martes, febrero 26, 2019

Dia-riot (4WPG)


Salgo de la cama dando un salto mortal. Tiro un jarrón, que se rompe y me hace algunos cortes en los antebrazos que denotan personalidad.
Deshojo la margarita de la ducha.
Hago gárgaras con biodiésel.

Unto sobrasada en el pan tostado, como bíblico oleaje de sangre. El desayuno es la comida más importante de la historia.
Me enfundo mi camiseta gris del mono con sombrero y mis pantalones de golf (con 18 agujeros). Ya estoy listo para salir a comerme el mundo o a comprar chocolate.

La gente se vuelve a mirar mi deambular decidido por la acera. Casi siempre bípedo, sólo cuadrúpedo en ocasiones.
Vagabundeo un rato hasta la hora de comer. Hago quinielas ficticias en mi cabeza y fantaseo con que acierto y me compro un lanzallamas.

Para comer, asalto, si es posible, a unos excursionistas. Les robo la canasta de comida.
Si no, adquiero alimentos en el supermercadona. Olvido que no puedo gastar más dinero del que llevo en el bolsillo. Tengo que dejar artículos en la caja y lo hago mientras imito la subasta del Un Dos Tres, haciendo perder los nervios a la cajera.

Luego duermo unas cuatro horas de siesta.
Me despierto de humor disonante. Una mezcla entre don Basilio y Chucky el muñeco diabólico.
Blasfemo una hora al día (a falta de otros hábitos deportivos).

Por la noche ceno serrín, que rasco con una lima del mueble de la tele. Unas horas de tuíter arreglando este mundo nuestro, que va claramente a la deriva.
Me acuesto pensando en vosotros. Mi luz en la oscuridad.
Apagaos un rato, si no os importa, que me desvelo.



5 comentarios:

sonia dijo...

Qué siniestro todo.Me da miedito.

Carmina dijo...


Muy a favor de las siestas de 4 horas. Lo que no sea eso ni es siesta, ni es ná.

HombreRevenido dijo...

Sonia, pues esto es un día entre semana. Los fines de semana es todavía peor.

Carmina, se levanta uno de mala leche, pero son pura salud. Lo curan todo.

Carmina dijo...


Siempre he oído decir que de las siestas largas se levantaba uno mal. Y yo es que me levantaba divinamente, incluso de buen humor. Es que mis siestas eran profesionales. Me ponía el pijama y me metía en la cama. Nada de quedarme dormida en una butaca y despertarme fatal con el cuello hecho polvo por la postura de la cabeza colgando. Y en una afortunada época de mi vida, con polvo incluido.

HombreRevenido dijo...

Claro, Carmina, las del polvo incluido son mejores que una semana en un spa.