jueves, octubre 29, 2015

Sonetos ineptos (Episodio 1)


          Sonepto I  -  Introducción

Teniendo ya una audiencia que me aguante,
muy monos (en su estricta polisemia)
unidos frente a tedio e hipoglucemia,
es hora del terrón y el gallifante,
de pagaros en rima consonante
que hayáis puesto los pies en la Academia,
ya sea en la oración o en la blasfemia,
ya sea por gracioso o por laxante.
Fumándonos el bueno y el mal fario,
con visos de bloguera enciclopedia,
estrenamos sección y poemario,
excusa para el quiebro y la comedia.
Porque, queridos simios, recordad
que las cosas que riman son verdad.



          Sonepto II  -  Aclaración

Para el segundo guardo la autocrítica,
que no todo en el blog es "cool" ni es bueno,
ni te hace deshuevarte, ni es obsceno,
ni cumple como epístola ansiolítica,
ni te hace aullar con prosa paleolítica,
ni cose corazones con grafeno,
ni pasa por tu lado, pisa el freno
y te lleva una semana a Terra Mítica.
Mi blog no va a arroparte por las noches.
Mi blog no da propina semanal.
Más vale que te calmes y te abroches,
no esperes, de momento, sexo oral.
Me agarro con las uñas al trapecio.
No se hacen volatines a este precio.

lunes, octubre 26, 2015

La gran evasión


Escribió John Milton (en un folio o lo que tuviera aquel día a mano) que en un mundo de fugitivos, el que transita por el camino correcto parece huir (o algo así, yo no estaba). Y tenía razón. Os voy a contar una historia de mi infancia que os hará estremecer. La valentía de unos muchachos de preescolar que desafiaron al sistema. Nuestro mayo del 68 sucedió en febrero del 82.

Hoy en día, la Guardería del Pilar tiene un centro comercial justo en frente, y un paseo que la une a la ciudad, con acera y todo, pero entonces estaba a pie de carretera; aislada del mundo, como un complejo carcelario de película, Alcatraz mismo.
Ojo, que el sitio en sí no se estaba nada mal. Quitando los días en los que había hígado para comer, la guardería era un lugar estupendo, las monjas tenían la mala leche justa y la paciencia de sobra. Nos dedicábamos a jugar, experimentar con el sexo sin ataduras, dibujar, recortar... lo típico de una guardería.
Y llegó el día de Santa Águeda del año de Naranjito. Esa festividad light rompió el equilibrio homeostático del patio y provocó el motín. Pero me estoy adelantando a los acontecimientos, dejadme que os ponga en situación.

Por alguna extraña regla tácita, el día de Santa Águeda mandaban las mujeres. Menuda novedad, pensaréis. Pues sí, en una guardería de monjas los pantalones los llevaban las mujeres, y sobre todo la Hermana Milagros cuando nos enseñaba las notas musicales mientras hacíamos gimnasia sueca. Además, veníamos todos de un hogar en el que mandaban las madres. Nada hacía presagiar que la convivencia fuera a verse alterada al tomar el timón las niñas. Pero así fue.

Empezaron mangoneando de un modo simbólico, despotismo ilustrado femenino, diciéndonos (como volvería a suceder una década después) a qué querían jugar y cómo.
De pronto vimos cuchicheos con las monitoras (chavalillas en prácticas) y terminaron proponiendo un gran campeonato de soga-tira; chicos contra chicas.
¡Boh!, exclamamos nosotros, a las niñas les ganamos seguro. Aceptamos el reto. Nos organizamos,. Trajeron la cuerda. Mirábamos a las contrincantes. Nos sonreíamos con suficiencia.

La soga-tira fue olímpica en su día. Poca broma.

Lo que pasó después... no sé cómo describirlo... fue... terrible. Las monitoras, veinteañeras enérgicas, con una lógica apabullante a la que asistíamos atónitos, dijeron "nosotras somos chicas" y se unieron al equipo rival.
Fue una masacre. Vi a los niños más valientes de mi generación destrozados. Nuestro Vietnam-1975 fue aquel Afueras de Huesconsin-1982.

Nos ganaron. Pero pero pero... ¡es que las monitoras no podían participar! ¿Que por qué? Pues porque no podían. Porque eran mayores. Porque porque porque... ¿de verdad había que explicarlo?
Era un mal día para hacer entrar en razón al género femenino. Y sus risas escocían como cartuchos de sal. Podíamos habernos convertido en esa masa humillada y pacífica en la que suelen convertirse los ejércitos derrotados, o los novios cuando aguantamos el bolso junto al probador. Pero hirieron nuestro orgullo y saltó la chispa. ¡Rebelión!

