martes, noviembre 28, 2017

Sonetos ineptos (Episodio 9)

La presente colección de sonetos ineptos, afronta un tema de actualidad: la salud y sus múltiples piruetas contemporáneas.
Son sonetos saludables, también conocidos como "sanetos".
Consúmanse con moderación. Pero una moderación moderada, que todo exceso es excesivo.



          Sonepto XI - Dieta

Dijeron que el futuro es comer sano,
alquimia digestiva que es salud,
para recuperar la juventud,
para lucir bikini este verano.
Te bautizaste al dios vegetariano,
hiciste de la fibra esclavitud,
de contar calorías, tu virtud,
del tránsito fugaz, derecho humano.
Te das omega-3, antioxidantes,
te chifla el té, la chía, la quinoa,
y sufres añorando bogavantes,
como a David Bisbal llora Chenoa.
Te has vuelto intolerante a la lactosa.
Me has vuelto intolerante a ti, latosa.


          Sonepto XII - Atleta

Dijeron que correr está de moda.
Quisiste ir a probar con ilusión,
e igual que en los relatos de abducción,
pasaste de un calzado que incomoda
a abrirte en Decathlón lista de boda.
Pusiste a tono músculo y pulmón
y has hecho tu primera maratón,
tirando de redbull y EPO con soda.
Ni en tus locos delirios de peyote
soñaste en convertirte en Forrest Gump,
en ser correcaminos sin coyote,
posar con mallas fucsia en Instagram.
Parece que nos hemos dado cuenta
de tu crisis brutal de los cuartenta.


          Sonepto XIII - Majareta

Dijeron que la clave es la cabeza
y empezaste de pronto a meditar,
perdido como en el París-Dakar,
persiguiendo aventuras y belleza.
Filosofo oriental, naturaleza,
te sientas en la playa a oír el mar,
amortizas tus clases de sitar,
practicas Bikram-yoga sin flaqueza.
De tono de llamada “Exile” de Enya;
gatitos, poliamor, iconoplasta,
domingos en el rastro, neurastenia,
tatuaje en japonés, gafas de pasta.
La dosis de prozac te da un remanso
y sigues descansando sin descanso.


jueves, noviembre 23, 2017

Sacrotiming


Un profeta asciende en cuerpo y alma a los cielos, con majestuosidad, muy despacio, y los apóstoles lo miran asombrados, en olor de santidad. Y pasan los minutos y el profeta está ya como a 100 metros de alto y ya no se le oye, sólo se ve que sigue subiendo poco a poco, muy poco a poco, y los discípulos empiezan a impacientarse pero tampoco saben qué hacer, si quedarse allí por deferencia o irse a casa. Porque lo importante, la clave en sí del acto, ya ha terminado. Y se quedan por si acaso ¿no?, por si le diera por bajar otra vez en el último momento, para no quedar señalado ¿por qué te fuiste, cagaprisas?

Ese quedarse allí porque no te vas a ir tú solo. Quedarse hasta que todos estén de acuerdo en irse y, mientras sigamos viendo al mesías en un punto diminuto en el cielo, hay que quedarse, qué prisa tienes, esto es importante, coño.

domingo, noviembre 19, 2017

Gracias (leídas)

Abrió el melón anoche Lady Alphonse en Twitter. Preguntaba qué leíamos de pequeños.
Me obligué a hacer memoria y he descubierto algunas cosas.


¿Por dónde empiezo? ¿Por la cartilla?
Ma me mi mo mu. Mi mamá me mima. Aliteración gloriosa, humming vibrante que nunca ha sido valorado como se merece.
Tengo flashes sueltos de la guardería o de mi mamá, en los que estoy aprendiendo a leer.
Lo más curioso del asunto es que no tengo ni un solo recuerdo de "no saber leer", es decir, de querer leer y no poder. Así que en mi memoria yo siempre he leído.
Primero leí cuentos con muchos dibujos y pocas palabras. Aunque, sin ninguna duda, mi lectura preferida de la época eran los carteles y rótulos de la calle.

Cuando los carteles empezaron a hacerse muy previsible me pasé a los tebeos. Zipi y Zape, Don Mickey y, por encima de todos, Mortadelo y Filemón.
Ojo que los libretes con patos, roedores y niños que se hacen amigos de inquietantes bomberos jubilados estaban muy bien, pero no me enganchaban.
Leyendo carteles descifraba el mundo. Con Mortadelo aprendí a leer por pura diversión. Pasé del tebeo de tapa blanda al Súper Humor, una recopilación de gran formato, casi un tomo de enciclopedia, cuyo título de ninguna manera era hiperbólico. Probé algo de Tintín y me empapé de todo (TODO) Asterix.


De vez en cuando leía un libro sin viñetas y me encantaba. Aunque tengo que reconocer que me enamoré de las letras dentro de un bocadillo, merendando otro bocadillo, mientras lloraba de risa retorcido en el suelo del cuarto de estar.

