viernes, julio 31, 2009

Los viernes: CINECLUB - 99 - Yo hice a Roque III


Yo hice a Roque III - 1980 - Director: Mariano Ozores

Reparto:
· Andrés Pajares (Roque III González)
· Fernando Esteso (Federico Castro)
· Antonio Ozores (Paco)
· Mirta Miller

Guión: Mariano Ozores
Música: Gregorio García Segura

Parodias de "Rocky" hay muchas, algunas rodadas con éxito irregular por el propio Silvester Stallone. Pero ninguna se acerca tanto a la brillantez del original como esta cinta acuñada por la trinidad del cine español: Andrés Pajares, Fernando Esteso y Antonio Ozores. Si hubieran nacido en Iowa, Wichita o San Diego, estos tres cómicos sin igual vivirían de las rentas en sus mansiones, habrían formado su propia cadena de restaurantes Izaro Planet y tendrían 2 o 3 golden globes de esos cada uno.

Comedia brillante que se enfunda la vida como un esquijama ajustado. Nacida de tiempos inciertos de crisis económica (tan actual), nos presenta unos personajes en permanente conflicto entre sus deseos y sus posibilidades. Por eso la historia de Roque es un paseo por la vereda de la redención, donde se templa el acero de los héroes. Una historia de amistad, de dolor, de esfuerzo, de fe y engaño, de sueños. Las carcajadas nacen de nuestra identifícación solemne con la ruindad y nobleza (caras de una misma moneda) de sus personajes.

Un guión único (yo no tengo cervicales, soy pobre), música pugilística, gags sembrados y un combate final entre Kid Botija (el campeón nacional Dum Dum Pacheco) y Roque rodado con descarnado brío, un ejercicio de dirección magnífico, de los que ponen de punta los pelos de los huevos.

Ni la estética ni los chistes (mal que nos pese) han pasado de moda. La película perdurará eternamente y será descubierta en la clandestinidad de filmotecas como esta humilde Academia.
El prolífico Mariano Ozores ha dirigido muchas obras malas y alguna muy mala, somos conscientes. Pero no menospreciemos las películas antes de verlas porque podemos encontrarnos tesoros escondidos que, a traición, nos reconcilien con el cine español.

Con unos años mas hubiera podido hacer una carrera...
- ¿en el boxeo?
- no, derecho, arquitectura...

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miércoles, julio 29, 2009

Mujeres que me traumatizaron para siempre - 13 - RIGOBERTA MENCHÚ


La imagen era impactante. Ella, menuda, reservada, tímida y al mismo tiempo fuerte, convencida, sufriente y casi mártir, recibía en Oslo el Premio Nobel de la Paz. Se premiaba su denuncia de la explotación histórica a la que eran sometidos los indígenas (los pobres, se entiende). Pero claro, denunciar eso es sencillo, hasta un mono como yo podría hacerlo. Pero ella era especial, ella valía esa medalla y esa reverencia.

En 1983 (9 años antes del Nobel) se había publicado su autobiografía "Me llamo Rigoberta Menchú", dictada a Elisabet Burgos en París. Allí se contaba cómo ella y su familia habían sido campesinos paupérrimos que trabajaban por una miseria en las plantaciones de los ladinos (descendientes de usurpadores españoles). Careció de escolarización, hasta el punto de aprender el español ya en edad adulta. Relataba cómo su padre, tras una brutal paliza de los señores, encabezó el movimiento campesino. A raíz de esa postura discrepante el hermano de Rigoberta fue apresado, torturado y quemado vivo delante de todo el pueblo, incluida nuestra heroína. Otro de sus hermanos había muerto de hambre, su padre murió también en un asalto a la embajada española, su madre murió secuestrada y torturada por fuerzas gubernamentales y, por suerte, Rigoberta consiguió escapar a México.
La historia era terrible, su aplomo envidiable y el premio merecido, ¿o alguien en su sano juicio podría dudar que era un ejemplo de coraje y de lucha por los derechos de su pueblo?.

El problema, claro, era que la historia no era del todo cierta. Menchú y Burgos se dejaron llevar y "adornaron" un poquito la verdad. Con buen fin ¿eh?.
La familia Menchú no trabajaba para ningún terrateniente ladino. Eran propietarios de 2.800 hectáreas y fue por un conflicto de herencias por lo que al padre le midieron el lomo los hermanos de la madre.
Pero si eran propietarios ¿cómo es que la pequeña e indefensa Rigoberta no tenía estudios? Pues sería porque en el colegio de monjitas en el que estudió no se fijaría mucho. Aunque es poco probable porque las monjitas belgas la recuerdan como "una alumna ejemplar".
Hermanos, lo que se dice hermanos, sólo se le recuerda uno, que ni murió de hambre, ni fue quemado vivo, ni ambas cosas, más que nada porque sigue vivo y coleando.