Alguien fue a hablar con la Hermana Magdalena para que suspendiera de inmediato los festejos de aquella farsa y ella, en lugar de actuar con firmeza, se descojonó viva. ¿Os han ganado las niñas?, JAJAJA...
Si uno ya no podía confiar en las más altas instancias, si la justicia había sido barrida de la faz de aquel patio de recreo, tocaba actuar.

No sé quién fue el primero que dijo: "¡Pues nos vamos!", pero pronto aquella idea insensata se había extendido como un incendio. Emprendimos el camino hacia la salida.


De X, que era el lugar del desencuentro, nos trasladamos en grupo, ruidosos y amenazantes, hasta el punto Y.
Contábamos con que, al perdernos de vista, a las monjas les entrara el pánico.
Como se comprenderá, éramos niños y estábamos habituados a la guerra psicológica. Pero cuando habían transcurrido unos 10 minutos sin que apareciera la consiguiente mediadora monjil cundió el desconcierto. Hicimos lo que haría cualquiera: enviar una comisión delegada a informar de la gravedad de lo que allí estaba pasando. Esta vez no hubo carcajadas, sólo una firmeza que interpretamos fingida. "Ya vendréis". Volvimos a reagruparnos. Con el paso de los minutos ya no era tan importante qué nos habían hecho en comparación con la necesidad de darles una lección.
Y allí volvió el lema. Donde no llegan la razón ni el valor siempre llega un lema. "¡Nos vamos a Huesca!" coreamos. Y emprendimos el camino hacia la salida. ¿Escapar de uno en uno? imposible. Pero estábamos juntos.


Nos movimos de Y a Z. Alcanzamos la verja de salida. Frente a nosotros, la carretera por la que nos traía el autobús todas las mañanas. Estábamos decididos a escapar por una buena causa, a defender el honor y la justicia, penosamente mancillados.

Como muestra de buena voluntad se planteó mandar de nuevo a la comisión negociadora con las últimas noticias: "Estamos en la puerta". Pero claro, ¿quién le ponía el cascabel al gato? Enfrentarse a la Hermana Magdalena y decirle que representabas a un grupo que estaba a punto de incumplir la mayor de todas las reglas era sinónimo de castigo y, sobre todo, de bronca. Y con 5 años uno ya sabe que la bronca que le cae al primero se va diluyendo y es mucho menor cuando le alcanza al último.
Nadie quiso ser el embajador. Seguíamos en la puerta. Se había roto el único hilo de un posible acuerdo. No había marcha atrás.

Uno muy echao p'alante (yo no, que conste) se acercó a la puerta. Era nuestro explorador. Puso un pie fuera. Volvió a entrar. Volvió a asomarse. Salir 10 segundos era ya un gran desafío. Pero hacía falta un plan para enfilar la carretera y ponerse rumbo a Huesca que, imaginábamos, debía de estar a 2 kilómetros o a 200, daba igual.
Para la guerra psicológica sí. Para coger la gripe, también. Sin embargo, para las estrategias complejas todavía no estábamos dotados. La solución no aparecía y nos conformábamos con mantener nuestra posición de fuerza, gritándonos entre nosotros aquello de "¡Nos vamos a Huesca!", justo en el límite del recinto, sin una sola voz autorizada que viniera a reñirnos.

Recuerdo que llegué a tocar la puerta de salida. Era una verja grande y estaba abierta. Salir... umm, eso ya era otro cantar. Además, incluso si teníamos éxito en la travesía absurda y conseguíamos alcanzar los primeros edificios de la ciudad... ¿luego qué? ¿cómo llegaba cada uno a su casa?
Mandamos a varios espías camuflados a echar un vistazo al patio del que veníamos. Calma total. Las niñas ya estaban entrando para comer por la puerta (c).



La noticia fue un jarro de agua fría. ¿Cómo podían pensar en comer?
Mandamos a tres emisarios a explicar que nosotros no iríamos a comer. De los tres sólo uno regresó.
A medida que el hambre se acrecentaba, el goteo de deserciones fue aumentando. La fe inquebrantable no llenaba el estómago. Si al menos hubiera sido jueves, el día que daban hígado...

Minutos después, estábamos todos en el comedor, en silencio, con el orgullo parcheado, con el convencimiento de que no nos habíamos ido porque no habíamos querido.

jueves, octubre 22, 2015

16, par y negro


Posiblemente, lo único que envidio de los periodistas de prensa escrita, de papel, de ese fósil llamado periódico, es el subidón de escribir justo después. Creo que yo podría hacerlo. Creo que yo puedo hacerlo (incluso tras una cerveza furtiva) y lo voy a demostrar.

