viernes, diciembre 10, 2010

La delgada línea roja


Un asunto jodido este del doping. Mientras el periodismo revolotea sobre lo que realmente le interesa del asunto, el chisme, no estaría de más llegar un poco más lejos.

Recuerdo un caso en mi ciudad. En un determinado bar de mala muerte se pasaba droga. Habría que decir, más bien, que llevaban muchos lustros haciéndolo, no era ninguna novedad. Un día, por la tarde, con el local cerrado, se preparaba la mercancía para la venta. Y entro la policía por la puerta que se habían dejado entreabierta y les detuvo. ¿Cómo puede alguien confiarse tanto y dejarse atrapar así?. La respuesta no es difícil, si lo has hecho siempre y todo el mundo lo sabe... ¿para qué preouparse?.

Veo casos como el de Paquillo y el de Marta Domínguez y, sin conocer a fondo el asunto, me resulta extraño que guarden tranquilamente en casa las sustancias que les pueden hundir. No me entra en la cabeza. Nadie se confía tanto si no piensa que realmente la impunidad está garantizada.
La presunción de inocencia está siempre por encima de todo, pero claro, si el doctor Eufemiano Fuentes era el médico de Marta... poca esperanza me queda. ¿Cómo es posible que tras la Operación Puerto alguien quisiera seguir trabajando con ese médico?. Pues porque sus métodos funcionaban, y porque nadie percibía que realmente hubiera un riesgo de ser cazado.

No quiero hacer un post eterno sobre mi postura al respecto, bastarán una serie de dudas que me atormentan:

- ¿Puede ser más oportuno este show mediático que ahora, coincidiendo con decretos, alarmas, medidas económicas, confidencias, filtraciones o la absolución de Arnaldo Otegui?.

- ¿Cuánta gente sabía lo que pasaba? ¿y cuánta gente lo toleraba?

Me he encontrado con este artículo alucinante que escribió Juan Mora en 1985, donde se habla de los nuevos métodos del atletismo español, de la mano de un joven y prométedor médico, Eufemiano Fuentes. Proyecto encargado por la federación a un joven directivo, catedrático de bioquímica, llamado José María Odriozola. Sí, el mismo que 5 años después se convertiría en Presidente de la Real Federación Española de Atletismo, hasta hoy (va para 22 años).
Casualidades de la vida, ¿verdad?.

- Todos entendemos que futbolistas como Casillas, Xavi, o en su momento Butragueño o Guardiola (que recordemos, dio positivo en un control, aunque luego fue absuelto por el tribunal de arbitraje) no necesitan tomar nada raro, que por su trayectoria y constitución estarían fuera de toda sospecha. Pero ¿qué pasaría si en una de estas tramas apareciera el nombre de un extremo portugués hiperfibrado o el de un pequeño delantero argentino cuya aceleración bordea los límites de lo humano? ¿se los llevarían por delante?
Que quede claro que no creo que haya doping sistemático en el fútbol, pero si lo hubiera no tengo ninguna duda de que se taparía.

- ¿Cómo puede ser que un ciclista pase 30 controles al año, algunos de sangre a las 6 de la mañana, o que un tenista tenga que estar localizable los 365 días del año, y sin embargo un jugador de la NBA pueda pasar los 4 meses de entrenamiento veraniego con barra libre de todo?

Este es, quizás, el debate serio. Nadie duda del ejemplo para la juventud que son los grandes cracks de la NBA, y nunca los veremos salir repudiados por la puerta de atrás de un juzgado. ¿Por qué? porque se ha buscado un término medio: control médico y cierta permisividad. Normas claras y, sobre todo, realistas.

Si un político puede automedicarse, enfarloparse o lo que le dé la gana, ¿qué tendrá que reprocharle después a alguien que trata de obtener un ligero incremento de su rendimiento deportivo?.
Aunque claro, hay un agravio ante el que no se mete nada. Ante quien, precisamente por no doparse, no mejora su marca las 23 centésimas necesarias y se queda fuera del plan de becas a los deportistas de élite. Es una afrenta al juego limpio.
Lo dicho, es un asunto muy jodido, nuestro culto al éxito y nuestra hipocresía son una mezcla muy peligrosa.


Que conste, a modo de reflexión final, que cuando entramos de lleno en entornos de profesionalismo y se mueve tanto dinero la tentación puede ser muy fuerte. Comprendo que alguien se juegue su salud y su reputación por un gran contrato.
El problema es que este entramado lo acaba contaminando todo. En la Operación Grial, el pseudo-doctor Walter Virú vendía EPO, CERA y otros tratamientos a cicloturistas. ¡A cicloturistas!. Es increíble, es la cultura de la impunidad, del todo vale.
Yo, decididamente, no entiendo casi nada.
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5 comentarios:

Toño dijo...

Buah... que tema tan jodido...

Lo primero, a mí me pasa lo mismo, no entiendo nada.

Curioso es, que algunas sustancias están prohibidas en unos deportes y en otros no, ¿por qué?, en unos países (o competiciones) y en otros no, ¿por que?, sustancias permitidas hace 10 añoss y ahora no, ¿por que?, complicado...

Cuando los intereses económicos están por medio, ¿podemos hablar de deporte?

En fin, muy complicado...

Espartaco dijo...

¿Y si separamos deporte y espectáculo? ¿Y si el deporte deja de ser negocio y prestigio para un país y vuelve a ser amateur?

¿Cuándo nos daremos cuenta que el cuerpo humano tiene limitaciones que no es posible superar sin ayudas?

HombreRevenido dijo...

Toño, así es la cosa. La pasta manda y la pasta quiere medallas y records.

Y además se embarulla todo, los laboratorios inventan nuevos métodos, nuevas sustancias, y sin embargo un ciclista no puede tomarse una aspirina. Es todo desproporcionado y demasiado oscuro.

Espartaco, lo increíble es que existe doping incluso en el deporte amateur. Quizás es la competitividad excesiva, que lo contamina todo.

Imagino que los límites del cuerpo humano se pueden superar con paciencia y evolución genética. Pero el espectáculo no quiere esperar 100 o 500 años, claro. Quiere records ya. Muy triste.

Nana dijo...

Muy interesante su post, profe. Estoy bastante de acuerdo con sus apreciaciones.

HombreRevenido dijo...

Nana, me parece que todos estamos bastante perplejos con este asunto. Habrá que esperar acontecimientos.