Las atrocidades de las dictaduras centroamericanas y caribeñas (ha habido y hay muchas, con idearios completamente opuestos) son indefendibles, son repugnantes y son denunciables.
Pero hoy me centro en ella, en Rigoberta, olé sus ovarios y la trola monumental. Ella, menuda, reservada, tímida y al mismo tiempo fuerte, convencida, sufriente y casi mártir, se queda con el Nobel. Santa Rita Rita Rita, lo que se da no se quita.
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martes, julio 28, 2009

Elbarómetro, el unicornio y los siete ninjas

Una anécdota de ciencia, a ver si os gusta porque con el calor y las vacaciones estáis de un rarito...


Un eminente científico es requerido por un colega para mediar en una disputa académica. El colega, profesor de física, iba a suspender a su alumno porque a la pregunta: "¿Cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro?", el insolente estudiante le había respondido: "Lleve el barómetro a la parte más alta del edificio, átelo a una cuerda larga, bájelo con cuidado hasta la calle y vuélvalo a subir; mida la longitud de la cuerda y ésta será la altura del edificio".

El científico, evidentemente, descubre la raíz de la disputa: el alumno ha dado una respuesta correcta, pero no satisface al profesor ya que se desvía de la materia que se evalúa en el examen. Ambos creen tener razón, como pasa casi siempre.
Conduce al alumno al aula de nuevo y le da una última oportunidad. Le concede 6 minutos para responder a la pregunta, eso sí, utilizando esta vez fundamentos de la física. Sin trucos.

A los 5 minutos el alumno no había escrito nada. El eminente científico, que era nada menos que Ernest Rutherford, Premio Nobel de Química en 1908 por sus descubrimientos sobre el nucleo atómico y la radioactividad, empezaba a pensar que estaba perdiendo el tiempo. Se lo recriminó al muchacho, llamado Niels Bohr, que recibiría el Nóbel de física en 1922, aunque entonces, en esa sala, nadie podía imaginárselo.
El joven Bohr le dijo que simplemente estaba decidiendo cuál de todas las soluciones que se le ocurrían era la más digna. Se decidió por la que sigue: "Lleve el barómetro al techo del edificio y colóquelo en el borde de éste: deje caer el barómetro midiendo con un cronómetro cuanto tarda su caída. Luego usando la fórmula 2h=gt2 usted podrá calcular la altura del edificio".

El profesor, satisfecho, dio por fin la respuesta por válida. Rutherford, al marcharse, recordó las dudas del joven y le pudo la curiosidad. Se acercó a él y le preguntó por las otras respuestas que había pensado.
Bohr se las enumeró:
1) En un día soleado tomamos el barómetro, lo medimos, luego medimos la sombra del barómetro y la sombra del edificio. Mediante una sencilla regla de tres obtenemos la altura del edificio.

2) Se va subiendo por las escaleras del edificio, con el barómetro de pie y pegado a la pared. Se coloca el barómetro en el suelo y se hace una marca. Luego se coloca el barómetro encima y se hace otra marca. Así hasta llegar a lo alto del edificio. Se cuentan las marcas, se mide el barómetro y con una sencilla multiplicación obtenemos la altura del edificio.

3) Si se quiere, hay un procedimiento mas sofisticado, se puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

4) Atando el barómetro con una cuerda y descolgándolo desde la azotea como un péndulo se puede calcular la altura midiendo su periodo de precisión.

5) Probablemente la mejor solución sería coger el barómetro, irse direcamente a ver al administrador o al portero del edificio y decirle: le regalo este barómetro si me dice la altura del edificio.

Rutherford, asombrado, le preguntó al alumno si conocía el método convencional, esto es, el cálculo de la altura en función de la diferencia de presión entre dos lugares. Bohr dijo que sí, que conocía esa respuesta, pero sus profesores, con todo el rollo del método científico y los desarrollos matemáticos complejos, le habían llevado a rebelarse. A rebelarse siguiendo sus enseñanzas: descartando lo obvio... es decir, pensando.


La anécdota es fantástica.
Tan fantástica es que es completamente apócrifa. Nunca la contó Rutherford, seguramente se la inventó su enunciador, un brillante divulgador llamado Alexander Calandra.
El caso es que es una historia que merece ser cierta. Y yo aporto mi granito de arena a la leyénda urbana, contándola a mi manera.

Por cierto, el título era simplemente una licencia poética para atraer vuestra atención.
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lunes, julio 27, 2009

Mejor exprimido que deprimido


¡Ya!, ¡lo acabé!.
Me he acabado el blog, por fin. Qué tranquilo me he quedado, la verdad.
Durante todo este finde, en vez de malgastar el tiempo en honestas actividades de mono (dar piruetas, masturbarme, dar piruetas masturbándome, etc...) me ha dado por escribir todo el blog hasta el final, hasta el 12 de diciembre de 2012. Ha sido un empezar y no parar. Así me quito una tarea diaria y lo dejo todo listo y programado. Incluso me he preparado las respuestas a vuestros comentarios, como sois tan originales...

