viernes, noviembre 28, 2014

Transición

Vosotros me culparéis a mí. Yo culpo a mi ordenador. Menudo carácter se le ha puesto al jodido.
Hay días que le cuesta más a él ponerse en marcha que a mí. No sé, esta sufriendo.
Mi portátil se ha convertido en un ordenador adolescente, que cierra los programas dando portazo y no hay quien lo aguante.

Esto me ha llevado directamente a escribir el post con el móvil. Bueno, a eso y a muchas más cosas. Porque no tengo muy claro lo que voy a escribir en los próximos párrafos y eso me intranquiliza. Como si estuviera en un interrogatorio de una cosa y temiera contar algo que me incrimine respecto a otro asunto que no tiene nada que ver.
Ya de niño era un monete nervioso y hablador, como esos personajes de novela que acaban delatándose.
Si quisiera robar un banco me acabarían vendiendo un seguro.
Si quisiera formar parte de una célula durmiente terrorista me acabarían pillando por los ronquidos.

¿Lo veis? Dictarle los posts al móvil lo hace todo mucho más íntimo. Y por el camino surgen todos los grandes temas contemporáneos: el autocorrector, los grupos de whatsapp... a lo mejor es verdad que esto de los teléfonos inteligentes consiguen un efecto contrario en nuestras mentes. Nos uniforman. Y aún peor, nos hacen dar crédito a reflexiones impulsivas y lamentables como esta última.

Para compensar todo ello y daros más herramientas con las que juzgar mi deterioro mental, mañana escribiré el post a mano.
¡O no! ¡Mejor lo dibujaré!

El chimpancé sin habilidades artísticas tomará lápiz y papel en un ejercicio de funambulismo bloguero de alto riesgo.

Si sale mal (que saldrá), podría volver a perder vuestro respeto para siempre.

Pensad que este es un post de transición de una semana de transición.

Una transición desbocada hacia la autodestrucción, el fin de semana y ese último paso en falso que me conducirá sin remedio a la cárcel de internet.

jueves, noviembre 20, 2014

En ningún momento

Un profesor anuncia que la semana próxima hará un examen sorpresa. Un profesor cualquiera. Imaginadlo. No tiene que ser alguien que conozcáis. Un maestro random. Vale, sí, soy yo.
Ese profesor asegura que nadie podrá acertar la fecha del examen en ningún momento de la semana.
Ese, de por sí, ya era un tipo de examen. ¿Nadie puede adivinar cuándo va a ser? ¿seguro?

No vi mucha gente tratando de resolver el acertijo. Aunque como sois todos muy listos (ejem) seguro que alguien dedicó 30 segundos a pensar sobre dicho enunciado.

Un alumno aplicado razonaría así: Si en ningún momento de la semana puede anticiparse el día que será el examen, no puede ser el domingo.
Porque si ha pasado toda la semana sin examen, llega el sábado y tampoco se celebra, todo el mundo podrá adivinar que el examen será el domingo. Descartado entonces.

Aunque si ya hemos descartado el domingo, tampoco podrá ser el sábado. Porque si sabemos que el domingo no será (por definición), cuando lleguemos al viernes sin exámenes resultaría sencillo deducir que será el sábado. Descartado también.
Y lo mismo el viernes. Si llegamos sin examen al jueves, podríamos adivinarlo.
Y así sucesivamente hasta el lunes.

Por lo tanto, dentro de la más estricta lógica, ese profesor no puede cumplir su palabra.
Por lo tanto... no podrá haber examen sorpresa.

Dicho esto, hoy toca examen sorpresa.

Me he cabreado mucho hace un rato. Quería escribir un post haciendo broma sobre ese versículo del Nuevo Testamento que dice "Cielo y tierra pacharán, mas tus palabras no pacharán" (Mt 24, 36 - adaptación -)
Y menos mal que se me ha ocurrido mirarlo en google. 43 personas habían hecho ya el juego de palabras. Estoy indefenso. Sois muchos simios en el mundo y yo sólo uno. Cualquier cosa que se me ocurra, ya la hizo alguien mejor.