Empieza el festival Periferias, joya oscense, reliquia oscena. Una de esas dos o tres cosas que constatan, año a año, que Huesconsin no sólo es el centro del Universo, sino que además lo parece.
Vengo de la sesión amateur de Micronesia, aperitivo de esta maravilla... cuya programación podéis ver en su página web (porque no está reñido ser moderno e innovador con la gestión lógica de los contenidos).

Periferias se articula siempre alrededor de un tema. Este año es Periferias Black. Como os podéis imaginar, y si no lo dicen ellos mismos, "tratará de la negritud, de las raíces africanas en la cultura contemporánea, del groove, de los movimientos sociales de liberación, de la Blaxploitation en el cine, de las fusiones afrocaribeñas, de los ritmos de ida y vuelta, de la revolución de los lofts del free jazz, del colonialismo, del sincretismo, de lo criollo, del mestizaje, del afrofuturismo, de las visiones étnicas, y de la vigencia de lo ancestral".

16ª edición nada menos. Ya sé que vengo eufórico, que hace una noche estupenda en la ciudad, que a los chimpancés nos gusta más un evento cultural que a un político un porcentaje memorizado en la tecla M de la calculadora. Pero tengo que decir que vengáis pronto a Periferias (si no podéis este año pedíos fiesta para el siguiente), veréis el mayor espectáculo del mundo (después de verme salir de la ducha y agitar los pelos como un surtidor sensual).

En anteriores ediciones de Periferias hemos tenido a Sugarhill HangEnrique MorenteTechnotronicFernando Arrabal, The Waterboys o a Chiquito de la Calzada. No es broma. Esto es mayormente la polla con cebolla.

martes, octubre 20, 2015

Días de rugby

Os visualizo durante las tardes de este fin de semana, pegados al televisor, siguiendo el mundial de rugby. ¿Os lo dije o no? Este es un deporte que pone los pelos de punta a los simios como nosotros. Crea una atmósfera imposible de repetir en otro juego.

Ahora bien, no sois los únicos animales a los que les sucede algo parecido.
Os presento a la ardilla rugbier (sciurus pugilis), uno de los mamíferos más asombrosos de la naturaleza:

Miradla bien. Señorial, fiera... es puro rugby.



Tiene el rostro de la determinación...

clic para ampliar

Lucha cada touche como si fuera la última...

clic para ampliar

Es "implacable" en los placajes...

clic para ampliar

Se juega el tipo en cada lance...

clic para ampliar

Siempre concentrada en lo prioritario...

clic para ampliar

Porque la batalla por la supervivencia es dura...

clic para ampliar

Y tanto la paz como el descanso hay que ganárselos.



El sábado y el domingo las semifinales.
Allí os quiero ver.

viernes, octubre 16, 2015

De deporte (porra porrae)



 Traemos muchas cosas hoy, todas prescindibles. Pero no siempre se puede asegurar calidad, en ocasiones hay que hacer posts al peso. En la lonja de temas hemos comprado un surtido deportivo. Ya sé que no es vuestro sabor preferido de blog, no os preocupéis, aunque la cosa empiece mal todavía puede empeorar.

El deporte, ese gran desconocido por todos los profesores de educación física que he tenido en mi vida. A uno de ellos sólo lo veíamos correr de verdad cuando a una chica le daba un tirón o sufría una molestia muscular. Cómo se desplegaba el tío. Ni los cascos azules. ¡Ni la caballería cosaca!
Y dentro del deporte, ay, las noticias deportivas del telediario. ¿Qué tema ese, verdad? 46 minutos de dimes y diretes futbimónguers y luego, con suerte, una frase de despedida polideportiva. Bueno, una frase tal vez sea mucho pedir. Recuerdo una vez que el señor de los deportes puso cara de querer decir "Han comenzado los Juegos Olímpicos de Invierno", pero como había consumido su tiempo hablando del nuevo tatuaje de un futbolista tuvo que decir solamente "Han" y dejar que los espectadores nos imaginamos el resto. Fue emocionante. Periodismo de raza.

¿Por qué existe el/la "de los deportes"? A veces son dos, o incluso más, y es todavía más terrible. Si el rol no exige ningún tipo de preparación específica ¿por qué no da esas noticias el presentador titular? Es como si Blanco, Prats o Piqueras dijeran: para hablar de esta mierda que venga uno sin apego a la vida.
Pero bueno, esto es otra historia.