Ahora he decidido comer. Durante las próximas 5 horas voy a ingerir toda la comida que necesito para pasar la semana. Y luego empezaré a trabajar. Mis 40 horas de un tirón, como un señor.
Calculo que a las 12 de la mañana del miércoles ya lo tendré acabado. Me echaré a dormir unas 32 horas. Así, cuando sean las 8 de la tarde del jueves, podré empezar a hacer deporte. Cuando acabe, seguramente de madrugada, veré unas horas de tele. No creo que echen demasiadas cosas, pero así, entre los anuncios y la teletienda, igual me inspiro a la hora de ir abastecerme al hipermercado a primera hora del viernes. Luego iré al baño durante 3 penosas horas. Leeré el correo electrónico, contestaré a todos los SMS y me beberé unas 150 cañas (alguna con limón).

Entonces, sólo entonces, podré afrontar mis vacaciones sin estrés.
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viernes, julio 24, 2009

Los viernes: CINECLUB - 98 - Ciudadano Kane


Citizen Kane - 1941 - Director: Orson Welles

Reparto:
· Orson Welles (Charles Foster Kane)
· Joseph Cotten (Jedediah Leland)
· Everett Sloane (Susan Alexander)
· George Coulouris

Guión: Orson Welles y Herman J. Makiewicz
Fotografía: Gregg Toland
Montaje: Robert Wise

La noche de Halloween de 1938, Orson Welles aterrorizaba al país con su versión radiofónica de "La guerra de los mundos", la novela de H.G.Wells. La idea de hacer un noticiario realista para aportar un punto de vista más cercano y creíble a la historia, hasta el punto de provocar la histeria colectiva, prefigura al genio precoz.
Los estudios RKO se pusieron a disposición de aquel joven de 26 años, deseosos de contar con el siguiente producto de su desbordante talento. No se imaginaban la que se les venía encima. Orson Welles amasaba una ópera prima que, lejos de ser complaciente, señalaba directamente a William Randolph Hearst, el magnate de la prensa sensacionalista, con el consiguiente ruido de sables.

Sin duda, la tumultuosa concepción de la película le añade encanto. Pero al igual que todo ese reconocimiento como "la mejor película de todos los tiempos", nos distrae, nos desenfoca del análisis de la obra en sí.

Asistimos a la muerte de un hombre, Charles Foster Kane. Posteriormente observaremos un cortometraje documental que nos acercará a la vida de ese hombre tan famoso, tan poderoso.
Conoceremos los hechos que han acontecido. Acabaremos topándonos con el conflicto que justifica la película: ¿Quién era Kane en realidad?.

La de Kane es la historia de una ambición sin límites, solemne, shakespeariana, áspera, como el efecto de la acumulación de toneladas de mármol en Xanadú, el éxito sin fin, sin escapatoria.
La de Kane, además, es la historia de cada uno de nosotros que, lo queramos o no, somos "el otro" para el resto del mundo, seres poliédricos que no pueden ser comprendidos, sólo observados fugazmente, sólo detectados en algún desliz, algún rosebud, tormentosamente solos.

Perfección técnica y perfección narrativa al servicio de un guión monumental.
Una película que cambió la forma de hacer cine.
El sueño de todo artista proscrito (Orson Welles nació para serlo). Casi nada.
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jueves, julio 23, 2009

¿Pudo España haber conseguido la hazaña?


Cuando Kennedy comprometió a todo un país en ese desafío de locos que era la conquista del espacio, cuando afirmó que antes de acabar la década de los 60 un norteamericano iría a la luna con sandalias y calcetines y volvería con una ensaimada y un cenicero que tuviera escrito "recuerdo de la luna", no se imaginaba que todo el país se pondría inmediatamente a trabajar en ello.
En fin, ya sabemos que Kennedy no se imaginaba muchas cosas, y así le fue.

Pensaba ayer, aburrido, en lo que hubiera pasado en España si en 1963 alguien hubiese hecho planes a tan largo plazo.

Imagino que hubiéramos estado haciéndonos el remolón hasta 1968, y luego a correr, con encabronamientos y reproches.
Al final nos pillaría el toro, por supuesto.
Tendríamos tres opciones:
1) Reconocer el error y pasar el bochorno bajo tierra.
2) Fingir una retransmisión del evento, rodada por Mariano Ozores, con chavalas por todas partes para distraer la atención
3) Echarle la culpa a otro (por ejemplo, a Portugal).

Yo me quedo con la tercera opción. Creo que es la que nos saldría de forma más natural.