Por lo tanto, vamos a cambiar esta dinámica negativa.
Mientras repaso los contenidos de la semana que viene, vosotros tendréis que sacarme adelante este post.

Es una prueba práctica. No es suficiente con haber estudiado, tenéis que sacar lo peor de vuestras entrañas para hacernos a todos disfrutar.
Pondré nota.
Si corrijo con el rotulador rojo es que estoy enfadado. Si corrijo con el verde es que estoy contento. Eso lo aviso también.

Voy a poner 3 imágenes y en cada una tenéis que comentar algo. Puede ser cualquier cosa:
* Título o titular de la foto
* Tuit
* Reflexión corta
* Reflexión larga
* Chascarrillo
* Breve historia
* Contraposición
* Yuxtaposición
* Imposición (de manos)

Si en vez de una respuesta por foto podéis hilar las 3 imágenes en un mismo pensamiento, mejor.

Vamos allá.
Sólo bolígrafo y papel encima de la mesa.
No copiéis, por favor.
Y sobre todo, repasad antes de entregar el comentario.

1)


2)


3)



Hala. Comienza el tiempo.
Si nadie responde lo entenderé.
Sólo con imaginar vuestra cara intentando pensar algo me basta.

lunes, noviembre 17, 2014

Gozar-zuela (2ª parte)

Viene de Gozar-zuela (1ª parte)

Dejamos ayer la zarzuela entrando en ebullición, veamos qué nos tiene preparada esta segunda parte.

Luisa Fernanda y Mariana rezan el rosario en la posada y afuera suenan los disparos y las explosiones. ¡Ha comenzado la revuelta!
Llegan a la posada los revolucionarios sólo con algunos rasguños.
"No sabía que era usted tan republicano", le dicen a Vidal, elogiando su entrega en la batalla.
"Yo tampoco", responde él. Y confiesa...

Vidal:
Luche la fe por el triunfo
de un ideal redentor.
Yo, que no soy más que un hombre,
lucho por mi corazón.
(...)
Por el amor de una mujer que adoro,
si hay que luchar,
sabre reñir;
si hay que vencer,
sabré morir.

Se anuncia la llegada de los húsares, con Javier al frente.
Recordemos que hay un desafío pendiente.
También llega la duquesa, echando pestes del levantamiento. Y Luisa Fernanda salta. Porque ya está harta de la duquesita de las narices.

Escaramuzas con toque de corneta y alaridos del coro.
Entra en escena Javier. Bueno, no entra, lo traen prisionero mientras el coro grita:

¡Muera el prisionero!
¡Muera sin piedad!



¿Quién sale en su defensa?
Claro, Luisa Fernanda.
Si queréis atacarle,
uno a uno venid.
Es un hombre indefenso
que no os puede batir.

Y claro, ante eso el coronel se viene arriba:
Luisa Fernanda, cariño mío,
¡Con qué nobleza me pagas tú!
Cariño mío, con qué indulgencia
premiar supiste mi ingratitud.
Si de esta empresa la vida salvo,
que no me falte tu buen amor.

Ya se ha puesto zalamero otra vez el fulano.
Luisa Fernanda le para los pies:
Javier, no pidas, porque es un sueño,
que resucite lo que murió.

Entre tanto, en la calle, el ejército se hace con la situación. La revuelta es sofocada.
Irrumpen los soldados en la posada y Javier normaliza la presión de sus esfínteres.

Javier:
Al jefe de esta chusma
se habrá de detener.

Y manda prender a Vidal, el tío rencoroso.
Pero el verdadero cabecilla de la insurrección da un paso al frente y se entrega.
La duquesa asoma la cabeza y las dos parejas, en dos planos distintos, se consolidan mientras despiden el segundo acto.

