ficción, aunque en realidad, se ve constantemente en las aceras de nuestras ciudades pequeñas (o pueblos grandes). En ocasiones lo practicamos sin darnos cuenta. Debe de haber implicada alguna razón evolutiva.
Se trata del método "arranque progresivo".

Decíamos que en la génesis del capazo, los dos primates disminuían su velocidad hasta encontrarse frente a frente. Pues aquí, con gran sutileza, uno (o ambos) se pone a caminar mientras hablan. Se hace muy despacio. Casi imperceptible al principio, pero suficiente para que ambas partes sepan que la conversación está llegando a su fin y busquen la frase final de camaradería "qué bien te veo, pájaro" o de información relevante "dile a tu padre que le guardo lotería".
Ojo que se han dado casos de perfecto difuninado entre el frenazo previo al capazo y el arranque de salida. Como si no nos llegáramos a detener completamente en ningún momento.

Conversaciones que empiezan así...



Continúan así, en un giro involuntario que recuerda a las sevillanas o, más bien, a la jota aragonesa...



Y acaban así, con las frases de cierre dichas mientras ambos interlocutores se alejan despacio, con gesto sonriente y, en ocasiones, un gesto cómplice o una carcajada.



Seguro que reconocéis las 3 figuras.
Si no, salid más a menudo de vuestras madrigueras.

Creo que es nuestro cerebro el que interpreta el movimiento a un nivel muy profundo y se adapta a ello. Nosotros ni siquiera nos damos cuenta la mayor parte del tiempo de esa despedida progresiva. Y eso es una buena noticia.


El asunto da para mucho más. Pero yo he de hacer honor al tema del post y despedirme antes de convertirme en el típico pesado que te da la chapa en la calle mientras te agarra del brazo

4 comentarios:

molinos dijo...

En Huesca ¿no os hacéis los tontos? Yo soy muy de hacer que no te he visto.

HombreRevenido dijo...

Bien visto, Molinos. Esta noche haré una segunda parte sobre evitar estos encuentros. El más alto estadio de camuflaje evolutivo que existe. XD

Speedygirl dijo...

Pero, pero, pero pero... estoy totalmente en desacuerdo!! Como que un encuentro breve? Breve??!! En la calle, sí, casual, sí, pero breve NO!! Si un capazo, POR DEFINICIÓN, es largo. De hecho, por eso es la excusa oficial infalible cuando se llega tarde: "Es que he cogido un capazo..." Nadie puede rebatir eso ;P (Ahora, también te digo, el concepto de los capazos encadenados..¡qué gran verdad!jajaja)

HombreRevenido dijo...

Speedygirl, breve en comparación con un día, por ejemplo. No hay capazos de un día (espera que consulto el libro guiness de los récords).
Al final duran lo que tienen que durar. La indefinición son su mejor arma.