Eso siempre que no hubiéramos optado directamente por la subcontrata.
¿Hay que ir a la luna? Fácil. ¿Cuánto presupuesto tenemos? ¿Un trillón de pesetas? Bien, un poco justo pero a ver qué se puede hacer.
Llegaría 1970 y el ciudadano soberano miraría a la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata (seguramente portuguesa) y les diría: "¿Queréis ir de una puta vez a la luna? ¿queréis trabajar de una maldita vez, zánganos?".

La Agencia Espacial de Comisionistas confió en ellos y así nos lo pagaron, repetirían los libros de historia.
Llamadme nostálgico, pero con Kennedy estas cosas no pasaban.


Eso sí, en descargo de las dudas que nuestra valía científica suscita, he de decir que antes de que "los salvajes 60" acabaran logramos ganar dos veces el festival de Eurovisión.
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miércoles, julio 22, 2009

Extracto de un breve informe confidencial de la NASA (casi verídico)

Razones para desarrollar los viajes interestelares:




1. Se ha acabado el hielo.

Si queréis cubatas ya podéis ir a por más.

Bueno, no pasa nada, algún sitio quedará abierto ¿no?...




(nota aclaratoria: original encontrado casualmente en un libro de recetas y traducido con la ayuda de mis padres)

martes, julio 21, 2009

¿No queríais luna? pues venga, dos tazas


Mientras unos festejan la ida y vuelta del hombre a la luna, otros insisten en que se trató de un tremendo montaje que involucró a miles de personas y engañó a todo el orbe, en una tremenda mentira sin fisuras.

Y a mí me resulta mucho más fastuosa esa mentira que el viaje a la luna. Me parecería mucho más digna de celebración, más difícil, más inconcebible si cabe. Por eso no me la creo, claro.
¿Qué es más fastuoso, lírico, profundo, atractivo y sagrado, el génesis judeo-cristiano del pim-pam-pum creo el mundo en 6 días y luego descanso, o la evolución de las especies con sus fósiles, sus misterios, sus claves ocultas, sus pistas de novela negra, su trama enrevesada?

Queda claro que sobrevaloramos al hombre y subestimamos a Dios.
Por eso viajamos de verdad a la luna y amontonamos milenios de fe miope.
Cosas inútiles ambas, como andar perdiendo el tiempo en los blogs.
Qué os voy a contar ¿verdad?
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lunes, julio 20, 2009

A propósito del polvo lunar


Recuerdo estar en el colegio, en primero de EGB. El profe nos preguntó si el hombre había llegado a la Luna. Por su tono ya imaginábamos que él sabía la respuesta, que era una de esas preguntas que hacen los maestros para involucrarnos a los niños y a los primates en la explicación. Todos dijimos que sí.
Luego nos preguntó si el hombre había llegado a Marte. Claro, por supuesto, respondimos los menos prudentes. Pues no, resulta que no habíamos llegado a Marte. Los equívocos del cine de ciencia ficción eran notables. Apenas habíamos llegado al satélite fluorescente, nada más.

Resulta extraño ¿verdad?. Lo que a los niños de 1969 les supuso un tremendo orgullo, para los niños de 1982 era una obviedad (con la decepción añadida de no haber sabido pasar de allí).

Imaginen un adolescente que conquista a una joven guapa y luminosa después de grandes esfuerzos, después de enormes cálculos e intentos. La convence, la posee, la hace suya (o nuestra) y después mira al cielo estrellado. Millones de luces esperándole, Skywalker en ciernes, territorios inexplorados a los que llevar su sable luminoso.

Bueno, pues ese adolescente, la humanidad, recuerda hoy con nostalgia ese momento cumbre en que se sintió poderoso y libre.
Ese cincuentón se pavonea orgulloso de su hazaña del verano de 1969 sin pensar ni un momento en que lleva 40 años sin follar.
Resulta un poco patético y alguien debería decírselo.


(Eso sin contar que hay gente que todavía piensa que se lo inventó)
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jueves, julio 16, 2009

Los viernes: CINECLUB - 97 - El quinto elemento


The Fifth Element - 1997 - Director: Luc Besson

Reparto:
· Bruce Willis (Korben Dallas)
· Milla Jovovich (Leeloo)
· Gary Oldman (Jean-Baptiste Emanuel Zorg)
· Ian Holm

Guión: Luc Besson y Robert Mark Kamen
Música: Eric Serra
Fotografía: Thierry Arbogast

Primer elemento:
Bruce Willis, menudo elemento.
Vuelve a su eterno papel. ¿Korben Dallas? ¿Pero no es John McClane?
Ahora nos reímos, pero el día en que Bruce Willis la palme, la televisión (si todavía existe) programará esta película y la veremos y suspiraremos con nostalgia y se nos escapará algún comentario compungido en plan "no habrá otro igual".