Carolina:
Vuestro brazo, caballero,
concededme por favor.
Javier:
Ofreceros este brazo
para mí es un gran honor.
Los dos:
¡Y a los cánticos de guerra
sustituyan los de amor!

Vidal:
¿Qué piensas?
Luisa Fernanda:
¡En la paz de un hogar labrador!

¡Caramba! Luisa Fernanda lo ve claro (por fin) y acepta la propuesta de matrimonio de Vidal.


Tercer acto:
Para el desenlace nos trasladamos a la dehesa extremeña. Todo es felicidad y armonía.



Luisa Fernanda y Vidal están en el planeta amor (que diría Molinos), en un plan bastante empalagoso, aunque todavía no se han casado.

La revolución ha triunfado. La reina destronada. La duquesa huida a Portugal. Y a Javier... se le da por finiquitado, desaparecido en combate.
Pero no estaba muerto, qué va, estaba de parranda.
Llega el coronel caído en desgracia y se reabre el dilema en las carnes de la doncella.



Canta Luisa Fernanda (poderosa hembra loca):
¡Cállate corazón!
¡Duérmete y calla!
No debe retoñar
la hierba mala.
¡Ay, qué tendrá el amor
de venenoso,
que cuando más cruel
es más sabroso!
Duérmete  calla;
que no retoñe más
la hierba mala.

¿Cómo se lucha contra eso? El dilema de Luis Fernanda es cien veces más cruento que una revolución.

Javier:
Vengo a decirte ¡adiós!
Ya es para siempre.
Luisa Fernanda:
Nunca ya te veré.
¡Dios me consuele!
Javier:
Con la esperanza voy,
de que aún me quieres.
Luisa Fernanda:
Contra mi voluntad,
te quise siempre.
Cuando fuiste ilustre,
cuando no eras nadie,
cuando me quisiste,
cuando me olvidaste.

Drama en la dehesa.
Giro inesperado de los acontecimientos.
Marcha Javier, llega Vidal. La ve llorosa y se lo ve venir.
Luisa Fernanda trata de aplacar esa duda. Cuando al fin se casen: "Tú serás toda mi vida y lo demás habrá muerto".

¡Ajá!
El subconsciente ha traicionado a la muchacha.
Si "habrá muerto" (en futuro perfecto) es porque hoy todavía pervive (en presente absurdo).

Danzan y bailan los mozos extremeños, pero la caja de los truenos no es que se haya abierto,es que le han volado la tapa con TNT.

Y Javier. que ya se iba, se lo ha pensado mejor y vuelve. Va a enfrentarse con la realidad.

Aunque me cueste la vida
vengo a implorar tu clemencia.
Tanto me da que me maten
como morirme de pena.

"¡Vete Javier!" vuelve a gritarle L.F., que ya no sabe dónde meterse.



"Yo dictaré la sentencia", anuncia el extremeño, meditabundo.

Vidal:
Es inútil
contra el amor no hay quien pueda.
Tú con el alma concedes
mientras con la boca niegas.
Porque las raíces hondas
ningún viento se las lleva.

Que sí, Luisa Fernanda, que sí, que dices que quieres a Vidal, que serás su esposa amantísima y tal...
No inventes, ¿por qué inventas?

Vete con él.
De la casa toma tu ajuar y tus prendas.
También va mi corazón contigo
mas no le temas.
Que un corazón que perdona
no es una carga que pesa.

Y ella dice adiós.
Javier (que de verdad, el pobre chaval no es completo) apuntilla:
Dele usted un último beso.

Y Vidal alza la voz:
¡No! no lo intentes siquiera.
Porque si llego a besarla...
¡mira que no te la llevas!

Ha hablado un hombre.


Qué extraño, la monarquía borbónica se derrumba y nosotros nos desenamoramos.
Siempre nos quedará la posada de la Mariana.

FIN


domingo, noviembre 16, 2014

Gozar-zuela (1ª parte)


Un día ponían "Luisa Fernanda" en la 2 y le prometí al Niño Desgraciaíto que haría este post. De ese instante tuitero han pasado meses, pero un simio siempre cumple sus promesas.

