domingo, julio 25, 2010

El sueño de Resines - 5 - Sabe usted cómo acabó... ALLY McBEAL


Antes de Internet las series se veían sólo por televisión, ¿os lo podéis creer?. Eso exigía a los guionistas un plan para que, a pesar de los avances argumentales, pudieras perderte un capítulo sin perder el hilo ni tener que empollarte lo sucedido en la TeleIndiscreta.
Veo difícil que alguien en sus cabales decida descargarse ahora las 5 temporadas de "Ally McBeal" para verlas enloquecidamente. Igual de difícil era, a finales de los 90, resistirse a ver los capítulos. Dosificada, en prime-time, después de un duro día en la jungla universitaria (¿y esas risas?), Ally McBeal era encantadora.

¿Cómo acabó la peripecia de esta abogada? ¿Lo recuerda alguien?. ¿Nadie levanta la mano? ¿qué es lo que os da vergüenza, admitir que no sabéis el final o reconocer que la veíais?.
Pues Ally era una joven abogada (Calista Flockhart) que ejercía en un bufete (jijiji) de Boston. Al final los juicios son una excusa para mostrarnos las personalidades encontradas de sus compañeros (secundarios brillantes como Richard, Nelle o Bizcochito), el baño unisex y las cómicas urgencias sentimentales, casi biológicas, de la prota.
Los tronchantes efectos especiales le daban todavía más empaque, era un buen producto, os pongáis como os pongáis.

Duró 5 temporadas porque, claro, la gente se acaba cansando, el mundo evoluciona y las tramas decaen.
La gran ocurrencia de la quinta temporada fue añadir a una hija sorpresa de Ally McBeal que aparece crecidita, recién llegada de Nueva York, con 10 años, en la puerta de su casa y grita: ¡¡Mami!!.
Observen, miembros del jurado, que la madre no sabía nada. Y vosotras, agudas lectoras, sabréis bien (seáis o no madres) que Ally se hubiera enterado de ese parto. Los guionistas del pasado se habían atrevido a usar este truco con hombres que descubren un hijo de pronto, pero lo de hacerlo con una mujer fue tremendo.
La McBeal se hace los test de paternidad maternidad y ¡zas! da positivo. En 2000 años no se había visto nada igual.
Al final, os tranquilizo, fue un óvulo suyo perdido en alguna parte. Niñas, un consejo os doy, andaros con ojo con los óvulos, no los dejéis por ahí.

La niña, Maddie, será la desencadenante del punto y final de la serie. Le diagnostican una crisis nerviosa y Ally McBeal, que ya es socia del bufete (jijiji), decide dimitir, dar un paso atrás en su carrera para ocuparse de su hija sorpresa, trasladarse con ella a Nueva York para que recupere la vida que dejó atrás. Loable y drástico.
Se despide de todos sus compis en el bar de abajo (celebrando la boda de Richard) y allí canta Vonda Shepard y canta Barry White y canta todo el mundo. Es un capítulo final divertido, emocionante y al mismo tiempo va decreciendo de intensidad en un difuminado sutil... hasta la nada absoluta de la que partimos.
Así era la televisión de antes. Sin pretensiones ni malentendidos.
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4 comentarios:

Nana dijo...

Profe, se ha olvidado de Elaine, la secretaria casquivana, y de la Lucy Liu [no recuerdo cómo se llamaba en la serie]. Elaine era mi favorita, sin duda alguna, junto con Bizcochito. Yo la veía y, al menos las dos primeras [y puede que la tercera] temporadas me parecen estupendas.

HombreRevenido dijo...

No te falta razón, Nana. Elaine era grande; contradictoria, como todos nosotros.

Estaba cantado que las últimas temporadas tenían que degenerar. Creo que las echaron en Cuatro o Fox. Se había agotado el filón.

El guardian del Faro dijo...

Pues yo me acuerdo del muñequito aquel que se le aparecía para ¿atormentarla?.....

No llegué a ver como acababa, pero era una serie que me gustaba.

;)

HombreRevenido dijo...

Era el dancing-baby, sí, un clásico. Luego añadieron otros compañeros de alucinaciones, cada uno con su significado.

Yo también le perdí la pista a la serie, Guardián del Faro, por eso me picaba la curiosidad con el final.