Segundo elemento:
Luc Besson, delirante, estrafalario, arriesgado (como debe de ser cualquier ensayista del futuro que se precie). Este director tiene algo que es difícil de encontrar: un estilo propio, único, controvertido, pero sin tomarse a sí mismo demasiado en serio. Que aprendan algunos.

Tercer elemento:
El traje de esparadrapo para el imaginario colectivo.
Una tormenta eléctrica, la Jovovich. Perfecta para su papel, Mila (no confundir con Mercedes Milá, que ni siquiera estoy seguro de que pertenezcan a la misma especie).

Cuarto elemento:
El caos.
La sociedad ultrafreak, banal, simploide, anestesiada por los mass-media, es tan imposible que se parece a la nuestra. La imagen, cuidada con sumo detalle, incide en ello. Este futuro se entiende porque permanecen el egoísmo, el sarcasmo, la mugre, y el elemento clave de la colonia humana, la locura y el desorden.

Quinto elemento:
Desconocido.
Eso que consigue hacer de una película denostada por la crítica, una diversión de masas.
Eso que le permitió conseguir un significativo porcentaje de los Oscar de su año (exactamente un 0%).
Eso que hace que unos la pongan verde y otros digamos que no, que verde no, mejor, como diría Ruby Rhod: ¡¡Superverde!!
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Es la horilla


Espuma de cerveza.
Espuma de mar.
La felicidad es como la espuma.

Ahora me han entrado ganas de agitarte un poco.
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miércoles, julio 15, 2009

Domador


En un fin de semana con multitud de citas musicales ineludibles, para todos los públicos y tribus, era necesario un momento para la reflexión.

El viernes, Manolo García deleitó a su incondicionales (únicamente a ellos) en la Plaza de Toros. Ya se sabía comenzada la más valiosa joya festivalera, Pirineos Sur. En círculos concéntricos a Huesconsin (que, como se sabe, es el centro del universo) eclosionaban los conciertos. La duda, el pecado de tantos chimpancés buenos, nos llevaba al desasosiego. Había que hacer algo rápido.

Cuando los modernos van, Yo voy y vuelvo. Lo que lleva a que si los modernos van y vuelven, yo voy, vuelvo, voy y vuelvo. Es decir, acabamos en el mismo sitio. Pero si los modernos van, vuelven y se vuelven a ir, la situación se torna confusa. Sobre todo si el hecho de que voy y vuelvo es una percepción personal, que podría deberse a un equívoco provocado por partir de situaciones iniciales diferentes (consúltense los estudios del Profesor Coco sobre "el aquí" y "el allí").

El caso es que, sobreponiéndonos a las tentaciones migratorias festivaleras, nos reunimos varias manadas de monos en el Cubitos para vislumbrar.
Mi percepción era que estábamos en la cresta de la ola, que este año lo que tocaba era no ir a Sallent o a Manolo García. Aunque a lo mejor eso fue moderno el año pasado y no nos dimos cuenta. Y ya se sabe: todo vuelve, pero nunca tan rápido.

Decía que estábamos a punto de ver a Domador, nosotros, la vanguardia o la retaguardia de la sociedad (según se mire). La incertidumbre que antecede a cualquier concierto se multiplicaba por una razón: había convencido a mis amigos para presenciar el evento y arriesgaba mi reputación, ya de por sí escasa.
Les dije que alguien superlisto les había definido así: Unas letras inteligentes, que van del lamento a la agresividad caótica, de lo luminoso a lo sucio y una capacidad de enhebrar melodías y ambientes hace de Domador una banda a seguir dentro de la música aragonesa.

Ellos dijeron: suena paradigmático e iconoclasta al mismo tiempo.
Ellas dijeron: mmmm... sucio...

He de decir que el concierto no nos defraudó. En un escenario rollingestonesco que ocupaba medio aforo (lo que provoco que 43 bellas jovenes lujuriosas se quedaran fuera o, en plena confusión, se fueran al Twister), el cuarteto de tres hizo honor a su nombre y calmó las exigencias de los entendidos, amansó con su música al incauto, al melómano y al punki, dándonos cariño y aullidos, distorsión y armonía.
Una voz afirma que hacen "pop pánico". Me parece una grandiosa definición. Eso y que "las emociones se sacudían cargadas de electricidad estática, dando volumen a los susurros que siempre se suceden entre las bambalinas del mejor teatro".

Podíais haber venido y no quisisteis. Ahora os jodéis. Si es que no se puede estar a todo, en misa y repicando.
Siempre os quedará el disco nuevo que están a punto de sacar.

En los bises, mis colegas me ayudaron a pedir la canción que me sabía: "Señora Robot".
Dicho y hecho, el duo de tres volvió al escenario a interpretarla, sólo para mí, como cuando hacéis esas cosas por la webcam. Y yo me enternecí. Y aplaudí. Y mudé la piel como las serpientes cuando se reconcilian con el mundo. Mundo que, en este caso, es metáfora de los sábados, de la noche, de la cerveza fría, del buen rollo y del rocanrol animalado.
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martes, julio 14, 2009

Ola de calor


A ver, jovenzuelos, que estais aplatanaos.
No me extraña de todos modos, con este calor volcánico.