La zarzuela está infravalorada. Eso es así. Lo sé yo y, muy pronto, lo vais a comprobar vosotros.
Para esa reivindicación hemos elegido este clásico, obra cumbre del músico Federico Moreno Torroba (libreto monumental de Ferderico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde).
Ojito a los nombres de los autores. De allí no puede salir nada malo. Son apellidos de salir por la puerta grande o de hacerse árbitro.

"Luisa Fernanda" se estrenó en el teatro Calderón, el año 1932. Y desde entonces ha sido un no parar. ¿Qué tiene esta zarzuela que a todos los monos gusta? ¿marisco?
Vamos entrando en materia.

Nos trasladamos al Madrid antiguo, se acerca La Gloriosa (la revolución de 1868) y está el ambiente bastante alborotado.
En la posada de Mariana, habla Rosita, una empleada:
Mi madre me criaba
pa chaquetera,
pero yo le he salido
pantalonera.
La jefa le responde:
Hay sus razones,
y es que te gustan mucho
los pantalones.
Rosita lo pilla al vuelo:
¿Lo dice usted con segunda?
Mariana:
Lo digo porque es verdad.
No te sientas pudibunda.
Rosita:
Señora estoy en la edad.
¿A usté no le hablaban antes
unos calzones bien puestos?
Y se descojonan.

La zarzuela tiene cuatro cosas top: la música popular, el sentido del humor viejuno, los eufemismos y las palabrejas largas como "pudibunda".
Pero sigamos, porque están por llegar los protagonistas.

Javier es el supuesto novio de Luisa Fernanda. Aunque lleva un tiempo fuera porque le han hecho coronel.
Llega haciéndose un poco el chulo y protagoniza un primer momentazo lírico:



Con la fortuna
me he desposado;
buena compañía 
para ser soldado.

Tiene una confianza absoluta en sus posibilidades. Pero Mariana, la posadera, no lo ve para Luisa Fernanda, porque el chaval es un poco disperso.
Por la posada andan también los liberales, que quieren liar al coronel para su causa, aprovechando su ambición de seguir medrando en el ejército.

Por ahí cae Vidal Hernando, un extremeño con posibles que le ha echado el ojo también a Luisa Fernanda.
Corteja a la joven con mucha clase y ella le responde:
Yo, Vidal, le agradezco
sus palabras amables.
Pero siento decirle
que su afán llega tarde.
Tengo amores antiguos.
Y añade sobre esos amores:
¡Cuanto más me atormentan
más sabrosos me saben!
Vidal es un tipo con moral:
Yo, señorita,
no soy ladrón de amores,
ni envidio con tristeza
la suerte de otros hombres.
¡Yo es que la quiero
con un querer tan hondo!...

Pero nada. Luisa Fernanda se resiste. Aunque lo hace de forma ambigua y pone al extremeño (nunca mejor dicho) en canción.

Vidal se entera de que Javier, su enemigo en la conquista de Luisa Fernanda, apoya a los liberales ("los del jaleo") y se hace pro-monárquico.

¿Y qué hace el supuesto "novio oficial"? Se pone a tontear con la duquesa Carolina, que vive en frente de la posada.



La conversación entera no tiene desperdicio.
Dice la duquesa:
Los caminos que van a la gloria
son para andarlos
con parsimonia.

Ella, que es una lagarta, consique que Javier, el coronel pecho-palomo, se cambie de bando.
Y Vidal, que era monárquico por oposición, ahora se vuelve liberal. Todo muy normal. ¿Acaso nuestros grandes ideales también dependan de las pasiones... por no decir de la calentura directamente?

A estas alturas ya sabemos que el coronel le tira a todo lo que se mueve. A su novia Luisa Fernanda, a la duquesa Carolina y a cualquiera que pese más de 30 kilos y se esconda pa mear. Y al mismo tiempo se deja querer por liberales y monárquicos. Menudo jeta.
A Luisa Fernanda todo esto se lo cascan y se lleva un disgustazo. Normal.

