miércoles, abril 05, 2017

Licuefacción


En Nápoles, donde la Corona de Aragón dejó grandes legados como la camorra, el turrón o el Arco d´Aragona, nacieron grandes personajes históricos, como Giordano Bruno, Gian Lorenzo Bernini o Bud Spencer. Nadie más famoso que San Gennaro, decapitado en la última persecución de Roma.

La sangre de San Gennaro se guardó en una pequeña botella (de algún minibar de la época) y allí permanece, solidificada, hasta que en las fechas señaladas, se vuelve líquida, ante las plegarias y el asombro de los presentes. La licuefacción es un gran prodigio, que tiene explicación científica, por supuesto, pero a quién le importa.

Del mismo modo, este bloguero peludo ha permanecido un tiempo apelmazado.
No se puede decir que no haya creado nada en estas semanas. Más bien al contrario. Hemos creado, hemos apostado, hemos perdido el tiempo con gracia, hemos observado, hemos guardado ideas (muchas) en un cajón de futuros posts. Pero, qué demonios, los posts no salían.

Conclusiones: Ya he intentado la publicación regular, temática, y reconozco que obligarme me ayuda a escribir. Pero en cuanto pasé una semana de trabajo fuera de casa perdí el hilo. Descartemos ese método.
Otra conclusión es que podría haber dejado el blog, cerrar la persiana, pero eso tampoco quería, quiero o querré hacerlo.

Por lo tanto, tras un período de solidez e ingenio reseco, me hago líquido de nuevo para contaros que vuelvo. Que se acabaron las secciones y regresa el caos. Que vendré a escribir sin orden ni concierto cuando pueda o se me ocurra algo.

Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus