jueves, agosto 07, 2008

El emperador descalzo


A veces el triunfo, aunque sea en el mejor escenario posible y de la forma más admirable posible, tiene un deje quebradizo que lo embellece hasta la emoción. Hace muchos años, TVE programó semanalmente la película oficial de cada una de las Olimpiadas. Había visto las semanas anteriores a Johnny Weismuller, a Jesse Owens, a Paavo Nurmi, todos fascinantes, pero de repente, en los Juegos de Roma, en 1960, casi al final, vi aparecer la figura desgarbada de Abebe Bikila, un atleta etíope que corría en el grupo de cabeza, descalzo.

La noche romana, el recorrido monumental, las antorchas, la gente en las calles, el paso junta al Obelisco de Axum, expoliado por el ejército italiano en Etiopía, todo era mágico. Abebe Bikila fue descolgando a todos sus rivales y llegó en solitario a la meta, camuflando el agotamiento, lleno de orgullo tras los 42,195 Kms.
Oro para el héroe humilde, el atleta descalzo.

Dos vídeos que resumen y enseñan la carrera:
PARTE 1 --- PARTE 2

La semana siguiente avanzamos 4 años, hasta la película oficial de Tokio 64. Y otra vez estaba allí el héroe. Abebe Bikila, el león (con zapatillas esta vez) volvía a correr la maratón. Seis semanas antes había sido operado de apendicitis, grave contratiempo, quedaba por ver también cómo la fama, el éxito, el hito asombroso de Roma, podían afectar a su desempeño.
Con emoción comprobé (para mí eso sucedía entonces, no lo olvidemos) que la estampa era la misma, que incluso las zapatillas blancas le hacían todavía más extraño, y seguía incansable, con la determinación indomable de su estirpe, de los desheredados de la tierra.
Cazó su segundo oro. Nadie ha repetido ni repetirá jamás su gesta.

Una muestra de la dureza de la prueba de Tokio:
AQUÍ

Esta es la historia de un descubrimiento que compartí con el mundo, aunque no fuera de forma contemporánea. El africano descalzo, desconocido, invisible, se convertía en el atleta más prodigioso de todos los tiempos. Fundido en negro. The end.

Sin embargo las historias nunca acaban donde se quiere. En 1969 Bikila sufría un accidente de tráfico que le postraba en una silla de ruedas. Cómo entenderlo. Su cuerpo nunca pudo rendirse y tuvo que seguir luchando contra las secuelas de ese accidente que le derrotaron definitivamente en 1973.
Miles de personas despidieron al símbolo, incluido el emperador Haile Selassie (reconocido como Dios hecho hombre entre el movimiento rastafari). Todos sabían que se marchaba uno de los orgullos del África, el auténtico y eterno emperador.
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6 comentarios:

Pitufa dijo...

es una histora triste no? alcanza la fama y luego muere de la manera mas cruel... sufriendo cuatro años... sin poder hacer lo que el queria: correr... bufff que palo!

la maru dijo...

Mira, cómo eres!, todo el mundo con el prelaurentis en las venas y el día nueve en el estomaguillo y tú contando estas cosas. Ay qué nervios. Ni la noche de Reyes me pone así.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por este artículo y por los del resto de esta semana.

Yo me pierdo los sanlorenzos y las olimpiadas, que me voy a Brasil a hacer capoeira, que ya podría ser olímpico y no la mierda ésa de la doma clásica ;)

HombreRevenido dijo...

Es la historia triste de un semidiós, Pitufa. Siempre lo son.

Maru, cada uno canaliza los nervios como puede. Hablar de ídolos del deporte universal es una forma. Aunque hay otras mejores, creo.

Sucurí, enhorabuena a ti por lo de irte a Brasil. Te echaremos de menos el día 9, y lo sabes.

¿Doma clásica? ¿desde cuando el matrimonio es olímpico?

Anónimo dijo...

Muy buena entrada, pero ¿y qué hay de Remedios Amaya?

Ella también compitió descalza en su disciplina...

Espero con los ojos abiertos.

HombreRevenido dijo...

Nacho, buen símil. Con la diferencia de que Remedios Amaya no ganó, vamos, que perdió estrepitosamente.

Eso sí, después le fue mejor en la vida, todo hay que decirlo. Hasta hoy.