Nos trasladamos al paseo de la Florida y la ermita de San Antonio. Hay una romería que rezuma tensión sexual no resuelta.
Se viene la famosa "Mazurka de las sombrillas"



Damiselas:
A San Antonio,
como es un Santo
casamentero,
pidiendo matrimonio
lo agobian tanto,
que yo no quiero
pedirle al Santo,
más que un amor sincero.
Pollos:
Yo, señorita
que soy soltero
y enamorado,
la veo tan bonita,
que soy sincero
y estoy pasmado
de que un soltero
no lleve usté a su lado.
Damiselas:
¡Ay qué zaragatero 
es usté!
Pollos:
Yo soy un caballero español.
Damiselas:
Yo no soy extranjera...
Pollos:
Y abra usté el quitasol
para que no se muera
de celos
el sol.

(Los nombres de los grupos son los del libreto original, ojalá se me hubieran ocurrido a mí)

Y allí están el coronel y la duquesa (Carolina y Javier) estrechando lazos, insuflándose ánimo.
Pero ojo, el culebrón todavía va a complicarse más.
Le van a Luisa Fernanda (que también está en la romería) con el chisme: "A mí me importa tres pitos" contesta ella. Aunque está algo dolida en el fondo.
Y llega también el bueno de Vidal con sus colegas revolucionarios. Y la duquesa (que es insaciable) se lanza a por él. No se sabe si se los quiere tirar o unirlos a la causa monárquica. Yo creo que ambas cosas.

Se viene un genial dueto.



Carolina se tira el rollo:
Es la primera vez,
se lo aseguro yo,
que ante un hombre me acobardo.
Vidal, le sigue el juego:
Eso me pasa a mí,
que es la primera vez
que me veo así alternando.

Al final Vidal pone en su sitio a la duquesa y sale indemne del tonteo. Se queda esperando a Luisa Fernanda (que llega con su padre de carabina). Convida a la familia a "horchatas, vasos y pajas", la santísima trinidad de la hospitalidad.
Y zas, allí aparece Javier. El novio ausente y caradura.

Se viene un cuarteto mítico:



Javier:
¡Cuánto tiempo sin verte
Luisa Fernanda!
Y ella:
Desde el último día,
si no me engaño.
Javier:
Ahora vas, por lo visto,
de cuchipanda.
Luisa Fernanda:
Ahora voy donde quiero,
no es como antaño.

De cuchipanda, amigos. Eso es hablar con propiedad.
Se lía parda, por supuesto. No dejéis de ver el vídeo.
Hay indignación, sorna, frases absurdas. Y el desafío final entre los dos pretendientes.
Se está rifando una hostia y no sabemos de qué lado va a caer.

Mientras tanto la duquesa a lo suyo. Como la recaudación de su mesa benéfica para los pobres ha sido baja, propone subastar un baile. ¡No hay tregua!
Javier, el coronel, ofrece una onza por bailarla.
Vidal, el rico extremeño, ofrece 50.

¿Quién mejora la subasta?
(Canta-grita la duquesa)
Javier:
La subasta se acabó.
Vidal, soltando la pasta:
Y ahora baile usté con ella,
que se la regalo yo.



Movidón. Rifi-rafe.Tira y afloja.
Ya sabíamos que Vidal le tenía ganas al coronel, pero esa afrenta es dura. Javier así lo entiende y arroja el guante. Era lo que hacía falta: un duelo.