Os pido a todos, visitantes e incautos, que hagamos un ejercicio de apoyo mutuo, que nos aportemos, los unos a los otros, los unos sobre los otros.

Premiaremos a la mejor idea para combatir la caloriza veraniega con un suculento premio a elegir de las siguientes opciones:

* Una noche con HombreRevenido

* Una patada en el santo culo de HombreRevenido

* Un soneto dedicado


Empiezo yo con un ejemplo:

¿Cómo soportar la calor?

Metiendo la ropa interior en el congelador y siguiendo un estricto sistema de mudas por relevo.

1 2 3, responda otra vez.
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lunes, julio 13, 2009

Para que luego digáis que no pasa nada


Aviso a navegantes, despistados y bucaneros:

Julián Devás, registrador de la propiedad, muchacho de buena familia, respetado benefactor de la comunidad, veía tanto porno en internet que cuando leyó el cartel del "Congreso eucarístico" entendió "Concurso eyaculatorio".

Confuso, todavía se pregunta qué hace entre rejas, sin fianza posible.


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Remate:
El 12% de las páginas web que existen ofrecen contenidos pornográficos.
Una lástima, porque resulta que nadie los ve.
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viernes, julio 10, 2009

Los viernes: CINECLUB - 96 - Amanece que no es poco


Amanece que no es poco - 1988 - Director: José Luis Cuerda

Reparto:
· José Sazatornil (Cabo Gutiérrez)
· Antonio Resines (Teodoro)
· Luis Ciges (Jimmy)
· Cassen

Guión: José Luis Cuerda
Música: José Nieto

Todas las películas son contingentes, pero ésta es necesaria.
Gran guión de José Luis Cuerda para una de esas comedias de elenco inigualable (o como dice mi padre: "¡están todos!").

Parto con ventaja, me sé todos los gags, tengo el poder de chafarlos, uno a uno, asombraros con fragmentos de diálogos inusitados, anticipar las tramas, las subtramas, las locuras, las ironías. Parece el análisis más fácil del mundo. Sin embargo, aunque os ponga sobre aviso, no os puedo anticipar la peculiar y conseguidísima ambientación de este disparate solemne. Aunque os cuente todas las gracias, no hay spoiler que valga frente a su monumental puesta en escena.
El cine y la sociedad española autoparodiándose de la mejor forma posible, con un humor que no crece por generación espontánea como los hombres en los bancales, sino que hereda una larga tradición de asurdo y surrealismo patrio.

Supongo que me respetarás ¿eh, Teodoro?
- Pero qué guarrada está usted pensando, padre.
- Déjate, déjate. Que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.

El concepto "película de culto" se forjó para estas raras excepciones que uno no puede dejar de ver, que permanecen frescas y actuales como el primer día, como un juguete del que uno nunca se cansa.

De orden, del señor cura, se hace saber, que dios es uno y trino

El mundo sería un lugar mucho mejor si el cura, en vez de conformarse con ser cura, se esforzara en convertir la misa y el alzamiento de hostia en todo un acontecimiento social. A la guardia civil no debe bastarle ocuparse únicamente del orden público, tiene que multiplicarse y no permitir, entre otras cosas, que las parejas, llevadas por el frenesí de lo oscuro, se salten los preliminares. Hay que aprender de los exiliados políticos, que han hecho de su condición un arte, unos días van en bici y otros huelen bien. Qué puede ser más democrático que votar, además del cargo de alcalde, al tonto del pueblo, a la puta, a las adúlteras y a la marimacho (en periodo de prueba).
Los futuros líderes mundiales pasean por las calles del pueblo, nos observan detenidamente.

Hay que hacer las cosas bien, coñe, que no es tan difícil, para que el médico, en nuestro lecho de muerte, pueda decirle a nuestro hijo:
¡Se te está muriendo divinamente, te lo juro! Tenía ganas de que vinieras para poder decírtelo. Puedes estar orgulloso, ¡de verdad!, de los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar.
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jueves, julio 09, 2009

Te noto raro


Dicen que las comparaciones son odiosas. Comparaciones = odiosas (¿por qué no ociosas?, ¿ah, también?). Aquí tenemos uno de esos tópicos absurdos de la modernidad, desenmascarando nuestra tendencia a la simplificación refranera, tan española.
A veces comparar crea conflictos innecesarios, está claro. No necesitamos una frase hecha para darnos cuenta. Los celos, la envidia, entre otros, son efectos secundarios de la comparación. Aunque también lo son el pensamiento, el respeto, la poesía.
Qué cosas, ¿verdad?. Sigo.