A lo que voy es que se les nota que odian el deporte. Joder, les da como repelús. Se pueden pegar meses sin hablar de baloncesto (o darle 2 minutos a regañadientes si ganamos el oro en el Eurobasket de los nombres flipantes), eso sí, como una ex-estrella NBA sufra un soponcio en un burdel de Nevada entonces son capaces de abrir con ese titular. Amarillismo viscoso. O lo que ellos mismos denominan "la edad de oro del periodismo deportivo".

Y resulta que la Copa del Mundo de rugby pasa delante de sus narices sin pena ni gloria. Y a mí eso me enerva. Porque el mundial de rugby es un espectáculo formidable, de los que te pone los pelos de punta. Uno de esos eventos en los que, por muy profesionalizado que esté, se respira nobleza y (¡ojo ahí!) deporte.

A ver, se respira deporte en el sentido metafórico. No huele a sudor. La alta definición todavía no llega a tanto.

Excluidos los medios masivos como transmisores del entusiasmo por el acontecimiento, me queda el blog. Pero como ya estáis resabiados y no entráis a nada, tengo que echar mano de mis mejores trucos.

¿Cómo he conseguido sentir el máximo interés por la liga de fútbol? Con la guerra fría del Comunio.
¿Cómo puedo seguir diariamente la NHL? Gracias a la quiniela de tuiteros.

Por eso os he traído a vuestras pantallas una vez más... la porra del Mundial de rugby (2015 Edition).
A esto no vais a poder resistiros. Sois primarios. Sois como yo.

Sé que mi larga ausencia de la blogosfera puede hacer que la convocatoria caiga en saco roto y al final no apueste ni el gato. Estoy dispuesto a correr el riesgo. Uno no seguiría en esto del blog si tuviera la moral quebradiza.

¿El premio?
Elegir el tema de una semana temática o, en su defecto, un premio sustitutivo negociado entre todos.
Además de nuestra admiración eterna, claro.

¿Qué hay que hacer?
Acertar los finalistas.
Por un lado del cuadro tenemos:


El ganador del Sudáfrica - Gales se medirá en semifinales al ganador del Nueva Zelanda - Francia.

Y por el otro lado:


El ganador del Irlanda - Argentina contra el ganador del Australia - Escocia.


Es decir: Un finalista entre: Sudáfrica, Gales, Nueva Zelanda o Francia.
El otro entre Irlanda, Argentina, Australia y Escocia.

Si ya no os pica la curiosidad con una porra absurda sin premio definido... ya no sé qué clase de monos estamos criando.

No se pueden repetir apuestas (alguna ventaja tienen que tener los comentaristas madrugadores). Pero recordad que las sorpresas ocurren en el deporte constantemente. Y si no recordad cuando aquel equipo desconocido le ganó a ese otro equipo famoso... boh, si hasta aquí no ha llegado leyendo nadie. Para qué esforzarme en encontrar un símil con chispa.
Voy a aprovechar vuestra deserción para contaros mi plan de juntaros a todos en el gimnasio y exterminaros con gas sarín.

_______________________________

ACTUALIZACIÓN:

Ya tenemos las semifinales: Sudáfrica - Nueva Zelanda y Argentina - Australia. Los 4 equipos del hemisferio sur.

También tenemos cerradas las apuestas. De momento siguen vivos en la porra los siguientes primates:
* Anónimo: Nueva Zelanda - Australia

* Chico de los tablones: Sudáfrica - Australia

* Hermano E: Nueva Zelanda - Argentina

* Sonia: Sudáfrica - Argentina

El fin de semana se resuelve el enigma.
Que el balón ovalado reparta suerte.


_________________________________

ACTUALIZACIÓN DE LA ACTUALIZACIÓN

Nuestro/a Anónimo/a es el ganador. Derby de Oceanía: Nueva Zelanda - Australia será la gran final del mundial.
La final más esperada y que, además, es inédita en la historia de la Copa del Mundo.

Enhorabuena a los premiados. Tienes toda esta semana próxima para reclamar el premio y elegir tema para una semana temática completa en esta vuestra Academia.

miércoles, octubre 14, 2015

Aquí, sufriendo



Creo que tengo el peor trabajo del mundo. El peor con diferencia.

Empiezo la mañana en el desayuno-buffet de cualquiera de los hoteles de Marbella. Da igual cuál me haya tocado ese día, durante el verano acabaré estando en todos. ¿Haciendo de camarero? No, hombre, no. Llego, saludo, me acercan un café... La consigna es “actúa con naturalidad” y yo lo bordo. Aunque con el tiempo he sumado a mi repertorio una cuantas poses sugerentes.
Me hacen fotos para el catálogo, la web o vaya usted a saber. Me dejan comer ¿eh? Me pongo tibio en el buffet libre porque es mi obligación.
Luego a la piscina. Unas veces la tumbona está fría, otras veces quema. Un sinvivir. Me tengo que poner crema protectora cada dos horas por lo menos. Y si me duermo no te creas que guardan silencio respetuoso, qué va, los fotógrafos siguen a lo suyo. Hasta para nadar tengo que mantener las formas. Nada de tirarme a bomba, ni nadar a estilo perro, ni hacer el tiburón blanco... sólo me permiten la natación fina.