Todos bailan para relajar la tensión y se acaba una primera parte frenética.
Mañana el desenlace.

jueves, noviembre 13, 2014

Constantemente




Siempre compraba lotería del bar.
Pero este año no ha comprado.
Va y toca.
Está jodido.
Está muy jodido.
Pero su mujer le convence de que baje al bar.
En el fondo se alegra por esos cabrones.
Con lo bien que le hubiera venido el premio.
El camarero le da un sobre rojo.
No puede ser cierto.
Está ahí, el número premiado.
Es un milagro navideño.
Estas cosas ocurren constantemente.
Abre una botella de cava.
Abre la segunda botella de cava.
Vienen los de la tele.
Descorcha la tercera botella de cava.
Se abraza a todo el mundo.
Mira en el bolsillo del abrigo.
Comprueba los bolsillos del pantalón.
El sobre no está.
No puede ser.
Entre la euforia general examina el suelo, desquiciado.
Se desespera cada vez más.
"¿Un sobre rojo? No, no lo he visto"
Se lo han birlado.
Está absolutamente seguro de que se lo han birlado.
"¿Tú qué miras imbécil?"
Sale del bar.
Ahora no puede subir a su casa.
Tiene que pensar con claridad.
Entra en otro bar.
Le reconocen por las imágenes televisivas.
"Págate algo, fiera"
Rompe una botella.
Raja a ese tío.
Sale del bar ensangrentado.
Camina sin rumbo.
Respira hondo.
Salta desde el viaducto.


Epílogo:

Llegan los servicios de emergencia.
La médico de la ambulancia está triste porque van a suprimir su puesto.
¿Cómo va a seguir pagando la hipoteca?
Peor le va a este tipo, piensa.
Se da por vencida en la reanimación.
Le vuelve a colocar la ropa en su sitio al cadáver.
Sobresale algo de un bolsillo de la camisa.
Es un sobre rojo.
Lo abre.
Reconoce el número.
Han estado repitiéndolo durante todo el día.
Es un milagro navideño.
Esas cosas ocurren constantemente.

miércoles, noviembre 12, 2014

Anuncio poco preciso de examen bastante sorpresa

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Me he comprado un reader nuevo esta tarde y ni siquiera me ha dado tiempo a encenderlo.
A lo mejor no funciona. A lo mejor me han dado la versión de plastiquete que (imagino) tienen de muestra para el escaparate. Eso sí, el trabajo no me va a impedir retaros con un acertijo resbaladizo y absurdo.

La semana que viene va a haber un examen sorpresa en la Academia de Chimpancés. Examen, no control. Cosa seria.
El examen es sorpresa porque en ningún momento de la semana vais a poder adivinar con certeza el día en que se celebrará.
Pensadlo bien.
O pensadlo mal. Tampoco me voy a poner tiquismiquis a estas alturas.

Si alguien se atreve a hacer conjeturas estoy abierto a un diálogo de monos besugos.

O da igual, no lo penséis y haced una redacción libre.
Decid disparates.
O mejor, callaos respetuosamente.

Lo dejo a vuestra pobre criterio.
Haced lo que os salga de los huevos, pero que quede majo.

jueves, noviembre 06, 2014

Truco o trato (la cara de tu retrato)

El jálogüin, esa fiesta de los jóvenes. Como si noviembre fuera un mes a celebrar. Los chavales... ay, disfrazándose de monstruos terroríficos para pedir de casa en casa otro monstruo todavía peor. El azúcar. Ese monstruo les terminará matando. Es una paradoja. Las paradojas serán las que nos maten a nosotros, los que hace apenas unos minutos que hemos dejado de ser jóvenes. Me he afeitado la barba. Bueno, miento, me he afeitado la barba a medias. Digamos que estoy en la fase 1. Me he dejado un bigote de señor. Y de repente se me ha olvidado que tenía pendiente la fase 2. Entonces he ido al baño y he visto mi cara como si no fuera la mía. Vaya un sobresalto. El disfraz. Los monstruos bigotudos que (en el fondo) somos nosotros mismos. El jálogüin. Los modernos dicen jalogüín. Pero con esa conversión en palabra aguda yo no pienso comulgar. Uno todavía tiene principios.



¿Por dónde iba?
Ah sí, por las cosas que dan muchísimo terror.