Incluso en el cole nos enseñan lo contrario, que si el mínimo común múltiplo, que si el máximo común divisor... ¿no es eso comparar? ¿es eso odioso para los números? A lo mejor, pero no lo es para mí, matemático inalienable. ¡¿Qué sería entonces del sentido común sin estadística?! ¡¿cómo jugaríamos a "encuentra las 7 diferencias"?!
Comparar mola. Medirse las colas, también.

Como no es mi intención (al menos hoy) ser odioso, no haré comparaciones que raspen, como la despiadada guerra de Irak y la angelical y humanitaria de Afganistán. Tampoco compararé el sueldo de Cristiano Ronaldo con los 6 millones de niños que mueren al año por desnutrición (Cristiano, no comas tanto tío). Compararíamos las distintas tramas de corrupción del país, empezando por el canon digital para la SGAE, si no fuera porque los simios bloggers que citamos a Faulkner estamos esperando que nos pongan una paga y conviene no criticar alegremente.

Así que vamos a probar con la literatura. Vamos a comparar "Ulysses" de James Joyce, con "Watchmen" de Alan Moore. ¿Y por qué? Por dos razones de peso. 1) Porque me sale a mí de los santos huevos. 2) Porque lo soñé el otro día. Soñé que comparaba los dos libros y cuando desperté me gustó la idea. Para que luego digan que la resaca no es productiva.
Comparese (si se desea) toda mi introducción al asunto con las diferentes formas de autojustificar los propios sueños o eludir a la justicia.

Diferencias hay muchas, evidentes la mayoría. Por si alguien no lo sabía, en el "Ulysses" no hay dibujos.

Similitudes hay unas cuantas, quién lo iba a decir.
- Ambos libros me impactaron profundamente.
- Ambos asumen un riesgo formal del que salen airosos (lo cual no es fácil).
- Bajo una apariencia caótica, están elaborados al milímetro.
- Marcaron una pauta a imitar, crearon dos arquetipos de la novela que luego han tenido demasiados seguidores ("muchos son los llamados y pocos los elegidos").
- Las dos historias han originado infinitas interpretaciones.
- Crean un salvoconducto de complicidad entre sus respectivos lectores.
- Utilizan un humor agrio que no puede dejar a nadie indiferente.

¿Y la trama?
- Leopold Bloom es el antihéroe por antonomasia, las referencias a la "Odisea" remarcan más todavía esa circunstancia. Y qué otra mitología (además de la griega) más adecuada que la de los superhéroes de los cómics, mitos de los que se sirve "Watchmen" para contar una historia de altas y bajas pasiones (otra coincidencia).
- Encontramos personajes solitarios que buscan darle un sentido a su vida.
- Vivimos universos muy masculinos, pero con un sutil deje de tolerancia y feminismo.
- En ambas novelas aparecen ninjas en el momento del climax narrativo.
- Leopold Bloom es a Ulises, como Rorschach es a Leopold Bloom.
- Stephen Dedalus es a Telémaco, como Laurie Juspeczyk es a Stephen Dedalus.
- Molly Bloom es a Penélope, como Adrian Veidt es a Molly Bloom.
- Y por último esos dos finales, tan crudos, tan diferentes, pero tan brillantes ambos.

Bueno, pues ya.
Me he quedado tranquilo, gracias.
¿Los blogs no servían para esto?
Otro día compararé las necrológicas de El País con el Infierno de Dante. O el videoclip de Thriller con la resurrección de Lázaro.

Si se os ocurre alguna otra cosa que comparar, para bien o para mal, lo dejáis en ese hermoso saco roto que son los comentarios.
No olvidéis pasar a recoger vuestras navajas y puños americanos en el tenderete del hall. Ya podéis salir a delinquir tranquilos. No todo va a ser cultura, diablillos.
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miércoles, julio 08, 2009

Demonios


El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Tratar de ser mejor que uno mismo. Un artista es una criatura impulsada por demonios. No sabe por qué ellos lo escogen y generalmente está demasiado ocupado para preguntárselo. Es completamente amoral en el sentido de que será capaz de robar, tomar prestado, mendigar o despojar a cualquiera y a todo el mundo con tal de realizar la obra.


William Faulkner (1897-1962)
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martes, julio 07, 2009

Animales Acojonantes (41) - LA MEDUSA


En 1987, un humano, el catedrático de biología recreativa de la Universidad de Maryland, Francis Bowler Jr., se dirigió al foro científico de guardia para afirmar solemnemente que la medusa estaba hecha de gelatina de limón. Los diarios locales dieron cobertura a la noticia, llenando de cualquier manera las páginas científicas (cosa que no siempre resultaba sencilla una vez pasado de largo el Cometa Halley). Miles de chavales, ávidos de nuevas experiencias, se lanzaron al mar. Algunos se ahogaron y el resto pasó semanas con tremendos escozores en el paladar, laringe, esófago y estófago.
Los miembros más jóvenes de la comunidad, esperanza y futuro del país, aprendieron una importante lección. Las medusas, por su parte, decidieron que mejor no volver por allí en un tiempo.