¡Qué ganas de disfrutar por fin de mis vacaciones! Porque el trabajo me va a matar. Salgo de la piscina y ya está la comida preparada. La misma rutina de siempre. A veces me sientan en la mesa con 2 o 3 supermodelos suecas. ¿Y si resulta que no me apetece? ¿Y si ese día no estoy para supermodelos? Pero les da igual, lo que yo piense no importa. La obsesión con las modelos es enfermiza. Si me descuido me las ponen hasta en la cama mientras echo la siesta.
Yo elegí este trabajo y no me queda otra que apechugar. Pero de verdad que hay días en los que lo mandaría todo a freír espárragos. Ya me disculparéis este mosqueo tan tonto, pero es que lo de las modelos en bikini lo llevo fatal.

Luego está lo de ir a la playa por la tarde. Qué os voy a contar que vosotros no sepáis. Las olas me marean, el agua está demasiado salada, la arena se te mete por todas partes... Y venga rubias escandinavas de proporciones perfectas. “¿Le unto la crema protectora por la espalda con mi torso desnudo, señor?” me toca oír. Pero vamos a ver, ¿señor?, ¿de verdad?, ¿tan mayor parezco?
Y las 4 cañas en el chiringuito que no falten. Siempre que tenga suerte y no caiga un mojito o un gintonic multifrutas. Me pagan muy bien porque tengo un don para las fotos. Tú me ves en el dossier de la agencia de viajes y dices: ¡cómo se lo está pasando este cabrón! Todos pican y pagan. Aunque por dentro soy el payaso triste, un currante chamuscado, una hormiguita en el más bajo escalón evolutivo del proletariado.

Por suerte, incluso el infierno tiene su recreo. Hoy es el último día de sufrimiento playero; mañana empiezan mis vacaciones.
Tengo previsto encerrarme en casa, suspender mis hábitos de higiene básicos y jugar 20 horas seguidas al solitario spider.
Cuando empiece a relajarme discutiré muchísimo en los comentarios de las noticias de los medios digitales, inventaré insultos terribles. Siempre con las persianas bajadas, para que nadie pueda verme cocer en mi propio jugo dentro de un chándal de tactel. Solos, por fin, mi lince disecado y yo.
Seré feliz encerrado durante 15 maravillosos días.

Vivo con la mente puesta constantemente en mis vacaciones. Siempre he sido un soñador.




Esta ha sido mi colaboración en el especial Vacaciones del Cuaderno del Yeti,
Podéis verlo y descargarlo en este LINKAZO


martes, octubre 13, 2015

Volver a revolver


Suena un clic y ya estoy de vuelta. Diría (para hacerme el guay) que es algo más complejo. Que venir al blog forma parte de un ritual que se entrelaza con la vida y que... nada nada, es un chasquido de necesidad. Clic. Voy. Se hace tarde. Mira, no, si me llama el blog yo siempre voy.

Está la Academia un poco destartalada. Mejor. Han crecido los matojos, está todo polvoriento y carcomido. Mucho mejor. Ahora es cuando estamos en el escenario perfecto para el aprendizaje. Por las escaleras con todos los peldaños sabrá subir cualquier humano, incluso un lagarto mañoso. Con los peldaños rotos sólo sabremos trepar los simios.


El sistema es el mismo de siempre. Trazaremos unos planes magníficos y luego los incumpliremos. Improvisaremos de una forma metódica, estajanovistas de la chorrada a volapié.
Puedes renegar de tu familia (está feo, pero se puede). Puedes renegar de tu patria, cambiar de apellido, de chándal... pero queridos monos pulgosos, no puedes renegar de tu ADN.


Esto no pretende ser un manifiesto, porque ya hicimos un manifiesto hace 9 años y pico.

Porque cuando la gente de Huesconsin se entera de que yo soy HombreRevenido siempre mascullan lo mismo: "¿este? ¿este gilipollas?"
Y ese activo vale oro puro.

Moriremos siendo felices en la Academia de Chimpancés (y en más sitios, si todo sale bien).
Barro un poco, paso un trapo y la fregona, le doy una mano de pintura, loctite y purpurina, y, ya si eso, mañana reapertura.