martes, diciembre 13, 2016

Pintamonas

El post nace de un tuit de Javier Ochagavía en el refulge esta noticia de 1963:

(clic para ampliar)

Si los monos actúan en el cine y tripulan naves espaciales, ¿por qué no pueden trabajar de camareros en un restaurante? 
En los años 60 todavía existía este prejuicio infundado respecto a nosotros los primates.

A raíz de este feliz hallazgo, otro tuitero de postím, Materlín, ponía en contexto la noticia con el llamado "efecto Congo".

Congo fue un chimpancé que nació en 1954 en el zoo de Londres.
Desmond Morris (el humano del que Congo se ocupaba) le dio a nuestro hermano peludo un lápiz y se puso muy contento al ver que lo utilizaba sobre un papel. A veces los humanos son enternecedoramente simples.


Al final, Congo se convirtió en una celebridad y apareció en la BBC. Ya había evolucionado del lápiz a los pinceles y era un "impresionista lírico abstracto".


Diréis, menuda novedad, chimpancés artistas. Si al menos fuera un orangután...
Pues amigos, también los orangutanes le pegan al óleo.
Y no lo esnifan solamente, también son capaces de obras magistrales como esta... este... bueno, esto.


Es del orangután Baka, del zoo de Cheyenne Mountain (Colorado, USA).
A mí me gusta.

Alguno diréis, eso lo pinto yo con la chorra.
En efecto, otro homínido, conocido como Pricasso ha desarrollado dicha técnica hasta alcanzar una maestría nunca vista.


 Pricasso (nombre artístico del australiano Tim Patch) usa su pincel favorito sin pudor. Porque todos los simios, sin excepción, sentimos las inclinaciones artísticas. Ya sea de forma autodidacta o académica, no descansamos hasta dejar nuestra huella en el mundo.

Huella pictórica, se entiende.


4 comentarios:

Speedygirl dijo...

Puffffffffffffffffffffffffffffff! Me faltan las palabras para lo último. ¡Qué horror!

HombreRevenido dijo...

Speedygirl, ¡no le pongas límites a la expresión artística!
Jajaja, deja a la peña que se exprese a su manera.

sonia dijo...

Ay qué risas más buenas,simio...

HombreRevenido dijo...

Sonia, arte y humor de la mano. Esa es la visión de un mundo ideal para el chimpancé promedio.