martes, octubre 30, 2012

Mitosis

Todas las historias contemporáneas estaban presentes ya en la mitología clásica.
La mente humana siempre acaba volviendo a los mitos, del mismo modo que el obstinado salmón remonta el río.
Pero sin agua.
Y sin corriente, claro.
Sin río, sin peces, sin huevas, sin saltos y sin todo lo demás.
Parecido pero igual.
Similarmente diferente.

La Odisea, por ejemplo, es un viaje que contiene nuestra peripecia vital, nuestro propio regreso a Ítaca, recorriendo el mundo entero para acabar encontrándonos a nosotros mismos. El Ulises de Homero prefigura el de Joyce. La Penélope del poema marino anticipa la de Serrat o la de los autos locos (según la opinión del experto grecolatino al que consultemos).

Ulises 31... y luego os quejáis de Loca Academia de Policía 7.

No sé qué tienen los personajes mitológicos que nos atraen tanto. Yo creo que les ponen droga o algo. Una leve pátina de drogaína aplicada con una pequeña brocha, una capa adictiva, un glaseado épico. Pasadle la lengua por encima a una de esas estatuas renacentistas y lo notaréis. Si la gente os mira mal es su problema. Estamos hablando de arte, decídselo a la policía cultural que venga a apresaros.

La mitología es la partícula oral de la que estamos hechos, la mitosis de las células que, como espejos infinitesimales, nos reflejan. Y aquí es donde empieza el razonamiento fino, una lírica muy fuerte, lo anterior era sólo una mera introducción prosaica al alcance de cualquiera.

Alquiláis “Pretty woman” en el videoclub y sólo sois capaces de compararla con Cenicienta, oh pobres iletrados, cuando resulta que Cenicienta nunca fue prostituta (que se sepa).
Si leéis el Assalami Chungi, el antiquísimo libro Tibetano de los cuentos comerciales, encontraréis la historia de una cortesana que es contratada casi sin querer por un brahmán de sienes plateadas y extensa hacienda. Al final se descubre que ambos tenían buen corazón y se enamoran. La escena en la que el brahmán duda si intercambiarla por 40 cabras no está en el guión definitivo de Hollywood. Y es una lástima porque funciona como excelente dilema final.

La prostitución a veces puede molar bastante.

La historia del dios que se entrega a la muerte en el Gólgota para el perdón de toda la humanidad contiene, escena por escena, las mismas tribulaciones que el Skurbutti Frskrdlinggytfhttyk de las sagas mitológicas escandinavas. Excepto que, en estas, el redentor es azotado varias veces con un pescado y en lugar de un ladrón bueno y otro malo, a su lado son ajusticiados dos ladrones regulares.

Jesús con sombrero mexicano predicando que es mucho mejor escribir con letra grande

Incluso la leyenda urbana de la niña, el perro, Ricky Martin y la mermelada, no es nueva, ya se contaba en las antiquísimas mitologías del África negra.
Pero en lugar de perro eran hormigas carnívoras y en vez de Ricky Martin era Chayanne.

Chayanne aprueba este blog.

Todo está en esos personajes simbólicos, letras de un alfabeto atávico sobre el que se construyen nuestras creencias, nuestros miedos y nuestros anhelos.

8 comentarios:

Mara dijo...

Me chifla la mitología... Me encanta... (Y de la película Troya ni me pronuncio, porque me pierdo!!!)

Anónimo dijo...

My friend, parece que la drogaina esa te la has untado tú por la cara... ¿Tal vez pensabas que era Nivea? Tras arrasar, cual Atila, tanto mito (hasta sacando fotos y todo para nuestra verguenza), no se me ocurre otra explicación.
P.D. ¿Donde compras la Nivea? Anda, dínoslo...

pazzos dijo...

Su dominio del islandés antiguo es casi tan torpe como el de Borges:

Como todo el mundo sabe Frskrdlïnggytfhttyk lleva diéresis sobre la i, mi querido aprendiz de analfabeto. Con esos errores de ortografía luego se extrañará de que no se le entienda...

HombreRevenido dijo...

Mara, la mitología es una cosa y la peli "Troya" es otra diferente. Que sé por dónde vas.
Las historias nos modelan, desde que el simio es simio.

Anónimo/a, la única droga que ha sido consumida para la elaboración de este post es el chinchón seco. La perdición de tantos hombres buenos...

Pazzos, la torpeza de Borges estaba acaso justificada por su ceguera. Yo no tengo excusa.

Las sagas nórdicas son, una vez más, mi perdición. Yo siempre quise ser pagano y nórdico. Pero soy un católico peludo y moreno. No puedo ir contra mi naturaleza.

ro dijo...

Cada día que te leo te noto más profundo. Con Ulises volando por las galaxias me has llegado al alma. A mis alumnos les doy una chapa bestial con lo de que cualquier cosa, cualquier situación que puedan imaginar ya está en la mitología. Me miran flipaos. Algunos por motivo de las drogas, y otros asombrados de su propia ignorancia. Les hablo de Edipo y abren los ojos como platos, les digo que Ulises salió de casa como quien va a por tabaco y tardó veinte años en volver. Les pongo ejemplos de cualquier historia y por un oído les entra y por otro les sale. Predicar en el desierto. No sé. Se perderá la mito,oiga con las nuevas generaciones???

Estoy pesimista. Lo siento. Un mal día.

Peter dijo...

Esas sagas nórdicas tienen nombre de sofá del Ikea o de volcán jode vuelos.

El chayanne este no es un coche todoterreno que llevan los constructores del pelotazo y los chinos?

Espartaco dijo...

¿Qué es Skurbutti Frskrdlinggytfhttyk? ¿Está bien escrito? El dios de los internautas (google)nos dice que no figura en ningún panteón

HombreRevenido dijo...

Ro, soy más cóncavo que profundo.
Lo mejor de olvidar todas las historias de la mitología es que podrán volver a ocurrírseles a las futuras generaciones. Y se creerán que han descubierto América. Animalicos...

Peter, a ese coche me estoy refiriendo. Parece un mazacote pero cómo se cimbrea...

Espartaco, ¿insinúas que hay una conspiración googleiana para silenciar la comprometedora historia de Skurbutti?
Qué cabrones.