jueves, enero 03, 2019

Estampas de los Reyes Magos (1)


En la guardería, la función de Navidad era un belén viviente aderezado con jotas (e incluso sevillanas).
Yo rezaba muy fuerte para que no me tocara bailar. El Señor me escuchó. Más que eso, me dio uno de los papeles principales en la obra.

El papel más codiciado entre las actrices era el de la Virgen María, obviamente. En el caso de los actores, no era San José, qué va, eran los tres reyes magos.

Las monjas inventaron un casting infalible, casi darwiniano, para djudicar los papeles: los tres más altos serían los reyes. En su orden.

Yo entré en el pódium por los pelos y fui Baltasar con gran felicidad.
¿El momento cumbre de mi carrera artística? Casi seguro.

Las pinturas para la cara de hoy en día son maravillosas. Un poco de desmaquillante y salen solas. Pero lo que tuvo que frotar mi madre para sacarme el maquillaje también fue digno de ser llevado a los mejores teatros.
Todavía creo que tengo un poco de pintura detrás de las orejas.

2 comentarios:

Speedygirl dijo...

jajaja, estoy COMPLETAMENTE segura de que te queda pintura detrás de las orejas. Esa pintura era imposible de quitar. IMPOSIBLE. Morirás de viejo, en la autopsia hallarán rastros de esa pintura y el pobre investigador se turno se romperá a cabeza para buscar una explicación plausible... jajaja

HombreRevenido dijo...

Speedygirl, más indeleble que los rotuladores indelebles.
Desde aquel día de hace 37 años soy medio mulato.