El peldaño más importante que subí fue el siguiente. Cada año pido el Premio Nobel de Literatura para Juan Muñoz Martín, creador de la serie de Fray Perico y su borrico, o la del Pirata Garrapata. No pido el Nobel o el Gran Collar de la Legión de Honor para René Goscinny a causa de su triste y temprana muerte en 1977. Los libros del Pequeño Nicolás también me mataban de risa.


¿Qué significa entonces la risa en la comunicación o en la conexión escritor-lector? Pregunto por preguntar, ya que no sé la respuesta. Con el paso de los años he experimentado miedo real leyendo un libro, he llorado lágrimas muy reales, me he intrigado, sorprendido, asombrado, he conseguido entender asuntos complejos, pero lo primero que hice fue reírme. Seguro que eso ha dejado huella.

Estamos hechos de historias, eso es lo principal. La risa sólo es un elemento, una forma de intimar, un erotismo antes del erotismo.
Ibáñez y similares, Goscinny y similares, Juan Muñoz Martín y similares, son la principal razón de que, por una extraña alquimia, yo a los 16 años estuviera leyendo a Dostoievski, a Borges, a Faulkner o a Joyce.
Y creo que también son responsables de que tantísimos años después siga siendo un apasionado del requiebro, del chiste emboscado, y hoy vuelva pasar la tarde en este blog-suelo-del.cuarto-de-estar al que hacía semanas que no venía.

miércoles, abril 05, 2017

Licuefacción


En Nápoles, donde la Corona de Aragón dejó grandes legados como la camorra, el turrón o el Arco d´Aragona, nacieron grandes personajes históricos, como Giordano Bruno, Gian Lorenzo Bernini o Bud Spencer. Nadie más famoso que San Gennaro, decapitado en la última persecución de Roma.

La sangre de San Gennaro se guardó en una pequeña botella (de algún minibar de la época) y allí permanece, solidificada, hasta que en las fechas señaladas, se vuelve líquida, ante las plegarias y el asombro de los presentes. La licuefacción es un gran prodigio, que tiene explicación científica, por supuesto, pero a quién le importa.

Del mismo modo, este bloguero peludo ha permanecido un tiempo apelmazado.
No se puede decir que no haya creado nada en estas semanas. Más bien al contrario. Hemos creado, hemos apostado, hemos perdido el tiempo con gracia, hemos observado, hemos guardado ideas (muchas) en un cajón de futuros posts. Pero, qué demonios, los posts no salían.

Conclusiones: Ya he intentado la publicación regular, temática, y reconozco que obligarme me ayuda a escribir. Pero en cuanto pasé una semana de trabajo fuera de casa perdí el hilo. Descartemos ese método.
Otra conclusión es que podría haber dejado el blog, cerrar la persiana, pero eso tampoco quería, quiero o querré hacerlo.

Por lo tanto, tras un período de solidez e ingenio reseco, me hago líquido de nuevo para contaros que vuelvo. Que se acabaron las secciones y regresa el caos. Que vendré a escribir sin orden ni concierto cuando pueda o se me ocurra algo.

Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus

miércoles, enero 18, 2017

Regla de oro

La regla de oro de una gran feria internacional de turismo es:

Hazte amigo del que corta jamón.

Lo demás es secundario.

Primer gran objetivo conseguido. Un éxito más del Team Primate.

lunes, enero 16, 2017

Preparativos y postparativos

Quiero escribir y no puedo. ¿El bloqueo del escritor frente a la página en blanco? No, más bien el típico bloqueo de la página en marrón.
Mucho lío, queridos monos. Trabajo a tope.


Menos mal que os dejo con un puzle, cuatro cuadernos de colorear y la colección de VHS de "El hombre y la tierra" y os educáis solitos.

Estaré toda la semana de viaje y vamos a probar a bloguear desde el móvil.

El experimento puede salir bien o mal.
Si sale bien, qué bien ¿no?
Si sale mal, pues mal. Hay un riesgo inherente a la existencia al que no debemos dar la espalda.

Al final somos monos espaciales mirando los preparativos a nuestro alrededor y pensando...


... ¿qué vais a hacer exactamente, cabrones?

jueves, enero 05, 2017

Mono-arquía


De esta foto de Melchor me gusta la idea de que no están lanzando caramelos a los niños, sino que es al revés, están recogiendo los caramelos que les lanzan los niños.
Una cabalgata inversa en la que cada uno de los tres reyes gritan los nombres de los niños a los que van reconociendo a medida que avanza la comitiva.

Bien, digresiones absurdas a parte, ¿qué me vais a regalar?
Si no lo tenéis decidido no comentéiIlus (el blogger se pone la venda antes de la herida).

Yo os he comprado un puzzle:

(si no lo veis bien, decidlo)

No os relajéis. Dormid con un ojo abierto. No sea que los Reyes Magos se tomen en serio mi idea de la cabalgata inversa y en lugar de dejaos regalos os desvalijen la casa.