Cuento esta historia para que entendamos que sí, que puede ser que las medusas piquen, pero están en una posición tan vulnerable que no se pueden permitir el lujo de no hacerlo.
Y nadie negará que son transparentes en sus intenciones.
Lo que ya no está tan claro son otras contradicciones de la especie. Aunque detesten ser tocadas, se pongan irritables, huyan de las aglomeraciones, no se les ocurre mejor idea que irse a veranear a la playa. Muy oportuno.


Si algo resulta admirable en las medusas es su sistema locomotor. Tienen tentáculos y sin embargo no nadan, prefieren la propulsión a chorro. Para ello utilizan su cavidad gastrovascular, que absorbe y escupe el agua del mar.

Le gusta:
- Picas entre horas
- La sangría fresca
- El oleaje suave

No le gusta:- Los excesos de confianza y el contacto físico
- Los espejos
- Antena 3
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lunes, julio 06, 2009

Sobre Huesca (multirreferencia)


En Huesca se puede caminar de bar en bar, como en el Dublín de James Joyce. Podemos encontrarnos liliputienses y gigantes, sin cambiar de isla ni de perspectiva. Cada crimen es "Twin Peaks", cada ofensa es una película de Charles Bronson, cada romance es "Romeo y Julieta", a los sanchos se les pone cara de quijote.

Todavía en estancada evolución, nuestra Macondo de cemento permanece polvorienta, brutal y agreste como el condado de Yoknapatawa faulkneriano, inaccesible como un castillo kafkiano de fin de semana.
Somos el pueblo vecino hipócrita que se salvó de la destrucción de Sodoma y Gomorra al no llamar la atención.
Somos la vieja Troya cizañera, que cambió el armisticio por el funcionariado. Con escudo y divisa de preadolescente: leal e invicta.

En resumen, un mundo feliz.
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viernes, julio 03, 2009

Los viernes: CINECLUB - 95 - El sueño eterno


The Big Sleep - 1946 - Director: Howard Hawks

Reparto:
· Humphrey Bogart (Philip Marlowe)
· Lauren Bacall (Vivian Rutledge)
· Martha Vickers (Carmen Sternwood)
· John Ridgely

Guión: William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman (adaptando la novela homónima de Raymond Chandler)
Fotografía: Sid Hickox
Música: Max Steiner

Tres guionistas prestigiosos (con uno de los grandes mitos de la literatura del siglo XX a la cabeza) asumieron el reto de adaptar la enrevesada novela de Chandler. El resultado es la esencia pura del cine negro. Hombres complejos, actos simples, consecuencias inesperadas, razones por descubrir. Como en Lost, cada vez que se soluciona una duda se crean tres más. La sensación que nos queda es la de estar presenciando algo más que una metáfora, dirigida por el metódico Hawks, entre el cirujano y el poeta.

Los diálogos llenos de ironía y quiebros a la censura...
Bien, hablando de caballos, antes de apostar me gusta ver cómo arrancan, cómo corren y cómo van en la carrera. Me parece que a usted le gusta arrancar fuerte
- Por mi parte, creo que tiene usted cierta clase, pero no sé adónde puede llegar, ni cuánto puede correr
- Eso depende bastante del jinete.
... son puestos en manos de los sublimes Bogart y Bacall.
El resultado es una de esas películas para ver en un cine antiguo reformado, en pantalla grande, blanco y negro, versión original... y que se nos caiga la baba.

Lo recubre todo esa violencia antigua, ortopédica, descarnada, en la que la gente moría al primer balazo como en la vida real, y sucumbía a la segunda hostia, como en la vida real.
Los detectives clásicos, los duros seductores, no son machos alfa amenazantes. El blanco y negro les resta cualquier atisbo de amenaza actual, como a los galanes de los libros. Así se disfrutan más. Y se aprende.

Fumando sin descanso, bebiendo whiskey por cortesía, nos paseamos por los bajos fondos donde entre el juego ilegal, las drogas, la ninfomanía, la pornografía y la extorsión, como si no fuera suficiente con todo ello, queda un rastro de muerte y mentiras encadenadas que el sabueso Philip Marlowe no puede dejar de seguir.

Bendito mareo y bendito caos.
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jueves, julio 02, 2009

Con temple

Pues sí, aquí estoy, tan ricamente...



nada, viendo un poco todo...



porque entre la pereza extrema...



el despiste...



el cachondeo...



y la autocontemplación...



no se me ocurre nada que escribir...


que tenga un poco de sentido, claro.
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