martes, junio 14, 2011

Acercamientos

¡¡A besarse, hostia!!


Para que luego digan que la política soviética era fría. Eso es pasión. Me imagino a Zapatero visitando a Obama, tocándose el pelo, pensando ¿me lanzo o no me lanzo?. Y Obama le coge de la mano. Ahí tienes la señal, leonés ebúrneo, líder carismático de la patria, ese café con leche está a punto. Besos que son alianzas de civilizaciones. Besos machos. Besos entre hombres poderosos. Sarkozy y Durao Barroso. Blatter y Platini. Rajoy y Rita Barberá. Besos fuertes de abrir el corazón y cerrar esfínteres. Besos que sellan acuerdos.

El beso de Brezhnev, Secretario General del Partido Comunista y Monarca del Soviet Supremo, a ese pastor alemán oriental de Honecker, a ese señor en blanco y negro. La política debería ser eso. Rencillas y reconciliaciones. Amores reñidos. Pero no es siempre así.

De la guerra fría me traslado a Bierge, un pequeño municipio de Huesca, en la Sierra de Guara, bello entorno natural de paisaje agreste y aire puro.
Las elecciones del 22M fueron toda una fiesta de la democracia, transcurrieron sin incidentes reseñables, se vivieron dentro de un clima de normalidad... bueno, añadid el tópico que os apetezca.
Lo jodido llegó luego, en el recuento.
El partido colorado: 68 votos.
El partido azulete: 68 votos.
¿Y ahora qué?

¿Sabíais vosotros cómo se resolvían estas situaciones? Yo hubiera jurado que en un artículo de la constitución (el 47 o el 48) decía algo de peleas a navaja con los ojos vendados, pero no, la solución se escenificó en la Junta Electoral de Zona, en Barbastro. Allí, una secretaria del juzgado lanzó una moneda al aire. Salió cara. "Bien, vale", le dijeron, "ahora espera a que hayamos elegido cada uno ¿o qué?". Y volvió a volar la moneda, con ella la suerte y el gobierno del municipio en cuestión.

Lo explican bien aquí. Incluso podéis verle la cara a la "mano inocente" y el brazo de un señor misterioso en una esquina con un reloj rojo. Extravagancias de funcionarios acomodados. Ya sabéis cómo es la aristocracia.

A ver, ¿cómo de grande es la silla de alcalde en Bierge?. Si es una silla plegable de estas malas, no. Pero si es una silla normal, joder, ¿no caben dos personas allí sentadas? ¿no puede aposentar media nalga cada uno de los candidatos?. Bicefalia. Siameses por la voluntad de las urnas. Podrían incluso vestirse igual.
Creo que vivimos en un régimen que opta siempre por lo fácil. Una moneda al aire. Así nos va, tirando el dinero.

Yo abogo por otra política. Por nuestro propio telón de acero, de sincero cariño inoxidable.
Lo que la voluntad del pueblo ha unido, que no lo separe la Junta Electoral.
Yo hubiera preferido un beso. Para que la política (como decía Gila del fútbol) acabe siendo empate, amor de hombres y respeto de madres.
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4 comentarios:

Peter dijo...

Yo hubiera optado por dar 2 años de gobierno a cada uno . Qué mejor opción para comparar al final.

PD - Hay un hallamos en el post que debería ser hayamos

HombreRevenido dijo...

Mejor un mes cada uno, Peter. Así se puede ir comparando sobre la marcha.

Acabo de corregir compungido ese "hallamos". Mi mente se ha propuesto acabar conmigo. Gracias por avisar.

Jorge Luis dijo...

Y que pierda el asiento el primero que se separe del beso. Lo que viene siendo un juego de las sillas de toda la vida pero para adultos demócratas.

Es una buena forma de tenerlos ocupados mientras la gente va hablando sus problemas en la plaza...

HombreRevenido dijo...

A lo mejor esa es la solución, Jorge Luis. Decirles a los concejales: ¡hala, todos alcaldes!. Darles a todos un cetro, una corona y un despachazo. Cortarles el teléfono y que fantaseen durante 4 años.

Y ya si eso que gobierne de verdad alguien que sepa.