domingo, septiembre 14, 2008

Pereza (1)

Hijo mío, eres como tu padre; no sabes hacer nada por ti mismo, decía la madre, de natural bondadoso y compungido.

Y él que no, que no y que no. Que al principio ser Mesías le parecía una cosa medio guay, pero ahora, pensándolo bien, como en casa en ningún lado, que Jerusalén está muy lejos y carpinteros, mamá, carpinteros van a hacer falta siempre.
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4 comentarios:

Ana Boyero dijo...

Yo lo tengo medio enfilao, me he pasado la siesta con los ojos cerrados y la cabeza pensando en mi historia.

Me ha gustado tu cuento, especialmente la manera de contarlo.

HombreRevenido dijo...

Ana, la siesta es la actividad perfecta para inspirarse acerca de la "pereza".
No quiero pensar qué harás para otros pecados.

Mi cuento es un poco blasfemo, y no me salva del infierno ni el estilo desenfadado.

Anónimo dijo...

Bravo :-)

HombreRevenido dijo...

Gracias, Ana Chévere.
Se hace lo que se puede.