Puede que lo haya contado alguna vez, pero en un carnaval (los de mi generación nos hemos disfrazado siempre en carnaval y, puntualmente, en bizarras performances de alcoba) yo me disfracé de selectividad.
No es que tuviera un miedo excesivo a ese examen, pero para un estudiante de 1º de COU era algo omnipresente ante el que sólo podíamos reaccionar con más turbación y escarnio.

Yo sé lo que de verdad les da terror a los jóvenes: las matemáticas.
Y dentro de las matemáticas lo que más miedo da son los números vampiros.


(Si al ver la foto no habéis imaginado una carcajada y unos relámpagos... enhorabuena, sois reptilianos sin infancia)

Para que un número se convierta en vampiro tiene que morderle otro número vampiro o, en su defecto, cumplir con estas 4 sencillas reglas:

* Número par de dígitos
* Dos colmillos (dos números con la mitad de dígitos que el vampiro y que multiplicados dan dicho número vampiro)
* Que tengan los mismos dígitos que sus colmillos.
* Los dos colmillos no pueden terminar en cero.

Por ejemplo, el 1435 ¿es vampiro?
Decidlo en voz alta.

Mil cuatrocientos treinta y cinco.
- Por el culo te la hinco.

Hay rimas que también vivirán eternamente y no se reflejan en los espejos.

Veamos:
- El 1435 tiene 4 dígitos. Par y negro. Bien.
- Tiene dos colmillos: 35 x 41 = 1435
- Tienen los mismos dígitos: 1, 3, 4 y 5
- No terminan los dos colmillos en cero.

Ahí lo tenéis. En vuestra ingenuidad le habríais dado la espalda al 1435. Con el doble peligro que eso supone.

Más vampiros de 4 cifras:

1260 = 21 x 60 (¡magia!)
1530 = 30 x 51 (¡diantres!)
2187 = 27 x 81 (¡recórcholis!)
6880 = 80 x 86 (¡copón!)

Se puede rizar el rizo:
Vampiros con los colmillos primos...

117067 = 167 x 701
124483 = 281 x 443
536539 = 563 x 953

Mira tú si le cunde a la gente el tiempo libre.
Y a ti a lo mejor te dura el mismo cuadernillo de sudokus 6 veranos.

El jálogüin, esa fiesta de los jóvenes. Como si noviembre fuera un mes a celebrar. Los chavales... ay, disfrazándose de monstruos terroríficos para pedir de casa en casa otro monstruo todavía peor. El azúcar. Ese monstruo les terminará matando. Es una paradoja. Las paradojas serán las que nos maten a nosotros.

A lo mejor no tendría que haberme echado el cuarto azucarillo en el café.
Voy a ver si me afeito el bigote de una vez. No vaya a tener un esguince o un ataque de apendicitis y tenga que ir así a urgencias.


martes, noviembre 04, 2014

Alimentación y progreso


A menudo recibo cartas de vosotros, pequeños macacos curiosos, con preguntas sobre casi cualquier tema. ¿Quién soy? ¿cómo soy? ¿a qué dedico el tiempo libre?
La mayoría de las veces las cuestiones tienen que ver con mi ciudad, que a pesar de ser el centro del universo es una gran desconocida para el gran público, víctima de los sucesivos sistemas educativos fallidos.

Me preguntáis con gran ingenuidad si a Huesca llega el internet. Venga, pensadlo un rato antes de comer y sacad vuestras propias conclusiones.
También se repite una pregunta: ¿pero en Huesca hay supermercados para ir a comprar y tal?
No es un fenómeno antiguo el de los supermercados. En el medievo todo lo que veis era pequeño comercio, economía de subsistencia y calles gremiales. Con la ilustración la cosa siguió igual pero más cara. La ilustración fue un poco como el euro.

Os dejo con este enlace a un estupendo reportaje del NODO sobre la llegada a Huesca del supermercado, en año 1960.


(Empieza exactamente en el minuto 1:00)